Dios santo.

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-Deja de hacerte el tonto Luca, te he escuchado hace un rato -le digo mientras seco los platos que el friega de nuestra cena. Observo su reacción por el rabillo del ojo, creo que todavía está pálido por el "accidente".

- Está bien. Lo he dicho, se me ha escapado, pero eso no significa nada -me dice sin mirarme a los ojos. Le conozco, ni siquiera está enfadado. Creo que más bien está... ¿confundido?

- Podemos tratarnos como novios sin decir la palabra novio, si eso es lo que te pone nervioso. -Le dejó un beso en el hombro mientras le rodeó el el cuerpo con mis manos por detrás. Soy tan feliz en este mismo momento...

- ¿Acaso eso se puede hacer? -pregunta cerrando el grifo y girándose para quedar cara a cara conmigo. Sonrío mientras me detengo a mirar sus facciones parándome en cada una de ellas. Desearía con todas mis fuerzas que si algún día tuviésemos un hijo juntos, heredase el color miel de sus ojos.

- Es lo que llevamos haciendo desde hace un tiempo -susurro.

Y es justo en ese momento cuando me doy cuenta de que algo le pasa por la mente, y lo logro ver en un rapidísimo destello sobre sus ojos. Y me duele, me duele porque sé exactamente de qué se trata aunque él no vaya ni a mencionar el tema conmigo. A pesar de que él se ha acostado con mujeres de casi todas las edades desde que comenzó a acostarse conmigo, yo también he metido en mi cama a algún que otro chico guapo como el chico de la bolera, con el que Luca se puso tan celoso, que se marchó de allí dándome vía libre sin ser apenas consciente. O el vigilante de la playa a la que fui en el viaje a Cancún con mi familia, por ese entonces era yo la que estaba enfadada con Luca por haberse liado la noche anterior a partir mi viaje, con una chica de una discoteca. En general, yo no había puesto celibato a mi vida sexual en sus momentos de celos y rabietas aunque él creyera que sí, pero eso él no tenía porque saberlo.

- ¿Y sino estoy a la altura? ¿Y si vuelvo a estropearlo todo Jade? - susurra con la voz ronca sobre mis labios. Yo ya siento mi cuerpo arder, mi respiración entrecortada... ¿qué era lo que tenía Luca para gustarme tanto? ¿Cómo puede haberme calado desde el primer momento?

#Flashback

- ¡Jade! ¡Vamos, que Aria ya está pidiendo! -me grita Cindy al oído, casi no puedo escucharle con el sonido de los enormes altavoces retumbando por toda la discoteca.

- ¡Pero si acabamos de llegar y mira como está esto de gente! ¡Es mejor que volvamos a la barra para pedir cuando haya menos gente! -Era cierto, apenas había un hueco él la barra donde nos pidiésemos meter nosotras.

- ¡Está bien! ¡Voy a decírselo a Aria! ¡Vete tú si quieres para el reservado y le vas dando nuestros nombres al segurata! ¡Estoy segura de que hay un montón de niñas esperando entrar!

-¡Vale! ¡Ahora nos vemos ten cuidado!

Mi amiga se pierde entre la multitud, y yo comienzo a andar entre la multitud para poder llegar hasta las escaleras y subir al reservado que hemos cogido. Seguramente estén allí todo el séquito de niñas que se venían con nosotras cada vez que salíamos de fiesta. Eran como nuestras secuaces o algo así, incluso les habíamos oído alguna vez discutir acerca de quién se parecía más a quien. Todas querían ser como nosotras, había una especie de élite en nuestro colegio, en el que mis amigas y yo nos encontrábamos en la cima, y el resto de chicas simplemente luchaban entre ellas por tener algún día nuestro puesto. Nos tenían como punto de referencia al que querían llevar sus vidas escolares, y universitarias en un futuro, y yo estaba bien con ello.

- Oh, perdón Jade, pasa -me dice un chico al que no he visto nunca antes con todo él nerviosismo del mundo. Yo le sonrío abiertamente a modo de agradecimiento, pues no le iba a dar las gracias a voces cuando ni siquiera era de mi círculo de amigos más cercano.

- Qué buena está, joder.

- Sí, yo me la tiraba tío. Vaya culo. - Y miles de comentarios más escuchaba a mis espaldas mientras me armaba de valor por seguir caminando y no girarme a decirle cuatro cosas a la mitad de la discoteca. Pero entonces, cuando me dispongo a subir el primer escalón... le veo.
Creo que es el chico más guapo de toda la sala, increíblemente atractivo mientras baja las escaleras revolviéndose el pelo con una sonrisa. Dios santo, ¿de donde ha salido?.
Enderezo mi espalda, agarro la barandilla de la esplendorosa escalera con mi mano izquierda y trato de subir de la manera más seductora y sencilla posible. Sin querer parecer absolutamente nada, solo quiero que pose sus ojos en mí. Y lo consigo, disminuye el ritmo de sus pasos en cuanto me ve y se queda mirándome fijamente. Lo mismo que estoy haciendo yo. Paso por su lado sin decirle siquiera "buenas noches", no es necesario, sus ojos y los míos chocan enseguida y con ellos nuestras manos, que hacen que los bellos se me pongan de punta al instante. Creo que él lo ha notado.

- Pero qué... - le escucho susurrar. Escondo mi sonrisa de triunfadora antes de girarme nuevamente hacia él, que está parado de pie un poco más abajo de donde estoy yo, nuestros ojos vuelven a chocar. Creo que he sentido algo, algo que nunca he sentido antes.

- Dios mío - susurro para mí misma abrumada por el momento antes de seguir continuando mi camino.

- ¡Oye! - le escucho decir. Tiene la voz de todo un hombre, no me puedo imaginar cómo sería escucharlo a diario. - Mi nombre, es Luca.

-Luca - susurran mis labios sin dejar de observarle a cada instante.

-¿Y tú? ¿Cómo te llamas? -pregunta cuando ve que no contesto.

Sonrío. Y me marcho de allí. Espero que encuentre otra ocasión para que le tenga que decir el mío.

#Fin del flashback

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