Capítulo 10: Luna llena

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Pasó más de un mes desde que habíamos vuelto a hablar con Jin.

Se acercaban las fechas de exámenes, así que nos juntábamos seguido los tres, con Hana, a estudiar, algunas veces en su casa, otras en la biblioteca y algunas pocas veces en mi departamento.

No había vuelto a ver a Hoseok, aun lo extrañaba, pero de a poco me iba acostumbrando a estar sin él.

Esa tarde después de clases nos fuimos a casa de Seokjin, en el camino paramos a comprar algunas cosas porque Hana iba a preparar una de sus especialidades. El padre de Jin estaba en viaje de negocios, por lo que estaríamos a nuestras anchas.

Teníamos que hacer una investigación para la clase de Historia de la Arquitectura, y él nos dijo que en su biblioteca tenían muchísimos libros que nos resultarían útiles.

El señor Kim, era un afamado arquitecto y tenía una de las constructoras más importantes de Seúl, y obviamente su hijo venía siguiendo sus pasos para algún día ocupar su lugar en la empresa.

Fuimos hasta la enorme biblioteca de la casa, era una habitación muy amplia, con ventanales gigantes, y las dos paredes de los extremos llenas de libros casi hasta el techo, con un sistema de escaleras corredizas para llegar a los más altos.

Grandes sillones de cuatro cuerpos ubicados a ambos lados de una mesa ratona en el centro. Y cerca del ventanal, a uno de los lados, un hermoso piano de cola blanco.

Hana y Seokjin se pusieron a buscar los libros, yo me fui al piano que me parecía precioso, me recordó mi breve incursión de dos años aprendiendo a tocar, no porque quisiera, sino porque debía hacerlo según mi abuela.

Después de observarlo por un rato, toqué un par de teclas, solo para recordar el sonido.

—¿Tocas el piano? —dijo Jin viniendo a mi lado.

—Me encantaría, pero no. ¿Tu sí? Toca algo, por favor —rogué sin dejarlo responder, suponiendo que sí sabía.

—Hace mucho que no toco.

—Por favor, por favor, por favor —seguí rogando, con mis manos entrelazadas al frente para hacer más énfasis— te llevo a comer salchichas de nuevo, o lo que tú quieras comer.

Jin se sentó, con la espalda recta, tocó un par de notas como para entrar en calor; y luego comenzó a tocar un hermoso tema. Hana se vino a mi lado y las dos lo mirábamos en su concentración, se veía tan atractivo.

Y nuestra sorpresa fue aún mayor cuando comenzó a cantar una hermosa canción para su madre. Tenía una voz cálida como con un llanto, su resonancia era hermosa; una voz que la reconocerías entre cientos y que yo podría escuchar sin cansarme.

Cuando terminó de cantar me miró y me sonrió. Yo lo miraba embobada. En todo lo que pensaba era en cuánto deseaba besarlo.

Hana carraspeo para sacarnos del trance.

—¿Qué les parece si seguimos con la investigación? —tomó un par de libros y salió del cuarto.

—Es hermoso lo que hiciste, cantas muy bien.

—Gracias, hace mucho que no lo hacía, abandoné mis sueños de artista hace mucho.

—Es una pena, el mundo se está perdiendo de escucharte.

—No te burles —dijo riendo avergonzado.

—Lo digo en serio, deberías intentarlo alguna vez.

—Al menos cuando lo intente sé que tendré aunque sea una fan —rió.

ENTRE EL SOL Y LA LUNA - (KSJ - JHS)Where stories live. Discover now