Me ahogo.

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Mis ojos arden, mi garganta arde, mi piel arde. Las manos de Luca aprietan tanto mi cuello que creo que voy a dejar de respirar de un momento a otro, y lo peor de todo es que mi agarre sobre sus manos para que me suelten es excesivamente débil en comparación con la fuerza de sus manos.

-Me ahogo -dilo con un hilo de voz.

Y no es hasta ese momento, que Luca se da cuenta de lo que acaba de hacer. Y me suelta como si el tacto de su piel sobre la mía le provocase dolor. Y seguramente le esté doliendo lo que acaba de hacer, seguramente le duela casi tanto como a mí, o por lo menos eso es lo que me gustaría pensar.
Mi cuerpo cae inmediatamente al suelo cuando me veo incapaz de mantener la estabilidad sobre mis tacones. En ese instante, me siento más humillada que en cualquier otro momento de mi vida, completamente patética antes sus ojos, que me miran con pena sin saber que hacer. Y cuando se acerca hacia mí con su brazo extendido para ayudarme a ponerme en pie, me alejo rápida e involuntariamente de él. Siento rechazo, temblor en las manos, en las piernas, un nudo en la garganta. ¿Quién es este hombre? ¿Donde está el Luca que me vuelve loca? ¿Donde está el Luca caballeroso? ¿Dónde estaba nuestro amor?

-Jade...

- N... no - susurro a pesar del dolor de garganta mientras intento ponerme en pie bajo su atenta mirada. Dios mío, esto es tan humillante...
Él se mantiene en pie frente a mi, rígido e inquietante, mirándome como si acabase de romper lo más importante de su vida. Como si de verdad si sintiera arrepentido por lo que acababa de pasar. Y es que, aunque seguramente yo apenas era un cuarto de importante para él de lo que lo que era él para mí, en este momento me sentía mucho más que rota.

-Jade -repite. Pero yo niego con la cabeza intentando contener las lágrimas, intentando no perder los papeles ante él para poder marcharme de una forma digna de esa maldita terraza. Dios mío, ¿quién me habría mandado a mí a meterme en esto? ¿Qué iba a hacer ahora?

- ¡Jade! ¡¿Jade a dónde vas?! ¡Vuelve aquí! -le escucho decir mientras bajo las escaleras intentando no caerme a causa de las lágrimas que me nublan la vista. -¡Jade espérame! ¡Tenemos que arreglar las cosas!

Y por suerte, consigo disolverme entre el resto de los invitados a tiempo para que Luca no me vea. Apenas me paro a pensar en mis padres o en Felipe, ni siquiera en sí Luca viene tras de mí o cuanto tardará en hacerlo, lo único que pretendo es salir de este lugar sin toparme con mi hermano. Ya tengo bastante con pasearme delante de toda esta gente con el maquillaje corrido, los ojos llenos de lágrimas y unas marcas en mi cuello amenazando con darse a relucir. Si Jacob me viera en estos momentos, no tardaría ni dos segundos en subir a la terraza donde he dejado a Luca, cogerlo de su carísima camisa, y plantar su puño en su cara hasta no poder más. ¿Y si Luca se enfrenta a él cuando no me encuentre? ¿Y si mi hermano le pide explicaciones? ¿Y si Luca enloquece con él tal y como lo había hecho conmigo? ¿Sería Jacob capaz de formarla así delante de nuestros padres? ¿Qué pensarían ellos?

- ¿Está ocupado? -pregunto a uno de los choferes que han contratado para quienes no conducen.

- Para usted no, señorita - responde el amable señor mientras me abre la puerta del coche. Y sin quererlo, noto como sus ojos se abren de par en par al ver mi cuello bajo la luz de la luna en el momento en que entro al coche, pero no dice nada en ningún momento.

-Gracias -le digo antes de que me cierre la puerta y se suba al asiento del copiloto. Él me pide la dirección y pone el coche en marcha mientras yo trato de no volverme loca pensando en si de verdad se ha dado cuenta o si solo son cosas mías.
Entonces cometo una de las mayores estupideces que he hecho en mi vida, y alzó mi mentón para poder ver todas las huellas de las manos de Luca grabadas, como si fuera a fuego, sobre mi piel. Ahora arden, escuecen y me hacen llorar.

- No le quiere señorita -suelta el chofer mientras me mira por el retrovisor. - No le quiere y probablemente no vaya a quererle nunca por mucho que usted crea lo contrario.

-Por supuesto que me quiere -susurro en su dirección. ¿Como iba no iba a quererme Luca después de todo lo que hemos pasado hasta llegar a donde estamos? ¿Cómo iba a no quererme después de hacerme una más de su familia? ¿Cómo no me iba a querer después de todas las veces que se había puesto celoso? ¿De verdad se creía alguien que Luca y yo no estábamos predestinados a estar juntos?

- Sí me quiere, él no suele comportarse así... y la verdad es que yo no suelo comportarme con él como lo he hecho esta noche -susurro esto último. El pobre hombre me lanza una última mirada triste antes de volver la vista hacía la carretera. ¿Esa es la cara que merezco? ¿Tanta pena doy?

- Ya estamos aquí, señorita.  - Yo miro mi casa con angustia, casi con ansiedad por tener que volver a encerrarme entre cuatro paredes. Ni siquiera sabía si tenía ganas de estar ahí ahora.

- Gracias - le digo extendiéndole el dinero que pone en el marcador, y que él toma gustoso.

- Y recuerde señorita. Si no le quiere ahora, no va a hacerlo nunca.

Cierro los ojos intentando no llorar más cuando ajo del coche y el tipo se marcha de nuevo para la fiesta. Me doy media vuelta, y en cuanto abro la puerta,  me marcho escaleras  arriba para llegar a mi habitación. No tengo nada de ganas de lidiar con nadie del servicio esta noche, solo quiero armarme de valor para dejar de llorar al ver mi cuello a través del espejo. Esta no soy yo, esta no parezco yo, esta es otra, ahora solo soy una desgraciada que no puede dejar de recordar lo que acababa de pasar.

Jade: "Me he venido a casa porque me ha bajado la regla sin previo aviso, así que no creo que vuelva a la fiesta. Nos vemos mañana, te quiero"- le escribo a mi hermano por wassap. Me aseguro de que le llega el mensaje, de poner a cargar el móvil e intentar coger algo de sueño.
Hasta que escucho ruidos en mi ventana. Me levanto con miedo a ver quién puede ser a estas horas, deseando que sea un ladrón y no la persona que creo que es. Así que me acerco al balcón, y sin apenas mover la cortina le observo sobre él capó de su coche, increíblemente guapo y mirando hacia aquí. Me ha pillado observándole. Y lo pero viene cuando observo la pantalla de mi móvil, que se acaba de iluminar.

Luca Rizzo: Entiendo que no quieras verme. Pero, o me abres tú, o subo yo.

TÓXIC Where stories live. Discover now