Tercera Parte

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Lucas despierta de golpe cuando la música suena demasiado alta y la luz alumbra su habitación. Aterrado, con los ojos entrecerrados debido al cambio repentino de iluminación y con Dino ladrándole a quien sea que está caminando, mira como su puerta se abre y lo entiende de inmediato. Carlos, Samuel, Seth y Mateo entran por ella, con una bocina cantando una canción de feliz cumpleaños, una ridícula cantidad de globos y un pastel que parece ser de chocolate.

- ¡Feliz cumpleaños, Lulu! -Navarro gruñe y los maldice antes de cubrirse el rostro con las cobijas. Ellos se ríen y después la música cesa. - Ah, no. ¡Arriba, hormiguita!

Carlos le quita las cobijas dejándolo totalmente expuesto. Su cabello es una maraña alborotada, sus ojos siguen semi cerrados y su pijama de los Minions no es precisamente lo que se podría catalogar como el mejor outfit para encontrarse con sus amigos. Y todos piensan lo mismo, por las expresiones en su rostro. Mateo saca su celular y le toma una fotografía.

- ¡Ey!

- ¿Crees que pueda venderla después? -le pregunta el chico a Samuel, mostrándole a pantalla.

-Es...sí, quizá. Rivera definitivamente la compraría.

- ¿Cómo diablos entraron a mi departamento? -cuestiona cuando por fin ha logrado despertar del todo y se talla los ojos.

-Lulu, Lulu- Carlos intenta acomodarle el cabello- ¿A caso no me conoces? No hay nada imposible.

-Son las seis treinta- protesta el mariscal y le enseña la pantalla de su celular- ¡Las seis malditas treinta de la mañana, Carlos!

-Y es evidente a que no eres una persona mañanera. Como sea, tenemos un itinerario que seguir así que prepárate. ¡Rápido, vamos!

Carlos lo obliga a salir de la cama y prácticamente lo empuja hacia el baño. Lucas vuelve a maldecir, lo único que valoraría de verdad en su cumpleaños es poder dormir hasta la maldita hora que se le dé la gana. Es su culpa, lo sabe. Nunca debió hacer que Samuel y Carlos se conocieran porque son igual de raros y locos y ahora él tiene que pagar las consecuencias. Se arrepiente por eso.

- ¡Vamos, Lulu! ¡No tenemos todo el día!

- ¡Vete al diablo! -responde y después escucha sus risas estridentes- Malditos idiotas- murmura por lo bajo.

Toma una ducha, se viste con la ropa que Carlos eligió para él porque no tiene la menor idea de lo que están planeando y se toma un momento para mirar su celular. Hay mensajes de felicitaciones de pocas personas. La verdad es que Lucas nunca ha sido tan bueno socializando, pero no es algo que le moleste. Tiene cuatro maravillosos amigos que están esperándolo en la sala y eso parece ser suficiente. Marley le envía un mensaje largo y promete llamarlo esa noche.

- ¿A dónde vamos? -pregunta el mariscal aún con esa actitud de niño emberrinchado y se recarga contra la puerta del automóvil.

-Es una sorpresa, Lucas. ¿Sabes lo que son las sorpresas? -Seth se asoma del otro lado del asiento para verlo porque el cuerpo de Mateo en medio de ellos sirve como bloqueo.

- ¿Crees que Rivera pagaría por esto? -cuestiona Mateo y le enseña al mariscal la fotografía que tomó. Lucas gime bajo, se ve terrible.

-Por favor, borra eso.

- ¿Por qué? Creo que te ves muy lindo- dice mirando la foto, ladeando la cabeza- Quizá así Rivera se volvería a enamorar de ti y volverían a estar juntos y yo volvería a creer en el amor.

Todos los demás dentro del auto lo miran preguntando '¿qué diablos?' pero Mateo está más preocupado respondiendo algunos mensajes.

-Bien, eso fue...raro- admite Samuel por lo bajo y enciende el auto.

Tiempo FueraWhere stories live. Discover now