Capítulo 49

1.8K 172 28
                                    

El tiempo no pasó más lento, pero tampoco rápido, los días solo continuaban, sin emociones, planos e insípidos, aveces sentía que daba vueltas sobre mis decisiones, en ocasiones me convencía a mi misma de que la tranquilidad de su ausencia era lo que necesitaba, pero al final, aún había algo que me hacía querer ir tras ella.

La vida junto a Blue se sentía relajada, no había nada romántico entre las dos, pero si mucho cariño, por otro lado, echaba de menos a Rosie, que estaba ocupada con los preparativos de la boda, y con respecto a Cara... no la había visto desde ese día en el hospital.

—Supongo que no vas a ir a la boda, ¿o si? —preguntó Blue después de haber examinado hasta el último detalle de la invitación que nos llegó a primera hora.

—Lo hubiera considerado si tu pudieras acompañarme, pero sé que no puedes posponer tu viaje —le respondí terminando mi desayuno—: Aunque, admito que la idea de entrar dramáticamente por la puerta principal de la iglesia, me tienta mucho.

—Supongo que por eso no se van a casar por la iglesia —contestó riendo—: En la invitación ponen la dirección de un salón de eventos, así que solo habrá firma de documentos y recepción, pero si quieres que te acompañe, puedo hacerlo.

—¿Y dejar que pases horas en un autobús, ida por vuelta?, no gracias —respondí mientras ignoraba mi celular por segunda vez, pero al notar que era Rosie quien no paraba de llamar, contesté, "Puedes venir por mi, estoy en emergencias", me dijo con la misma voz risueña de siempre, "Estaba corriendo a la prueba de vestido de mi hermana, llevaba unos tacones demasiado altos como para alcanzar a cruzar en semáforo amarillo, y ahora creo que tendre que usar yeso junto con mi vestido de dama" me explico mientras yo tomaba mis cosas para ir por ella.

Blue me acompañó a la sala de emergencias, pero tuve que continuar sola porque ella debía ir a presentar un examen, por suerte no me costó trabajo encontrarla.

—Acaban de decirme que solo me desvíe el pie —me dijo apenas me vio para tranquilizarme—: Pero igual necesitaré ayuda hasta que se desinflame.

—¿Te das cuenta de lo peligroso que pudo ser?, ¡¿en qué estabas pensando?! —le grité al verla tranquila y despreocupada—: Puedo pasarte un auto por encima y...

—Lo siento —respondió girando sus ojos como una niña malcriada—: No me regañes, mi hermana ya se encargó de reventarme la cabeza con sus reproches.

—¿Y por qué me llamaste si tu hermana estaba contigo? —pregunté molesta, mientras buscaba a Cara.

—Lo hice antes de que ella llegara —me respondió, señalando a su hermana quien estaba rellenando los formularios para la salida—: No pensé que vendría, porque hoy es su prueba de vestido, por eso te llamé.

—Ella dejaría su boda por ir tras de ti —le respondí golpeando su terca cabeza—: Sabes que ella te ama.

Cara se acercó a nosotras y tuvimos que intercambiar algunas frases de cortesía para no hacer las cosas incómodas.

—Tendrás que quedarte conmigo hasta que te mejores —le dijo Cara, pero Rosie se negó y pidió irse conmigo.

—Becca y Blue pueden cuidarme mejor, además, tú estás demasiado ocupada con lo de tu boda, sin contar con las interminables remodelaciones que tu novia le está haciendo al departamento, lo que va hacer imposible que yo pueda descansar.

Cara volteo a verme esperando mi confirmación y obviamente accedí porque no había forma en la que me negara a cuidar a Rosie, además no sería la primera vez que lo hacía.

Durante el trayecto al departamento de Blue, las cosas entre nosotras se fueron relajando, aún así cuando escuchamos a Rosie decir que yo debía acompañar a su hermana a la prueba del vestido, nos quedamos sin palabras.

—No puedes ir sola, necesitas la opinión de alguien más, y no puede ser tu prometida porque es de mala suerte —se justico.

—No creo que Becca quiera acompañarme —respondió Cara avergonzada, mientras yo trataba de entender porqué Rosie me puso en una posición así.


No se porque acepté acompañarla, tal vez quería demostrarle que estaba bien, que ya no me importaba y que podía ser madura al respecto, o simplemente era la necesidad que sentía de verla con su vestido blanco aunque sea una sola vez, aunque no fuera para mi.

Mientras esperaba, empecé a recordar la primera vez que la vi caminando por los pasillos del instituto, llevaba uno de sus tantos vestidos florales, sonreía con naturalidad, y su cabello pasó rosandome dejando su perfume a su paso, ella volteo a verme y por un segundo lo pude ver todo en cámara lenta, creo que jamás se lo dije, pero me gusto desde el primer momento en que la vi.

Recordé la noche en la que conocí su casa, y la hice enojar tanto que terminó explotando, tambien recorde como me interrumpia con sus besos y nuestra primera noche juntas, estaba tan nerviosa y a la vez tan feliz, tenía el sonido de su risa mientras besaba, cada caricia estaba de alguna forma grabada en mi cuerpo, lo recordaba todo.


—Becca, ¿puedes venir un momento? —me pregunto Cara, sacándome de mis pensamientos—: ¿podrías ajustar el corsé?, es que estoy jalando las cintas pero no funciona, y aun lo siento flojo —empezó a explicarme cuando cruce la cortina del vestidor.

Mis ojos enseguida recorrieron todo su cuerpo, el vestido era hermoso, le quedaba perfecto, parecía diseñado especialmente para ella, aunque cualquier cosa le habría quedado bien, porque era ella, era mi primer amor con su vestido de novia, lista para casarse con alguien más, fue justo en ese momento cuando todos los recuerdos de alguna manera se transformaron en una nostalgia dolorosa.

—Voy a llamar a alguien para que te ayude —le dije al notar que mis manos no paraban de temblar, pero ella siguió hablando.

—He tenido que ajustar este vestido más de cinco veces —empezó a quejarse—: Cambie varias partes y aun así no me gusta... no se si es el tul de la falda, el encaje cosido a mano, o el estúpido velo que se ve perfecto cuando está colgado, pero cuando me lo pongo me hace llorar, no se que es lo que está mal.

—Solo estás estresada —le respondí intentando no verla—: Déjame buscar a la encargada para que te ayude —añadí tratando de salir del vestidor, pero en cuestión de segundos, cayó de rodillas con los ojos llenos de lágrimas.

—No quiero casarme —dijo con la voz entrecortada—: No puedo hacerlo —empezó a repetir. 

Querido DiarioWhere stories live. Discover now