26: 8 de septiembre

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Los 22 de Emmy:

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Los 22 de Emmy:

Parte IV

No tuvo que lidiar con Alicia porque ésta se marchó sin despedirse cuando el Universo entero celebró el beso que se dio con su amor. Escarlata había tratado de disculparse en nombre de Alicia, pero Emma no le permitió hablar, es que no quería escuchar ninguna palabra al respecto en ese momento ni en otro. No sabía qué pensar, qué decir o qué hacer. Su sentido común le decía que debía estar furiosísima con Alicia, se suponía que su sangre debía hervir al recordar sus palabras, pero, en lugar de eso, su sangre formaba hilos de hielo en sus venas, le entristecía recordar a su amiga, porque estaba segura de que eran amigas, y estaba segura de que la otra jamás hubiese deseado entristecerla en medio de su tan esperada fiesta de cumpleaños. Simplemente, no lograba entender lo que había pasado con Alicia para que sacara de su cofre, y sin permiso, el tema que ella más guardaba con especial cuidado.

—¿Colin fuma? —Gen se sorprendió al ver a Colin a lo lejos, solitario, mirando florecitas mientras fumaba.

Emma lo buscó con su mirada. Estaba realmente lejos, pero se notaba el puntito brillante del cigarrillo y el humo que salía por su boca.

Un paso a la vez, un día a la vez, un trauma a la vez.

—Sí —dijo, apartando lentamente su mirada de él hasta regresar a ellas—, pero está tratando de dejarlo.

—¿Está siguiendo un tratamiento? —preguntó Escarlata.

—No. —No específicamente para eso—. Pero se prometió que lo dejará. Fuma mucho menos que antes.

—Eso es bueno —respondió Escarlata.

—Sí —esbozó una media sonrisa. No supo qué otra cosa hacer.

—Mi chofer está afuera. —Gen vio su celular y se puso de pie.

Es que ya era cerca de la medianoche, cerca del final del día de Emma.

—Te acompañamos a la puerta —dijo Emma, levantándose también.

—Entonces, pediré un Uber a la casa de mi Agnes. —Escarlata sonrió, colgando su pequeño bolso en su hombro, y Emma le dio un empujoncito cómplice mientras caminaban las tres juntas. Carla rio, diciendo—: Me dijo que vaya en cuanto termine por aquí, y siento que ya terminé por aquí, Colin pensará lo mismo.

—¿Colin? —Emma rio.

—Debe estar maldiciendo porque Gennie y yo no nos vamos —rio más.

—Les aseguro que no, amigas. —Emma abrió sus brazos, abrazando a una por lado mientras caminaban.

Tal vez todavía no.

Adentro, rumbo a la puerta principal, se hallaron frente a frente con Alan y Eugene. A Eugene se le cayeron los tornillos que hacían funcionar su razón cuando Emma apareció frente a sus ojos. En pocas palabras, se lanzó sobre ella y la abrazó con todas sus fuerzas como el buen borracho cariñoso que era.

Las Cenizas De Emma© #3Where stories live. Discover now