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Iba bajando las escaleras dando tumbos, me sentía un poco sonámbulo, no había dormido nada en toda la noche. — ¡Hijo!— Mamá se entorpeció en mi camino.—Pero... ¡¡qué  buena cara tienes!! ¡han desaparecido tus ojeras!—Se quedó parada, examinándome el rostro.

Yo hice lo mismo, lucía demacrada, como si algo la estuviese devorando por dentro, o quizás, torturando.

—Mamá.—Musité.—¿Tienes pesadillas?

A ella le pilló por sorpresa esa pregunta, su ceño se arrugó unos segundos para después sonreír.— ¿Por qué me preguntas algo así?

—¿Papá tenía pesadillas antes de morir?— Disparé sin más,  necesitaba respuestas, y  no era de andarme con rodeos.

Ella respiró profundo, bajando las escaleras, la seguí, la cocina olía a tortitas.

Mierda, me encantan las  tortitas, pero no puedo comerlas.

—Tranquilo.—Advirtió, escudriñando mi cara de descontento.— Para ti hay unos huevos con bacon, señor carnívoro, sigo sin saber porqué has salido tan sensible del estómago.

—Mamá, no cambies de tema, no has contestado a mi pregunta.—Me senté en la mesa a comer, Alice ya tenía puesto el uniforme, no paraba de chatear por el móvil.

Mi madre finalmente se sentó junto a nosotros, mi padrastro ya  había salido a trabajar.— Sí, Alan, tenía muchísimas pesadillas,  llegó a un punto en el que evitaba dormir a toda costa, nunca supe que tipo de paranoia fue la que le entró, se bebía litros de café negro por las noches para permanecer en vela... —Sus  ojos se humedecieron.— Supongo que eso fue lo que causó el infarto.

Debía ser horrible lo  que veía para intentar evitar dormir a toda costa,  el tarado de Liam tenía razón, al final no pude ir a su casa, pero tenía  que hablar con él.

—Nuestro padre era un loco igual que tú.—Se burló Alice, haciendo que mi vaso de agua cayese  sobre mi camiseta, empezando a reírse a carcajadas.— Parece que te has vomitado encima.

Me quité la camiseta sin más, Alice se quedó en silencio observando  la desnudez de mi torso. 

Mamá dio un golpe en la mesa con la palma de la mano.—¡Alice! Quiero que dejes en paz a tu hermano ¡¿queda claro?!  ¡está totalmente prohibido usar los poderes en esta casa!

—¡Ahora si está prohibido!—Se levantó de la  mesa dejando la mitad  del plato sin tocar.— Pero cuando era Alan ¡bien que le reías la gracia! 

—Eso no es  cierto.—Me entrometí.— A mí siempre  me echaba la bronca y acabé encerrado en un centro por decisión de ''ella''— La señalé, mi  madre empezó a sentirse cada vez más  incómoda y cabreada.

Finalmente se  puso en pie, tirando todo lo que había en la mesa  al  suelo, Alice y yo nos quedamos pasmados observando la escena.—¡No tenéis ni la más remota idea de lo difícil que es cuidar de vosotros!—Chilló, largándose  a su  habitación para dar  un portazo.

Suspiré, mi hermana se parecía tanto a ella.

—Mira lo que has hecho.—Me  acusó a lo  que simplemente le lancé un cuchillo el cual se clavó en su  foto de la comunión.—Vaya, sigues teniendo muy mala puntería.

No dije nada. Había fallado a posta.

Decidí levantarme de la mesa, pillando una camiseta limpia de  uniforme del tendedero.—¿Sabes, Alice?  La vida  es  más que demostrar quién de  los dos es más tonto, aun así, para que te quedes tranquila, te diré que tú has  ganado la pelea.—Me anudé la corbata.— Ten un buen día. 

Abrí la puerta  tras coger la mochila, el sabor a huevos con bacon mezclado con pasta de dientes era asqueroso. (Sí, era de los que se lavaba los dientes nada más levantarse antes de desayunar, todo un genio).

Ella pisó uno de los platos rotos a mi espalda, justo cuando iba a salir.—Alan.—Me detuve.—Han muerto cinco chicos, ¿has tenido algo que ver en ello?—Su voz sonaba mucho más tranquila, sosegada.

Solté una carcajada que  hasta en Júpiter me hubiesen podido escuchar. Alcé mi mirada observándola por encima del hombro.— A ti te lo iba a contar...

—Alan, ¡Alan!—Comenzó a correr por la calle detrás de mi.—¡Alan , soy tu  hermana!

—Por eso mismo, Alice, porque eres tú.—Un perfume con olor a  coco llegó a mi nariz, todas mis hormonas  se revolucionaron al instante.—Dakota...

Alice se golpeó la frente.—  Ay  no, como puedes seguir pillado por esa estúpida,  ¿acaso  no dijiste ayer que...?

—¡Dak!— No pude evitar exclamar su nombre con una sonrisa en la cara cuando la vi acercarse a mí, ella se tiró sobre mi cuerpo abrazándome muy fuerte, su corazón iba a mil por hora.—Eh... ¿Qué pasa?

—¡Creía que tú habías sido uno de esos cinco estudiantes! ¡Estaba muy asustada!

Casi me dio un orgasmo.

—Eh, eh, nunca va a pasarme nada malo, Dak.

Alice se metió entre nosotros, separándola de mi.—¡Deja ya de acosar  a mi hermano! —Chilló, pegándole un empujón a lo que Dakota le cruzó la cara de una bofetada y acto seguido comenzaron  a pelearse, tuve que coger a Alice en brazos para separarlas y sostenerla fuerte de los hombros pidiéndole que parase.—¡No soporto que esa estúpida se acerque a ti!—Sus ojos se clavaron en los míos.—La voy a matar, ¿vale? te juro que si se te  ocurre tener algo con ella, la mataré.—Su mano fue hacia Dakota, intuí su pensamiento, lanzarla hacia la carretera, para que la atropellase un coche.

Mis dedos tomaron su muñeca apretándola, solo tenía que hacer un pequeño movimiento y  le partiría el  brazo.

—Haz algo en contra de Dakota, y me perderás para siempre.—Amenacé, ella rugió de rabia, zafándose de mi agarre.—¡¿Qué diablos te  pasa, Alice?! ¿No eres la chica más  guapa y popular de todo Harpers? ¿No puedes tener a todos los chicos que quieras? ¿Qué  mas quieres  entonces?

Sus ojos se deshicieron en lágrimas.—A ti.—La  comisura de los labios le temblaba, verla llorar de esa forma me producía dolor, yo quería a Alice, pero no de esa forma, era mi hermana, joder.— Si no estás conmigo, no vas a estar con ninguna otra chica, quiero que lo tengas muy claro.

Gruñí de desesperación.—Estás fatal de la cabeza, Alice.

Intenté ir hacia el instituto, pero ella no se soltaba de  mi  brazo.—No me dejes sola, no te vayas con esa, por favor, quédate conmigo.

Dakota  nos observaba a unos metros de distancia, estaba perpleja, tratando de  entender lo  que sucedía, un coche se paró a su  lado, un Peugeot color negro, un tipo alto y algo  fuerte, con varios piercings y tatuajes, la agarró de la cintura para  besar sus preciosos labios, ahora, yo estaba sintiendo el mismo dolor que sentía Alice.

Dak no dejaba de mirarme, mientras él la conducía al coche de la mano, en el momento que subieron juntos, noté como el cielo se desmoronaba sobre mí, aun así, aunque estuviesen juntos, sabía que  ella no estaba enamorada de él, la conocía lo suficiente como para entender que algo no encajaba en todo esto.

¿Qué era lo que la mantenía al lado de ese imbécil y al mismo tiempo, lejos de mí?

La mano de Alice me acarició el hombro.—¿Ves,  hermano? Ella no te  merece.

Aparté su mano de mi cuerpo con un movimiento brusco.— Tú, tampoco.





SCHIZOPHRENIA //NUEVA VERSIÓN// NO TE LO PIERDAS!!Where stories live. Discover now