Ni Siquiera Lo Pienses

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Horacio y Volkov llevaban ya unos cuantos meses desde que oficializaron su relación. Aún así, habían decidido mantenerlo íntimo entre ellos y sus más cercanos. Más que nada para evitar el riesgo de que utilizasen al otro para amenazarlos entre sí.

Hoy día, se encontraban patrullando como de costumbre y afortunadamente no quedaba mucho para que pudiesen terminar su turno e ir a su hogar a descansar...

— Dioooos — se quejó Horacio quien iba de copiloto — sabes que somos los directores ¿no? Podemos irnos y nadie nos dirá nada.

— Lose solntset pero no estoy tampoco para que Maddison venga a jodernos con la nómina — le respondió mientras detenía el patrulla en un semáforo — ya solo nos falta una hora — miro su reloj mientras que colocaba su malo derecha en la pierna de este — atendemos una alerta más y vamos a la sede a matar tiempo ¿te parece?

— 10-4 — aceptó mientras miraba las alertas que habían — mira, vamos a esta dirección, dicen qué hay un disturbio en el estacionamiento provocado por un una discusión entre dos sujetos — le informo mientras lo marcaba en el GPS — algo que resolveremos como mucho en 10 minutos y pa' casa.

— Me parece bien — aceptó el ruso para ponerse en marcha hacia la dirección.

No tardaron mucho en llegar, al parecer había habido un problema entre un sujeto y un taxista. Horacio estaba inspeccionando el área antes de bajar del vehículo cuando se percató de quien era el sujeto.

— No puede ser... — dijo este ganándose la atención de su pareja el cual notó como este rápidamente volvió a cubrir su rostro con su bandana de calavera.

— ¿H? — lo llamó — ¿todo bien?

— Perfectamente... — respondió de inmediato. Volkov iba a cuestionarle cuando escucharon el bullicio de las personas de afuera. Al parecer lo que había comenzado como una conversación, había escalado a una pelea.

— Joder... — se quejó Horacio mientras se bajaba del patrulla y se acercaba hacia la pelea y las demás personas que solo miraban.

— ¡FBI deténganse y levanten sus manos ahora! — indicó Horacio mientras les apuntaba con el taser, sin embargo estos parecían ignóralo por completo — ¡Que se tengan dije! — exigió ahora en un tono más alto mientras que le disparaba a uno de ellos en la pierna, solo para recibir un quejido y una maldición por parte de esta hacía el agente federal.

Mientras tanto V había aparcado el vehículo y se había acercado a su compañero apuntado igual con el taser.

— Caballeros sepárense ahora, ya escucharon a mi compañero — habló pero sólo uno de ellos hizo caso.

Mientras que el que parecía ser el taxista se alejaba del otro sujeto, este que ya había sido herido por el taser de Horacio parecía seguir enojado y ahora más por el disparo.

—  ¿O si no que? — le retó — ¿me dispararas como hizo el pendejo de tu compañerito?

— ¿Que dijiste? — se acercó ahora V hacia este.

— Oh no — comenzó a decir Horacio — no no no, ni lo pienses V — dijo mientras se interponía entre este y el otro sujeto.

— Ayy disculpa ¿te ofendí por molestar a tu compañerito? — habló en tono de burla al observar a ambos pero luego cambió su semblante al percatarse de uno de los tatuajes que tenía el moreno... y es que hoy Horacio había dejado su chaqueta en la habitación — Espera un momento... — habló ahora con un tono de voz diferente — ¿Horacio? — se acercó y lo tomó del brazo — Horacio soy yo... Dex. Se identificó sorprendiendo a Volkov al escuchar dicho nombre, pero provocando que Horacio soltase un suspiro pesado.

One-Shots: Volkacio Where stories live. Discover now