—Puedo hacerlo gratis, solo debe decirme lo que quiere colocar. Las puedo tener listas hoy mismo.

—Pero ya te ibas.

—No tengo nada más que hacer en casa, traigo aquí mi computador así que será sencillo. En dos horas debo tenerlas acabadas.

—¿De verdad? —me causó tanta dulzura mí el mirar que de verdad estaba perdido.

Asentí. —Será sencillo.

Cerré la puerta tras de mí. —Cierra con seguro. —¿Qué? —. Annabelle tiene guardia hoy.

Eso tenía toda lógica. —Pensé que era su mejor amiga. —Celos, malditos celos fuera de aquí. No los necesito merodeando en este lugar.

—Yo soy la persona más seca del mundo, no me gusta tener a nadie cerca.

—Y supongo que me soporta porque necesita algo —molesté—. Créame, usted no es nada fácil de tratar.

—Me comienzo a cansar de la cháchara —noté que la tensión de sus brazos comenzó a bajar y que se relajaba—. ¿Qué conocimiento tienes sobre las nuevas guías de insuficiencia cardiaca aguda?

Comenzamos con todo.

No es hora de acobardarme. Este hombre nunca me ha pedido ayuda, debo mostrar que sé, aunque esté bañada en mierda por dentro porque puede encontrarme un "pero" en cada cosa que diga.

—La nueva guía la hicieron entre la Sociedad Europea y la Sociedad Americana de cardiología, ella mantiene en sus bases la fracción de eyección del ventrículo izquierdo debe estar un menor del cuarenta por ciento. La insuficiencia cardiaca con fracción de eyección intermedia pasa a denominarse ligeramente reducida. Fue un cambio más de nomenclatura.

—¿El diagnóstico?

—Se mantiene el mismo, basado en clínica de signos y síntomas, péptidos cardiacos y ecocardiografía.

—¿Y el tratamiento?

Debí imaginarme que me haría un tercer grado para encontrarme digna de trabajar con él. —El tratamiento escalonado y vertical desaparece, se establece desde un principio los cuatros pilares que serían los IECAS, ARNI, betabloqueantes y uno nuevo que vendría siendo los inhibidores del cotransportador sodio-glucosa tipo dos.

Pareció sorprendido.

—¿Cómo carajos ya te aprendiste esto? Acabas de dar un resumen de todo lo que diré.

—Tengo un tutor que es bastante estricto y me obliga a revisar cada actualización que salga en medicina interna. No sé si lo conozca, es muy mal encarado el señor—fastidié.

—Te la das de listilla —me reí y paren todo, porque en ese preciso momento, en ese mismo instante noté que su boca tiró hacia arriba y se rio. Maldición, iluminó todo este lugar.

Y fue tan bonito como la primera vez.

—Se está riendo —exclamé. Eso de forma automática borró la expresión de su rostro—. No lo dije para que dejara de hacerlo, es que es algo que rara vez veo en usted una sonrisa.

—No tengo muchos motivos para sonreír.

¿Sonreirá después del sexo?

¿Qué estoy pensando? Detente.

Sentí como mis mejillas se pusieron rojas y agaché la cabeza para sacar la botella de agua de mi bolso y enfriarme antes de que llegara a mayores. No puede ver que eso me afectó.

—Bueno, deme un esquema de cómo va a hablar todo esto y yo lo pondré en la presentación. ¿Qué colores desea? ¿Rosa chillón o naranja? —me miró como si me hubiese vuelto loca, por lo que reí—. Es broma, por su forma de ser serán unas diapositivas de fondo blanco con colores azules y rojos para entrar en materia del corazón.

Malas EnseñanzasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora