59: ¡Sorpresa!

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—Te ayudo con eso

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—Te ayudo con eso.

Esmeralda tomó la mochila transportadora de Estela cuando las tres chicas estaban saliendo de casa después de almorzar lo que Emma denominaba veggie pasta, «Almorcé veggie pasta, amorcito», que consistía en cappellettis rellenos de brócolis con salsa alfredo. Moría por comer unos cappellettis rellenos de carne con una poderosa salsa boloñesa, pero ese era su intento por comer liviano en su semana nupcial para evitar cualquier problema gastrointestinal.

—¡Muchas gracias! —Emma se encargaba de cargar a Estela, su bandolera cruzada colgaba sobre su hombro, esa tarde había elegido un jean blanco y un suéter beige para su paseo, lo que los demás no sabían es que había elegido el color de su jean en base a los acontecimientos de la semana.

Abrió la puerta, topándose con Gillou y Gael que regresaban de alguna parte.

—Hola, Esme —saludó Gael.

—Hola, Gael —respondió en medio de una sonrisa.

Gillou enarcó una ceja, poniéndose en, lo que Gael llamaba, modo metiche. Ellas estaban de salida, claramente, también llevaban la mochila transportadora de Estela lo que significaba que iban a pasar un largo tiempo fuera de casa.

—Gracias por la invitación —dijo.

Emma cruzó la puerta, distraída con verificar si llevaba todo lo que necesitaba.

Bolso: en orden.

Estela: en brazos.

Mochila transportadora de Estela: lista.

Una mejor amiga: a su lado.

Gillou: eh...

—Literalmente, no lo hicimos.

—Literalmente, era sarcasmo. —Gillou cruzó sus brazos mientras Gael se paraba a un lado a esperar que terminara con su show. Ser novio de Gillou era como esperar un día soleado en Londres, el asunto es que Gael adoraba los días grises—. Recuerdo que en algún momento fuimos grandes amigos: Emma, Esmeralda y Gillou.

—Y Gael —dijo Gael.

—No. Tú viniste mucho después. —En realidad, llegó unas pocas semanas después—. ¿Adónde van? ¿De compras?

—Eres el amigo tóxico —le avisó Gael.

—¡Ay no! —Emma negó las palabras de Gael, tomando el brazo de Gillou—. Sí, iremos de compras a Rodeo —contó felizmente—, y no te invitamos porque son compras de chicas, ¿sabes? —sonrió.

—Si quieren puedo ser una chica más como en esas películas de mierda.

—Eso fue lo más desesperado que has dicho hasta ahora —le dijo Gael.

Emma sonrió, porque no sabía qué otra cara poner antes de decir:

—En la noche, después de desobligarme del asuntito de la boda, podemos salir a cenar. Esmeralda, Gillou, Gael, Emma —comenzó a caminar hacia la Range Rover que las esperaba. No quería ver la cara de indignado de Gillou, lo adoraba, pero no quería ver sus expresiones mientras ella se encontrase tratando de elegir la lencería correcta.

Las Cenizas De Emma© #3Where stories live. Discover now