¿Estabas Bailando?

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Un días más... Era el pensamiento de Horacio una vez se estacionó en la sede. Si bien había pasado poco desde su vuelta a las andadas como director del FBI, sentía que el tiempo no había pasado, que nunca dejó de serlo. Por lo que era simplemente "un día más". Apago el motor del auto para luego salir de este y tomar su móvil.

— Joder... — dijo para si mismo en un tono bajo al revisar sus notificaciones vacías — ¿que estará haciendo?

Y es que había quedado con Volkov para verse en la sede luego de que el ruso fuese el primero en despertarse en el hotel y marcharse diciéndole que se quedará a descansar un poco más y que él se encargaría de todo. Sin embargo, desde que se levantó le ha envido varios mensajes pero no ha obtenido respuesta alguna.

— ¿Y si le pasó algo y nunca llegó a la sede? — se preguntó a si mismo ahora con preocupación mientras que guardaba el móvil y seguido ingresaba en el edificio para buscar su equipo y tratar de comunicarse por radio — Buenas — saludó por radio — aquí H entrando de servicio — anunció esperando escuchar un "priviet" del otro lado pero solo recibió un...

— Buenas jefe ¿necesita algo? — de parte de Alanna haciéndolo suspirar casi derrotado por no dar con V.

— Buenas Alanna — devolvió el saludo — ¿Tú y quien más está de servicio?

— Por ahora solo nosotros, G y V — respondió de inmediato.

—Gracias Alanna, Y... ¿Sabrás de casualidad donde esta V? — preguntó esperando una respuesta positiva pero nuevamente, no fue el caso.

— 10-5 jefe, hace un rato que no lo veo.

— De acuerdo... gracias de nuevo Alanna, en un rato quiero que vayamos todos a entrenar, estate al pendiente — le pidió sin darle más detalles sobre el porque buscaba a Volkov.

— 10-4 jefe

Finalizó su plática por la radio luego pensar donde podría estar Volkov y pensar también un motivo (no trágico) por el cual este no le responde los mensajes ni la radio.

— Que idiota soy — dijo para si mismo luego de unos minutos — si esta de servicio debe tener el localizador activado — se golpeo la frente al haberse dado cuenta de que era más sencillo de lo que había planteado el ubicar a su ruso oxidado — bien... — dijo sacando su tableta — ¿Donde estás metido? — dijo en un murmullo

— Gastón... Alanna... — iba diciendo según los veía — pero... ¿que hace en las escaleras?

"10-5 jefe, hace un rato que no lo veo..." Se repitieron las palabras de Alanna en su cabeza. ¿Y si se había lastimado? ¿Y si se había caído? ¿Si ha estado inconsciente todo este rato ahí en las escaleras tirado y por eso no responde? Sin pensarlo más se puso en marcha hacia las escaleras para encontrarlo esperando que nada de lo que había pensado fuese cierto. Afortunadamente no lo era, pero lo que si era cierto era el hecho de que jamás pudo haberle pasado por la mente el verdadero motivo por el cual Volkov no le contestaba.

— ¿Que... cojones...? — dijo en un tono bajo sorprendido mientras lo observaba con los ojos muy abiertos, sorprendido. Y es que en todos los años que llevaba conociendo a Volkov y conviviendo con él, jamás se habría imaginado lo extremadamente bien que podía bailar el condenado.

— Salió a la disco a bailar... una diva virtual.... — cantaba mientras bailaba sensualmente el ruso. Dejando a Horacio Pérez con quizás el mayor *panic* que habría tenido en su vida.

Pero es que jamás pensó que vería al amor de su vida, bailando de esa forma, cantando a ojos cerrados una canción como "Diva Virtual". Si alguien hace años le hubiese dicho que viviría para ver ese momento, definitivamente lo habría mandado a tomar por culo por burlarse de él.

Si así se encontraba Horacio, imagínense la reacción de Viktor Volkov al abrir sus ojos y encontrarse con el amor de su vida observándolo.

— Ho... Horacio... — dijo rápidamente mientras se retiraba los audífonos y se levantaba del suelo — No... No... no sabía que... qué ya estabas por aquí... — siguió hablando nervioso.

— Yo... — comenzó a decir H aún sorprendido para luego recuperar un poco la compostura — ¿Estabas... estabas bailando? — preguntó pero sólo obtuvo palabras sin sentido por parte del contrario como reflejo de su vergüenza — yo... llevaba toda la mañana buscándote, tuve que recurrir a buscarte con el... localizador. Fue ahí cuando el ruso se percatado de que tenía su teléfono aún en silencio y con las notificaciones desactivadas.

— Lo... lo siento Horacio — se apresuró a responder — olvide cambiar la configuración en la mañana temprano cuando me desperté.

— Vale... — respondió con simpleza dejando al ruso confundido pues este seguía esperando una palabra referente a lo que se encontraba haciendo cuando el menor llegó — ¿Quieres ir a... entrenar?

— ¡Si! — respondió casi de inmediato mientras emprendía su camino hacia afuera siendo seguido muy de cerca por Horacio el cual, si bien no le había mencionado nada, podía sentir como este estaba ahora sonriendo y conteniéndose por no decir algo. O por lo menos eso pensaba el hasta que...

— ¿Que tal si cuando lleguemos a casa me enseñas algunos de esos... pasos prohibidos? — le preguntó ahora picándole para ver cómo este se sonrojaba y volvía a ponerse nervioso — tal vez pueda recibir un show privado...

— ehhhh — comenzó a tartamudear de nuevo  — No, no, no lose Horacio ya veremos... más tarde... — finalizó para seguir su camino hacia Monier y Gastón dejando al menor estático en su lugar al no haberse imagino que podría potente dicha respuesta.

— ¿Y bien jefe? — le habló Alanna acercándose — ¿Como serán los entrenamientos de hoy?

— ¡Lo más breve posible! — habló de prisa — tengo un compromiso en un rato y no pienso faltar — respondió ahora emocionado dando por hecho el que Volkov aceptaría. ¿Y si no? Bueno, ya el se encargaría en la casa de convencerlo utilizando sus propios pasos prohibidos...

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One-Shots: Volkacio Where stories live. Discover now