Capítulo 11

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Clara se quedó quieta, recargada contra la pared en el pasillo del edificio donde sería su siguiente clase. Tenía su libro apretado contra el pecho, lo usaba como barrera entre ella y el resto del mundo. Cerró los ojos e inhaló profundamente. Necesitaba tranquilizarse, pero no podía, desde hace más de un día todo en su interior le gritaba y le torturaba, y aquellas sensaciones empeoraban con el paso de las horas. En este momento, sus sentidos se habían agudizado, producto del nerviosismo que corroía su cuerpo entero, esto le permitía ser en extremo consciente de los estudiantes que pasaban frente a ella. ¿Estaban viéndola? ¿La estarían juzgando? ¿Se veía ridícula ante sus ojos? Sus latidos aumentaron.

Se obligó a mantener los ojos cerrados, y continuar respirando de forma acompasada. Jason no estaba con ella, pues al ser consciente del ataque de ansiedad que se avecinaba, Clara fingió que quería ir al baño y le pidió que se adelantara. Intentó llegar hasta los sanitarios una vez que él se perdió de vista, pero no tuvo tiempo, por ello se había detenido en medio del pasillo y se esforzaba por no llorar.

—Estás bien —se dijo a sí misma en un susurro extremadamente bajo, ni siquiera había movido los labios—. Estás bien —repitió. Tragó saliva y se forzó a abrir los ojos, por si fuera poco, su cabeza comenzaba a doler y el cansancio acumulado tras varias semanas de dormir mal solo empeoraba las cosas.

Le avergonzaba pensar que alguien pudiera haberla visto, por ello miró a su alrededor, estaba por suspirar aliviada pero se encontró con la mirada de Lauren, quien la observaba desde los casilleros en el lado oeste del edificio. Se sintió molesta, precisamente de todas las personas, había sido Lauren quien la había descubierto en un momento vulnerable. No se quedó para ver si la chica se burlaba o no de ella, sino que se dio vuelta y caminó rumbo a los baños. Agradeció que estuvieran vacíos, de ese modo no tenía que encerrarse en un cubículo para estar sola.

Abrió la llave y el agua corrió, mojó sus manos y las pasó por su frente, el frío en contacto con su piel la ayudó a relajarse. Tras suspirar, volvió a cerrar los ojos. Escuchó el agua de las tuberías, los pasos de las pocas personas que iban a sus clases y el viento que pasaba corriendo por entre los árboles del bosque junto al colegio. Su siguiente clase era Sustentabilidad y ya iba tarde, pero no le importaba, de hecho, deseaba aplazar esa materia lo más posible.

Recordó lo acontecido hacía dos noches. Poco después de la muerte de William los nómadas se marcharon con la promesa de volver en unas semanas, querían investigar más sobre las intenciones de María. El siguiente paso era incinerar los restos del vampiro y Clara no quería ver eso, por lo que tanto ella como Jason optaron por marcharse. Jasper la había acompañado al coche, había buscado con insistencia su mirada, y le había dicho que hablarían pronto. Ella sabía que él deseaba conversar sobre el tema en ese preciso instante, pero que se contenía al notar su actitud reservada.

A ella también le habría gustado poder hablar y aclarar las cosas de una vez, pero la realidad era que necesitaba tiempo. Tantas cosas sucedieron y apenas había podido procesarlas. Ahora, en el baño del colegio y con sus ideas en orden tras días de analizarlas, sabía con certeza tres cosas: la primera, alguien intentaba arrebatarle la vida a Bella; la segunda, su propia salud estaba decayendo; y la tercera, Jasper Whitlock era su compañero.

Respecto a la primera de esas cosas, había conversado con Alice el día anterior. Clara no fue al colegio, pasó el día entero en el hospital, acompañando a la vampira y esperando noticias de Bella. En ese lapso, se aseguró de mencionarle su teoría, pensó que quizá Alice no la tomaría del todo en cuenta, pero para su sorpresa, se lo tomó en serio. Por ello, los Cullen montaban guardia en el hospital a todas horas, incluso Edward -cuya sed lo atormentaba al estar cerca de Swan- había pasado su tarde del jueves cuidando de Bella.

¡Estoy dentro! | Jasper HaleWhere stories live. Discover now