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Tyler se recarga en la barra con torpeza, a punto de caerse sobre su costado. Tal vez eso es lo que necesita, un buen golpe de realidad para comprobar que no está soñando y que todo eso está pasando de verdad. Su mente es un caos total, una combinación de emociones y pensamientos que se arremolinan como un tornado destruyendo todo a su paso y solo puede escuchar el nombre de Lucas una y otra vez. Sus ojos pasan a la ventana frente a él y bajan de nuevo al mensaje de Charlie.

"Yo también soy Team RiveraNavarro.
No había visto una división así desde la ridícula película de vampiros!"

Debajo de su afirmación, hay una fotografía del estadio en donde un grupo de fanáticos sostienen un enorme cartel donde puede leer Team RiveraNavarro. Un escalofrío le recorre la espina dorsal. ¿De dónde salió tanto amor de pronto por ellos? ¿Dónde estaba ese maldito apoyo hace un par de años atrás?
Probablemente debería de hablar con Lucas, pero ni siquiera sabría que decirle o cómo lo está tomando el mariscal. A juzgar por los jerseys que usan los fanáticos, deduce que esa fotografía es del último partido de los acereros. Él no pudo verlo porque estaba jugando al mismo tiempo en una ciudad diferente.

Tyler mira el mensaje una y otra vez. Eso es una clara forma de distraer a Navarro de su partido, así que ni siquiera debería de estar tan contento como lo está ahora. Lucas probablemente no se siente igual, en especial si ese cartel estuvo frente a Samuel. No puede imaginarse como se sentiría su pareja actual ante un acto como ese. Piensa que debería llamarlo para aclararle que él no tuvo nada que ver, que está más que feliz por su relación con el ala cerrada y que les desea lo mejor.
No, la simple idea de pensar en decir eso hace que su estómago desaparezca de su cuerpo.

No ha decidido qué hacer aún cuando llaman a su puerta. Aturdido, camina hacia el sonido pensando que seguramente será Luke, aunque su amigo no ha tocado desde hace años porque ahora tiene llaves. Abre la puerta antes de poder asimilar esa información y la imagen que tiene frente a él hace que toda la felicidad anterior se desvanezca en menos de un segundo.

- ¿Papá?

El señor Rivera esboza lo que parece ser el intento de una sonrisa. Los años no han sido buenos con él, al parecer. Noches de desvelo y estrés han marcado su rostro y se ve mucho más delgado de lo que él lo recuerda. Es más como la sombra del hombre que intentó quitarle la homosexualidades a golpes.

-Hola, Tyler. Cuánto tiempo. ¿Puedo pasar? -pregunta asomándose hacia adentro, como si quisiera comprobar que no hay nadie.

El defensivo asiente y se hace a un lado dejándole el camino libre. No había notado lo fuerte que sujetaba el teléfono hasta que se le entumieron los dedos, por lo que afloja el agarre mientras cierra la puerta. Deja el teléfono sobre la encimera de la cocina y se detiene ahí para mirar a su padre. El señor Rivera está en medio de la sala mirando alrededor como si fuera la primera vez que ve el departamento. Tyler observa su ropa, luce vieja y gastada, con manchas que no se pueden quitar tan fácilmente. Quiere preguntarle qué demonios hace ahí. No ha sabido nada de él en años y lo último que escuchó fue un grito de "malditos maricones de mierda"

-Parece que te está yendo muy bien esta temporada.- Tyler se encoge de hombros y asiente. No está seguro de a dónde quiere llegar con eso. -incluso aunque Lucas regresó. Debes de estar muy feliz ¿No?

Y el repudio en su voz es suficiente.

- ¿Qué haces aquí? -cuestiona cruzándose de brazos- ¿Qué diablos haces aquí?

- ¿No puedo ver a mi hijo? Tu madre se quedó con todo, hasta con mis hijos.

-Tú eres quien me dio la espalda. ¿De pronto tienes amnesia? Puedo recordártelo, no tengo ningún problema para menciona todo lo que dijiste esa última vez.

Tiempo FueraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora