〷 La fiesta 〷

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 24/03/2012

—Por favor, no, otra vez a ese sitio no, ¡¿qué he hecho ahora?! me estoy portando bien. ¡Me estoy portando bien!— Gritaba el pequeño Alan mientras era arrastrado por Hanse y el Doctor Back a la sala de electroshock. 

El corazón le palpitaba a mil por hora, los ojos los tenía inyectados en sangre a causa del terror que sentía, temblaba , tanto que no podía controlar sus extremidades para ponerse de pie o intentar huir.

Sabía que podía hacerles daño, pero Hanse le había advertido muchas veces, que si era un niño malo, no volvería jamás a casa, y que si la mataba a ella, o al Doctor Back, alguien mucho peor vendría en su reemplazo.

—Alan, esto es parte de tu tratamiento, sé que te da miedo, pero solo así podrás salir de aquí ¿entiendes?—Hanse  limpiaba las lágrimas del pobre niño, ayudándole a tumbarse en la camilla mientras Back apretaba las correas, colocando los dispositivos sobre su cabeza.

Alan tan solo lloraba sin parar, llamando a su madre una y otra vez. ¿Por qué no venía mamá a buscarle? ¿Por qué le había abandonado en aquel lugar infernal? 

Hanse trató de aliviarle, estaba preparada para sedarle y dormirlo en caso de que decidiera defenderse, algo que hasta la fecha, nunca había hecho, el pequeño muchacho, había resistido con fuerza de voluntad a hacerles daño, bajo la promesa de algún día volver con su familia.

—Tengo mucho miedo.—Sus ojos azulados rebosaban lágrimas a borbotones, las cuales caían por esas mejillas pecosas y huesudas, cada vez, estaba más delgado.—¿Puede venir mi mamá y darme la mano? 

—Alan.—Hanse notó un nudo en su corazón, ella sufría con todo esto, pero sabía de su misión, y de la importancia de llevar a Alan por el camino adecuado.—Yo te daré la mano, y no la soltaré hasta que terminemos.—La mano helada de Hanse acarició la del pequeño, apretándole los nudillos para transmitirle seguridad.—Ahora quiero que cierres los ojos y respires muy profundo contando hasta diez...

—No...—Negaba con la cabeza, sabiendo lo que vendría.—No quiero, por favor no...

—No puedes permitirte huir de dolor, Alan, tienes que enfrentar el dolor, y ya sabes cómo se hace.

—No entiendo por qué tengo que hacerlo.

—Porque ahí fuera habrán personas que te harán cosas horribles, y cuando salgas de aquí, debes estar preparado para defenderte.

—¡Hanse!—Back gruñó, pensando que la doctora se estaba yendo de la lengua.

Esta volvió a acariciar la mano del muchacho, acercándose a su oído para susurrarle.— Cuando los malos vengan, podrás defender a tu familia, para que no les hagan daño, pero primero, debes aprender a controlar el dolor.— Hanse hizo un gesto con la mirada a Back, el cual, suspiró al accionar la palanca, una descarga eléctrica comenzó a sacudir el cuerpo de Alan, él gritaba, y lloraba, mientras Hanse buscaba su mirada, sin dejar de sostenerle la mano. Algo que el muchacho no entendía, era porqué a ella no le afectaba la descarga al estar tocándole piel con piel.—Alan, piensa en aquello que más quieres, piensa en lo que te hace feliz, no te rindas.

Hanse ordenó a Back aumentar la intensidad, las extremidades de Alan se movían sin parar, como si estuviese siendo frito por un rayo, sus gritos eran totalmente desgarradores.— ¡Vamos, Alan! ¡Puedes hacerlo!

SCHIZOPHRENIA //NUEVA VERSIÓN// NO TE LO PIERDAS!!Where stories live. Discover now