Por nosotras.

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Es viernes noche en pleno inicio del curso y nuestros queridos alumnos parecían saber lo que significaba eso. Y como no, nuestra majestad Jade Hamilton llegaba arrasando con el maquillaje intacto, highlither perfecto, labios voluminosos y un cuerpo de infarto.
Jade estaba perfecta, y además lo sabía. Ni siquiera tenía que hacer cola para entrar en el club, el portero se moría por ella y por cualquiera de su grupo. Y no era nada que pudiera sorprendernos, ¿verdad?, ya sabemos que todo aquel que no quiere tirarse a Jade Hamilton es porque prefiere ser como ella.

- Buenos noches Rob - le dice Aria sonriendo antes de pasar por su lado. Tan dulce y amable como siempre. Sin embargo, Jade ni siquiera abre la boca. En lugar de eso, ella guiña un ojo en su dirección antes de pasar por su lado y rozar su brazo con el para después alejarse moviendo sutilmente las caderas.

¿Cuanto apostáis a que Jade está sonriendo porque sabe que el tal Rob se ha quedado embobado mirándola marcharse? ¿Entendéis ya porque nos gusta tanto nuestra chica?

- Tía, ¿crees que este top me hace más gorda? - le pregunta Jade a su amiga mientras baja lentamente las escaleras.

Con los tacones que llevan es muy posible que se doblen algo esta noche.

- ¿Estas de coña Jade? - contesta Aria incrédula.

Sabemos que Aria y ella eran almas inseparables. Aria solía aumentar su autoestima como nadie. Y Jade hacía lo mismo con su amiga. Eran como Blair y Serena. Cassie y Maddy. Spencer y Emily. Eran el dúo perfecto.

-Vale. Confiaré en ti.

-Lo único que engorda en tu cuerpo es tu trasero, Jade. -Ambas comienzan a reírse a carcajadas.

Y es que no era para menos. Aunque es algo que guarden entre ellas, yo también lo sé. Ya os he dicho antes que yo era algo así como omnipotente. Y el caso es que nuestras chicas medían la suma de todos y cada unos de los carbohidratos que consumían día a día. Especialmente Jade, que se ejercitaba continuamente, bailaba desde los tres años y llevaba centrándose en ejercicios para aumentar el trasero desde hacía dos años y medio. Desde que conoció a Luca Rizzo. Pero eso solo lo sé yo, porque aquí en la ciudad las paredes tienen oídos.

-Cualquiera se fijaría en nosotras - contesta Jade a su amiga mientras observa cómo uno de los camareros del club se tropieza al verlas.

Y ya, ya sé lo que estáis pensando. Que exageración, tampoco serán para tanto... pues lo siento, sí que lo son.

-Cuidado, casi te caes - le dice Aria dulcemente. Ella siempre ha sido más angelical que el resto. Una chica bonita y dulce, mientras que Jade... no lo era tanto.

Suave y picante, la combinación perfecta.

-Si, cuidado -le dice nuestra reina sin darle más importancia- Te cojo un chupito.

-Cla... claro -dice el chico recomponiéndose.

Por suerte, no se le ha caído nada de la bandeja, así que Jade aprovecha para coger un chupito para Aria y otro para ella mientras el chico las observa como si no hubiera visto a una chica nunca antes en su vida.

Pobre. Si viera lo que ven los alumnos día tras días. Esas chicas con esos uniformes...

- Por nosotras -dice Jade extendiendo el brazo hacia arriba. Aria imita el movimiento y brinda con ella.

- ¡Dios que fuerte está esto! - Jade asiente mientras traga.

Está amargo, ¿verdad cielo?

-¿Todavía estás aquí? - le dice al chico cuando le ve allí parado como si nada, observando todos y cada uno de los movimientos que hacen las chicas. ¿Qué le pasa? ¿Acaso es otro salido?, sabemos que nuestras chicas ya tienen bastante de eso.

- ¿Hola? - dice Aria moviendo la mano de un lado al otro bajo su mirada.

- ¡Eh! ¡Eh, chico! ¿Estás bien? -le grita Jade, pero el chico no reacciona. Ni siquiera están en la pista, así que debería oirles perfectamente.

- Eh, ¿qué?, si, sí. Estoy bien.

Él chico parece volver al presente. Se acomoda su camisa del uniforme y les mira sonriendo de arriba abajo como el baboso que es. Otro baboso. Ugg. Hasta nosotros estamos cansados de ellos.

- Rarito -susurra Jade antes de dejar su vaso y el de Aria sobre la bandeja para alejarse.

- ¿Lo conoces? ¡No para de mirar, Jade! -dice Aria emocionada mientras atraviesan la pista para llagar hasta el reservado. Jade ni de coña dejaría que Aria se fijase en alguien así.

-Ese no, Ari. Ya has visto lo baboso que es, tu puedes conseguir algo mucho mejor que eso. - Ella me sonríe de vuelta y asiente mientras se escurren entre la gente.
Sin embargo, a medida que avanzan, Jade no puede evitar pensar en lo excesivamente asqueroso que es ver como los tíos aprovechan el mínimo roce para pegarse a cualquiera de las dos.

- Eh, Jad. Mira hacia arriba -le susurra Aria en mitad de la pista. Nuestra reina le hace caso y alza la mirada hacia la segunda planta para encontrárselo sin previo aviso.

Ya está, ahí lo tenemos. La conexión, esta es la conexión que nos mantiene a todos pegados a esta historia de locos, ¿no?

Jade se para de inmediato en su sitio. Luca le sostiene la mirada por unos segundos mientras apoya sus brazos en la barandilla de cristal. Y sabemos que nuestra reina se ha quedado inmóvil, como si dejase de tener por completo el control sobre sí misma.

-Luca - susurra cuando ve a uno de sus amigos llamándole. Él se gira para atenderle.

Parece que lo que tiene que decirle es más importante para él la mismísima Jade.

-Vamos Jad.

Ahora es Aria la que le lleva prácticamente a rastras. Y es que, entendemos que todos los adolescentes de nuestro instituto vayamos al mismo club, lo entendemos. Pero Jade seguramente se estaría preguntando si era malditamente necesario encontrárselo nada más llegar esta noche.
A lo que nosotros le respondemos a nuestra reina... claro que sí. ¿Qué iba ser de nosotros sino? Si esta historia nos tiene tan enganchados, que es algo casi que... ¿tóxico?

TÓXIC Where stories live. Discover now