33: Renuncia

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Emma estaba sentada en el despacho de su wedding planner

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Emma estaba sentada en el despacho de su wedding planner.

—¿Puedo tener una copia de todo eso que anotaste? —colocó sus manos sobre sus rodillas, tenía las piernas cerradas, inclinadas a un lado, como una princesa, y sí que parecía una princesa.

Estaba usando un vestido blanco de broderie, mangas cortas, que terminaba por debajo de sus rodillas, para sus pies eligió unos pequeños tacones beige, dándole un toque aún más fino a su presencia. Se había peinado con una media trenza y la ató con un listón amarillo. Ese había sido su atuendo de novia, con el que había estado de aquí para allá durante toda la tarde.

—Puedes tener una copia.

Dave era un hombre de treinta años. Congenió con Emma más rápido de lo que Charlie Brown con Snoopy. Su despacho era enorme, un lugar donde predominaba el dorado. Tal vez usaba mucho de ese color para jugar con la psicología de las novias que acudían a él buscando una boda de oro. Su lema era «Toda historia de amor necesita un comienzo inolvidable». Tenía la foto de su boda en su escritorio, su esposa era hermosa.

—Gracias.

—Pero no la necesitas. —Dave se puso de pie, y rodeó su escritorio, se recostó contra el mueble con los brazos cruzados, frente a la silla de Emma—. No habrá errores. Todo saldrá perfecto, así como quieres. Tu única ocupación es ser la novia. ¿Y sabes qué hacen las novias, Emma? Van al spa y se relajan. También celebran su despedida de soltera. Van a tiendas y eligen regalos costosos. Te mandaré todo lo que quieras por e-mail, pero firmamos un contrato. Te prometí una boda de ensueño, si no lo cumplo, entonces, demándame. Así de seguro me siento con tu boda.

Emma miró a Bianca, quien se encontraba en la silla de al lado, le sonrió como diciendo «¿Escuchaste eso? Una boda de ensueño». Bianca le devolvió la sonrisa. No sabía que siempre había deseado tener una hija, para planear su boda, hasta que pasó toda esa tarde degustando dulces con Emma.

Emma regresó a Dave, y respondió:

—Lo sé. Confío en ti —sonrió—. En realidad, solo quiero enseñárselo todo a Cole.

—Al novio. ¿Cuándo conoceremos al novio? —sonrió.

—Eh —se ruborizó—, no lo sé, pero puedo enseñarte una foto —buscó su celular en su bolso y le enseñó la pantalla de bloqueo donde tenía una foto de su fiesta de cumpleaños, en la que estaban con Estela—. Él es mi Cole. Y ella es Esteli, la que llevará nuestros anillos.

—Guapo, ¿eh? —le bromeó.

—¡El más guapo del planeta! —dijo con orgullo.

—¿Esteli es una Ragdoll? —frotó su barbilla afeitada.

—No... ¡Es una gatita sagrada! —miró su pantalla—. Es birmana.

—Ya veo. Liz dejará preciosa a Estela —le aseguró. Liz era una diseñadora que confeccionaba atuendos para mascotas. Dave le había arreglado una cita a Estela—. Estela tiene casi arreglado lo que usará en el gran día, pero ¿cuándo irá la novia a elegir su vestido? —miró a Emma, miró a Bianca, buscando una respuesta de quién fuera.

Las Cenizas De Emma© #3Where stories live. Discover now