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El primer partido de la pre temporada llega regalándole a Lucas una mañana llena de nauseas y dificultad para respirar. Situación bastante ilógica si considera el hecho de que él no va a jugar. Según Tomson, quieren guardarlo como una sorpresa exclusiva para la temporada regular. Bueno será sorprendente cuando falle la mitad de los pases presa de los nervios y la ansiedad. No se lo dijo, por su puesto, hará todo lo posible por no fallar, pero las estadísticas no están de su lado.

Así que está en la parte superior del estadio en un área reservada, en compañía del dueño del equipo que se dedica a presumirlo al mundo entero como si se tratara de una figura coleccionable. Y Lucas pasa casi dos horas saludando a personas que no conoce, con una sonrisa incómoda en el rostro, limpiándose las palmas de las manos en el dorso de su pantalón constantemente.

La emoción llega después, cuando el estado comienza a llenarse de fanáticos con jerseys de sus equipos, de personas con pancartas animando a sus jugadores favoritos. Casi se pega al cristal cuando los equipos salen al campo, animando a la multitud a hacer ruido y todo se siente familiar. Siente envidia de los que están abajo jugando, absorbiendo toda la energía de los fanáticos que gritan y animan a los jugadores.

Una cámara lo enfoca y Navarro no hace más que sonreír y saludar con torpeza. Se siente reconfortado al escuchar gritos de emoción cuando su rostro aparece en las pantallas superiores del campo.
El partido comienza, los acereros enfrentándose a las panteras. Lucas sigue, maravillado, el flujo del partido prestando poca atención a las conversaciones que los empresarios quieren tener con él hasta que estos se rinden y lo dejan mirar el partido. Navarro vuelve a ser entonces ese niño emocionado que miraba el Super Bowl pegado al televisor, con una playera mal cosida. En la espalda, pintado con plumón negro se leía: "Navarro 17" Donna estaba furiosa cuando lo descubrió porque había arruinado el uniforme escolar. A Lucas no le importó demasiado. Le pidió perdón después, haciéndole hotcakes crudos del centro.

Lucas analiza las jugadas, toma decisiones para si mismo sin saber si habrían funcionado porque su mariscal suplente hace lo contrario. No ha tenido oportunidad de acercase a él en especial porque la única vez que trató de saludarlo, el chico le dijo que se fuera al diablo. Navarro entendía su enojo, antes de que él llegara, ese chico era el mariscal principal y ahora se conformaba con ser el secundario. Lucas estaría furioso también, pero no era su culpa. Él estaba muy bien en su pequeño departamento lejos de todo esto. Debería de estar enojado con Nico por haberlo llamado.

En el medio tiempo, pasa lo que Lucas había temido tanto. Uno de los empresarios, un hombre que pasaba los cincuenta años, con cabello negro excesivamente pintado para cubrirle las canas y una panza que resaltaba en su camisa azul, se acerca a él. Tiene un vaso de wiskey en la mano izquierda y un puro en la derecha. Su aliento es una combinación de alcohol con tabaco que podría enfermar incluso al amante más grande de aquellas dos sustancias. Dicho aliento golpea el rostro de Lucas, cuando le habla demasiado cerca para el gusto del mariscal.

-Es un gusto verte de nuevo, hijo. Espero que hayas retomado el buen camino, como nuestro señor manda.

Oh, vaya. Quizá Lucas debería de quedarse callado. No es nadie importante, solo un hombre de dinero que no tiene consideración por nadie a demás de él. Podría sonreír, incómodo y decir algo como "Claro, jaja" Pero, si hay algo que Lucas detesta con toda el alma es la homofobia. Es que la homofobia le ha jodido la vida desde que él lo recuerda, desde que salió del clóset con sus compañeros de clase, orgulloso de si mismo y solo recibió burlas y acoso a partir de ese momento.
Y si hay algo que detesta todavía más que la homofobia, es a los falsos cristianos hipócritas que se creen con el derecho de señalarlo y menospreciarlo por el simple hecho de amar a otro hombre, cuando ellos son mucho peores. Quizá por eso permite que su enojo hable por él, con una sonrisa enorme.

Tiempo FueraWhere stories live. Discover now