Perdón.

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-¿Qué quieres decir con que todo está arreglado Luca? -pero Luca no me resuelve absolutamente nada, solo se mantiene firme en su camino hacia donde está aparcada su moto aún con nuestras manos entrelazadas.

-Sube - Es todo lo que me dice cuando se gira hasta ponerse cara a a cara conmigo.

- ¿Puedes contestarme? - pregunto cruzándome de brazos. ¿Porqué no me contesta?

- Sube, nos marchamos de aquí y te contesto a todo lo que quieras saber Jad. Venga, vamos - dice extendiéndome el otro casco de lo más amable. Me gusta este Luca, se me hace tremendamente irresistible.

- Umm -digo haciéndome la dura mientras le miro de arriba abajo mordiéndome el labio.

- Sigue mordiéndote el labio Jad, y entonces sí que vas a subirte a la moto. - Sé a lo que se refiere, sé lo mucho que le gusta ese gesto. Ese gesto en mí. Así que con una pequeña sonrisa en los labios, cojo el casco de sus manos y me lo pongo sin dejar de mirarle a los ojos. Apostaría lo que fuese, a que se está muriendo por follarme ahora mismo.

- ¿Nos vamos? -le digo para picar cuando ya estoy sentada en la parte trasera de su preciada moto. Poca gente más que yo se han subido antes aquí.

-Joder - susurra cuando se detiene para observarme con el pelo suelto, el uniforme del instituto y mi pequeña falda a cuadros sobre su moto. Me río levemente cuando le escucho maldecir por lo bajo al sentir mis manos alrededor de su abdomen, el cual acaricio suavemente antes de dejar un suave beso en su cuello y que él arranque y salga como loco del instituto.
Disfruto realmente del camino hacia donde sea que me lleva con su espalda pegada a mí, sus brazos cogiendo los manillares con firmeza, mis manos rodeándole, bajando de vez en cuando para acariciarle y divertirme un poco... aunque sé que se está volviendo loco. Lo noto en cada vez que aprieta el acelerador y hace que me sobresalte.

- O paras o te follo en mitad de la carretera -me dice cuando atravesamos un túnel donde no hay viento.

-Perdón -le digo riéndome antes de dejarle otro beso en la espalda. A partir de ahí me paso el resto del viaje disfrutando del momento, sintiéndome como en una de esas canciones de Lana del Rey sobre el chico malo y adictivo que tanto me recuerdan a Luca.

- Ya estamos - le escucho decir veinte minutos después.

Me lamento cuando levanto la cabeza de su espalda. Hubiera podido quedarme ahí pegada el resto de mi vida y nada me hubiera hecho más feliz.

- ¿Dónde estamos? -pregunto mirando a mi alrededor, donde todo lo que veo es una pequeña casa blanca frente al mar en mitad de nada más que arena y rocas altas que la mantienen oculta formando una especie de... ¿cala?

- ¿Te gusta? - pregunta mirando a su alrededor como con añoranza. ¿Cómo no iba a gustarme si podía ver en sus ojos lo mucho que le gustaba a él?

- Me encanta - le digo sin dejar de mirarle. Y es en ese momento cuando nuestros ojos se unen mientras las chispas y la tensión sensual entre ambos se respira en el aire. A él le ha a encantado que me encante.

- Ven, te enseñaré cómo es por dentro.

Para mí sorpresa, Luca vuelve a cogerme de la mano para adentrarme en la pequeña pero preciosa casa a la que me ha traido. Me cuenta que sus padres la reformaron hace poco, que es la única herencia que su abuelo le ha dejado expresamente para él y que en un futuro le encantaría envejecer aquí. Yo miro la casa a mi alrededor preguntándome si me vería aquí de anciana, a la misma vez que me obligaba a dejar de pensar en cosas así. Sabía que las expectativas no acababan nada bien cuando se relacionaban con Luca Rizzo y su manera de comportarse.

- Si que es bonita.

- Quizá esté un poco vacía, pero supongo que solo necesita que alguien la habite un poco - me dice mientras se sienta en el sofá con los brazos abiertos sobre los reposa cabezas. Yo, aprovechando su movimiento me fijo en lo que dice, la casa es muy blanca por dentro, y tiene algunos matices marrones y celeste, bastante bonita.

- ¿Y porqué no vives aquí?. Quiero decir, tampoco está tan lejos de la universidad y sería una oportunidad perfecta para independizarte -pregunto.

-Ven aquí -me dice palmeando el sofá a su lado. Yo, con mi yo interior dando saltos dentro de mi, hago lo que me dice y sonrío cuando me rodea con su brazos para pegarme a él.

- Respóndeme -le digo cuando empieza a jugar con mi pelo. Él me mira fijamente mientras yo miro al frente, ni siquiera hay una televisión aquí que me sirva como excusa para no morirme de la vergüenza al mirarle a la cara. En este momento me parece todo tan íntimo...

- Es mucho más difícil que eso.

- ¿Porqué?, podrías traer aquí a quien quisieras sin molestar a nadie - le digo deseando que solo me trajera a mí y no ha todas las chicas a las que se suele tirar.

- Eres la primera persona que traigo aquí. Y seguramente también serás la última, no creo que este sea un sitio al que debe venir nadie que no me importe de verdad.

Y ahí está. "BUM".

Mi corazón acaba de explotar de un momento a otro. ¿Cómo es capaz de decir algo como eso y estar tan tranquilo? ¿Acaso no tiene idea de lo que significa todo lo que dice para mí?

Suspiro con el corazón en la mano y mis piernas pegadas a mi pecho sin importarme lo más mínimo que Luca pueda enfadarse conmigo por poner los zapatos sobre el sofá. Giro lentamente mi cabeza hasta chocarme con sus ojos, los cuales creo que me están diciendo mucho más de lo que su dueño se va a atrever a decirme alguna vez. Y es entonces cuando me atrevo iniciar una peligrosa conversación con él.

- No puedes seguir diciéndome cosas así y quedarte tan tranquilo, Luca.

TÓXIC Where stories live. Discover now