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El taxi de Lucas y sus amigos llega al aeropuerto media hora antes de lo necesario, todo porque el mariscal estaba aterrado ante la idea de llegar tarde por cualquier situación, así que obligó a todos a estar listos mucho antes de lo requerido. No les queda otra opción más que sentarse en la sala de espera cada quien ocupado en sus propios asuntos. Mateo lee una novela romántica sobre hombres lobo homosexuales que resumió durante el camino en el taxi, aunque nadie se lo pidió. Seth juega en su celular, con los auriculares en los oídos. Sam sigue mensajeándose con esa porrista misteriosa de la que Lucas no sabe nada porque su amigo desviaba el tema cada vez que intentaba preguntar. Cosa injusta considerando lo involucrados que están todos en la situación entre él y Tyler. Lucas por su parte no deja de mover la pierna sacudiéndola de arriba abajo mientras se muerde la parte interna de los labios. Volar siempre tiene ese efecto en él. Dentro del avión, Lucas se acomoda en su lugar junto a Sam, se coloca los audífonos con música relajante e intenta pensar en algo diferente durante todo el vuelo, con los ojos cerrados.
Cuando por fin llegan al aeropuerto, el mariscal está aliviado de que sigan vivos. Se conducen por la salida hacia donde debería de estar la camioneta que los llevará al siguiente evento, el paseo del salón de la fama.

- ¿Ese es Rivera? -Lucas se gira siguiendo la mirada de Seth y descubre que en efecto, el 46 y sus dos amigos están saliendo también de un avión.

- ¿Qué diablos? -murmura el mariscal. Sabía que el defensivo iba a asistir al evento, estaba en su agenda conjunta, pero ahí no decía nada sobre ir juntos.

-Ah, ¿olvidé decírtelo? -Navarro se vuelve a Mateo, el chico habla despreocupadamente- conseguí el número de Charlie para enviarle tu fotografía hace unos meses y ambos estuvimos de acuerdo que era mejor si viajábamos todos juntos hoy.

- ¿Hiciste qué? -pregunta Lucas, sin poder creerlo. Sam a su lado ahoga una risa. Tyler lo ve por fin y luce tan aturdido como él hasta que Charlie le dice algo al oído sin dejar de sonreír y el 46 parece jurar una amenaza.

-¡Ey! ¡Llegaron justo a tiempo! - saluda Charlie. Detrás de él, Rivera luce apenado y Luke, molesto.

-La camioneta está afuera- dice Mateo.

-Vamos entonces, no hay que llegar tarde.

Charlie sale primero, después Mateo, Seth y Samuel riéndose disimuladamente y luego Luke que solo saluda a Lucas moviendo la cabeza. Tyler se acerca al mariscal, rascándose la parte trasera de la cabeza.

-No sabía nada de esto, te lo juro.

-Somos dos- dice el mariscal y comienzan a caminar- ni siquiera sabía que eran amigos.

-Yo tampoco, todo es muy...-ambos se detienen junto a la camioneta. Adentro, Mateo está recostado a lo largo del asiento trasero, delante están Luke y Charlie, después Sam y Seth, lo que solo deja el siguiente asiento para ellos dos. Todos los jugadores ya están usando audífonos-...raro. ¿Qué...?

-No se tú, pero yo siento que fuimos emboscados.

-Sí, creo que sí.

Tyler sonríe de lado y deja que se suba primero junto a la ventana. El 46 se sienta a su lado y pronto la camioneta ya se mueve hacia el estadio donde se llevará a cabo el evento. Nadie habla en el camino y Lucas puede sentir como todas las miradas están sobre ellos dos, lo que hace que sus nervios empeoren y se vuelva casi imposible dejar de mover la pierna. Recibe un mensaje de texto y, cuando saca su celular, el defensivo le extiende una bolsa de gomitas. Navarro la toma, confundido porque el mensaje de texto es del 46. Claro, todos están escuchándolos, seguramente.

"Estás haciéndolo otra vez"

Navarro lo mira a medias y acepta los dulces que coloca en su regazo. Ni siquiera era consiente de que seguía mordiéndose los labios.

Tiempo FueraWhere stories live. Discover now