Nuestro momento.

609 37 7
                                    


# Jade

La mirada de Luca sobre mi cuerpo en ese momento me dejó temblando. Ni siquiera me miró a los ojos, quitó la mano de mi hermano de su brazo, y en su lugar se la estrechó a modo de pacto. Después se marchó allí, sin un misero beso, un hasta luego, un abrazo... nada.

- No tenías porqué haber hecho eso - dije furiosa mirando a mi hermano a los ojos fijamente.

¿Cuándo iba a dejar el tema de la comida en paz?

Me fui de su lado sin decir nada más. Jacob nunca me siguió.

No se lo dije a nadie, pero no almorcé. Quería estar perfecta con el uniforme de animadora, no podía permitir que se me marcase un solo gramo de grasa. Estaba ansiosa por hacer las nuevas coreografías de la temporada. Estaba ilusionada por ver la reacción de Luca cuando me viera. Estaba entusiasmada por sentir lo mucho que le gustaba ante todo el instituto.

Por eso mismo, salí pitando haciendo caso omiso a las risas de papá desde su despacho... podía imaginarlo a través de las paredes sentado en su silla ante su amplio escritorio de madera, coqueteando con su secretaría al teléfono. Mientras tanto, mamá se reía de lo que el chófer le decía, como si fuera lo más gracioso del mundo.

¿Porqué seguían viviendo juntos si no se querrían? ¿Porqué compartían cama si los dos estaban enamorados de personas completamente ajenas a ellos?

- Eh, a dónde vas- escuché al sentir un apretón en el brazo que me frenó el paso.

Ni siquiera era una pregunta. Sabía perfectamente a dónde iba, llevaba un vestido pegado con convers y mi mochila con todas las cosas para cambiarme en el partido.

- Sabes perfectamente que voy al partido, Jacob.

- No has comido.

- Sí que he comido Jacob, déjame de una vez en paz -le dije soltándome de golpe de su agarre para salir de casa ante la mirada atónita de mamá.

No sé qué le sorprendía tanto, si era el hecho de que sus hijos peleasen ante sus ojos, lo cual era de lo más raro en nuestra familia, o que le hubiésemos pillado ambos de infraganti con su amante. Bueno, más bien que la hubiese pillado yo, porque Jacob no iba a aceptar aquello nunca.

Sea cual fuere el motivo, no podía importarme menos lo que estuviera pasando por la mente de mi madre en ese momento. Necesitaba llegar a tiempo al partido.

- ¡Que sepas Jade, que porque andes como una loca no vas a adelgazar más!

Cerré los ojos fuertemente antes de respirar y seguir andando hacia la universidad. No tardaría tanto en llegar, me daría tiempo a todo. El único contratiempo era la voz de mi hermano resonando en mi cabeza.

"No vas a adelgazar más"

"No vas a adelgazar más"

"No vas a adelgazar más"

"No vas a adelgazar más"

"No vas a adelgazar más"

- ¡Jade! ¡Jade corre vamos! ¡Nos estamos maquillando! - me gritó Kim con una sonrisa en cuanto me vio llegar de lo más acalorada.

- Voy, voy.

Tomé su mano y me empezó a guiar hasta los vestidores que empezaban a llenarse de gente. Pronto llegaría Luca también, y quería verlo antes de que saliera al campo. Darle un beso, desearle suerte.

- ¿Tienes que ducharte?

- Sí - dije soltando las cosas antes de desnudarme ante ella para meterme en las duchas.

Estábamos acostumbradas a esto.

- Jad...

Me di la vuelta de inmediato cuando vi su cara de horror al ver mi cuerpo desnudo. Se había quedado sin habla.

- ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Me ves muy gorda? ¿Es eso? ¿Estoy gorda?

- Jade tus costillas...

Me tape con una toalla rápidamente y me fui corriendo hacia las duchas. Estaba a punto de llorar de nuevo. No quería pasar por esto. Kim no debería haber visto nada. Seguro que no se esperaba que alguien como yo tuviera un cuerpo tan feo como el mío debajo de la ropa.

- Jad... - escuché susurrar a Kim al otro lado de la ducha.

Abrí el grifo y me metí debajo del agua esperando que no hablase. No quería siquiera escuchar lo que me tenía que decir. Estaba horrorizada. No había más.

- Perdón por reaccionar así, no me esperaba...

Ella no pudo hablar, y yo no fui capaz de abrir la boca ni un segundo más porque sabía que si lo hacía me pondría a llorar.

- Kim, te necesito para trenzar el pelo a un jugador.

Gracias Dios por poner a quien quieras que hayas puesto en la puerta de ese baño.

- Ya, ¿puede esperar un segundo?

- Es urgente.

Oí suspirar a mi amiga con resignación, y acto seguido salió por la puerta tal y como entró.
Enseguida dejé caer mi cuerpo sobre mis piernas y me arrodillé mientras las lágrimas caían por mis mejillas sin hacer el mínimo ruido. Ni siquiera sabía de qué forma estaba llorando.

Sal de ahí, ya está bien. Tenemos un partido que animar.

Fue todo lo que me dije. Y también fue todo lo que me hizo falta para ponerme en pie, salir de la ducha, peinarme, secarme, pintarme y plancharme el pelo. En ropa interior, rodeada de adolescentes que miraban con envidia mi cuerpo.

Todas quieren ser tu, y no es de extrañar.

Me puse el uniforme y gloss en los labios antes de lanzar un beso al espejo.

- Me recuerdas a Megan Fox en "El cuerpo de Jennifer" - me dijo una chica de otro curso mientras se arreglaba a mi lado.

Yo me observé haciendo caso a sus palabras. Era cierto que en ese momento me encontraba mucho más que bonita.

- ¿Sabes en lo que más nos parecemos Megan Fox y yo? - pregunté mientras pasaba el dedo por mis labios asegurándome de que se viesen bien.

- ¿En qué? - preguntó curiosa con sus pequeños rizos rubios rodeándole todo el rostro.

Otra que va de angelito.

Me acerqué para susurrarle al oído mientras la colocaba frente al espejo.

- En que las dos utilizamos para todo nuestra confianza.

- ¡Salimos en dos minutos! - avisaron desde la puerta.

- Vamos - le dije- es nuestro momento.

TÓXIC Where stories live. Discover now