'A casa de mis abuelos'

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Y te hundes sin darte cuenta, casi parece que todos se ponen de acuerdo para darte caras de lástima y decirte que las cosas mejoran.

Nunca les pregunté si las cosas iban a mejorar.

Por mucho que insistían sobre mi estado mental, dormir estaba siendo mi primera opción en todo.

Bajé las estúpidas escaleras con cuidado, de tanto tiempo que pasaba dormido, mis piernas pesaban mucho más de lo habitual, el poco deporte que antes hacía, ahora se resumía en levantarme de la cama y buscar estupideces en internet para distraerme, después volver a la cama, levantarme para darme un baño, y salir sin que en la casa se dieran cuenta de eso.

—Lleva más de un mes en ese estado, señora —al escucharle hablar, me detuve. 

Muy pocas veces dejaban ingresar a personas desconocidas a nuestra residencial. Por un momento creí que se trababa de mi tonta hermana, quien ahora hacía el esfuerzo por acercarse a mí, y recuperar nuestra relación inexistente de hermanos.

—Te he dado dinero para que busques ayuda —respondió mi madre, no escondiendo su gran desinterés —. No puedo hacer nada por ti, ni por tu hijo.

La mujer iba vestida de manera extravagante, con unas gafas de sol algo dañadas, como una auténtica ridícula.

Me reí sin hacer ruido y disimulé caminando en dirección al sofá.

—Sabe que mi hijo se encuentra así por culpa de esta familia —la mujer ahora usaba un tono de voz diferente, como si tuviera el poder en sus manos, y conociendo a mis padres, ninguno de los dos se iba a dejar, mucho menos mi madre —. A veces ni habla y pocas veces se levanta para ir al instituto, todo esto no estuviera pasando si su hijo no hubiera muerto en su espalda. Su familia podrá tener todo el dinero del mundo, ¿Y no esperaba hacerse responsable de esta situación que su hijo muerto provocó?

Volví a quedarme estático en el lugar, pero ahora ya no estaba riendo.

—A los noticieros les gustaría saber la verdad detrás de la muerte de su hijo, señora —cada palabra que salía de su boca era más asquerosa que la anterior.

¿Ese chico solo había fingido ser amigo de mi hermano por interés? ¿Era eso? Toda su idiotez y el amor que decía tenerle, ¿eso también era mentira? ¿Era un puto show sin sentido y ahora que mi hermano no estaba se aprovechaba de la situación?

—Vete —hablé —. Vete de mi casa ahora mismo —, esa fue la primera vez que mi madre me dirigió toda su atención —. Sabes... en mi familia, puedo hacer cualquier cosa y estoy seguro de que mis lindos papis van a ocultarlo, todo para que no salga a la alta sociedad —realicé una pausa —. Eso implica matar personas, detallitos, ya sabes.

Estaba loco de la cabeza, y con todo eso, matar a otro individuo, era una situación en la cual no pensaba involucrarme. Sin embargo, logré asustar a la mujer, lo supe por la cara de espanto que ella puso.

Pero no fue suficiente, porque mi madre también estaba asustada, y no precisamente por mí.

Ella firmó un cheque con rapidez, extendió su mano para llegar a ella y se lo dio, para después hacerle gestos a que saliera.

—¿Qué mierdas ha sido eso?

—No me hables así, Royce.

—Ah, ¿y como desea usted que le hable, querida madre? —mi tono de voz le importó una mierda.

—Arreglaré las cosas con ella, guardará silencio,

—¿De qué tendría que guardar silencio, madre? Mi hermano no le hizo nada a nadie y esa vieja idiota tampoco parece preocuparse por su hijo, tú más que nadie debería saber como se mira una madre que solo lleva el nombre y no la responsabilidad.

Su cara se enrojeció, volvió a levantarme la mano, pero ya no era el pequeño niño que se ponía de rodillas ante ella, dudaba que quedara algún rastro de ese niño en mí.

Nunca me guardé nada realmente, pero tampoco lo dije. Siempre me mantuve en un punto medio: diciendo exactamente lo necesario para convivir con ellos en esa casa.

Y sentí la necesidad de explotar.

—Mi padre te ha sido infiel —hablé —. Muchas más veces de las que puedo contar con todos los dedos de mi mano —poco a poco, su mano fue apuñándose, ahora cerca de su pierna —. Golpeabas a mi hermana, después a mi hermano, y me golpeaste a mí. Personas miserables como tú, hacen miserable a las personas que los rodean.

—No te atrevas.

—No me importas. ¿Por qué se supone que yo te tendría respeto? Tú nunca me trataste con la mínima decencia humana, ni siquiera hiciste el maldito intento de relacionarte conmigo —y no esperaba que lo hiciera —. ¿Ahora le pagas a una vieja para que no hable? Respeta la memoria de mi hermano, porque podré no decirte nada por tu manera de tratarme, pero no dejaré que te limpies el trasero con su nombre.

—Te pago un psicólogo para evitar esta clase de escenas, Royce.

—Felicidades, tu hermoso psicólogo me hizo ver que eras una persona tóxica, manipuladora y no necesito tirar por la borda mi vida por complacer a ninguno de estos idiotas que vivan en esta casa.

—Tienes 15 años, no sabes ni lavarte bien. ¿Qué harás sin nosotros?

—Irme a vivir a donde mis abuelos —sonreí —. Puedes inventar una excusa con tus amigas de la alta sociedad, decirles que ando por un internado o que sé yo, seguro a ninguna de ellas les importa. Después de todo, son tus amigas, si, mismas que se follan a tu esposo mientras tú no estas.

Mi cara ardió y no me quedó tiempo de reaccionar, su cachetada fue lo último que necesitaba para tomar el celular y llamar a mis abuelos.

No me quedaría en ese lugar, no ahora que pensaba en tener alternativas.

...

Tuve mucho miedo, ¿sabes? Miedo a todos, miedo a todo, pero mucho más miedo a mi mismo. Al saber que yo podía destruirme con mucha facilidad.

No me culpes, por eso decidí salir de casa.

 En donde mis abuelos, no sentía tu aroma y no podía a ir a tomar largas siestas a tu cuarto... sin todo eso... seguía siendo un lugar mucho mejor para mí y todos mis pensamientos agotadores. 

La Historia De Royce (✔️)Where stories live. Discover now