Capítulo 9

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Catorce)

Querido diario, ¿Cuál es la diferencia entre una mentira buena y una mala?

Hace un tiempo solía pensar que el utilitarismo era la respuesta más sencilla a esa interrogante, pero lo sencillo no siempre es lo correcto, y lo que hace bien a muchos, aún hace mal a pocos, así que me he vuelto a cuestionar sobre el fluctuante límite entre lo bueno y lo malo, y creo que la conclusión es que "pensar" no te hará feliz.

P.S: ¿Estás consciente sobre los extraños gustos sexuales que tienen las personas?, tal vez sí, pero, ¿te has puesto a pensar que "esas personas", pueden estar cerca de ti?, como por ejemplo el conserje de la segunda jornada, y su gusto enfermizo por... No puedo decírtelo, pero no toques sus instrumentos de limpieza bajo ninguna circunstancia.


—Deja de leer eso, debemos irnos—me dijo Eli quitándome el diario.

—Por favor dime que no vamos con el conserje

—¿Con el conserje?, ¿por qué? —preguntó confundida.

—Olvídalo, ese diario me llena la cabeza de...

—¿Cuál diario? —me preguntó enseguida, abriendo el cuaderno que me había arrebatado—: Debes estar de broma... ¿a quién le robaste este diario?

—No lo robe, lo encontré —le respondí rápidamente a la defensiva.

—Maldición Becca, un diario es algo personal, no puedes estar leyéndolo como si fuera un libro cualquiera, alguien debe estar como loco buscándolo —me dijo mientras revisaba la cubierta en busca de algún nombre.

—¿Crees que no sé eso? —le respondí tomando de nuevo el diario para guardarlo—: Trate de devolverlo pero no tiene nombre, así que...

—Así que decidiste leerlo sin remordimiento —me respondió decepcionada.

—¿Por qué estás tan molesta?

—No lo estoy —me respondió tranquilizandose y cambiando de tema—: Ya se como terminó el vestido de Cara en la casa de Ed —comenzó a decirme mientras caminábamos con dirección al club—: Tuvieron una cita hace unos días, y mientras veían una película en su casa, el refresco de Cara se volteo y terminó empapando su vestido, por lo que la mamá de Ed se ofreció a prestarle ropa para poder lavar su vestido.

—¿Eso fue todo? —pregunté incrédula.

—Hubiera sido todo, si no fuera porque la mamá de Ed tenía que irse a una reunión con sus amigas.

—¿Lo hicieron?

—Tú qué crees —me respondió.

—Pero, ¿cómo se olvidó el vestido?

—Ed me dijo que cuando terminaron, Cara se sintió tan avergonzada que quiso irse de inmediato pero como ya era tarde y el vestido ni siquiera estaba puesto en la secadora, se fue con lo que su mamá le había prestado.

Estoy consciente de que no había nada de malo en lo que había escuchado, pero me dolía de una forma inexplicable, como si hubiera sido traicionada, lo cual era una mierda porque no tenía ninguna razón para sentirme de esa manera.

—¿Y eso es lo que te tiene tan molesta? —le pregunté observando cómo su mirada parecía tan lastimada como la mía y el silencio que mantuvo me confirmó que le costaba hablar sobre eso.

—Es que no es justo —me dijo finalmente—: Después de todo lo que ella le ha hecho, y las veces que lo ha rechazado, justo cuando él estaba listo para dejarla ir, ella va y se mete a su cama.

—No creo que haya sido ella la que empezó —le respondí—: Además, Ed estaba lejos de dejarla ir —añadí tratando de ser objetiva.

—¿Estás poniéndote de su lado? —me preguntó indignada.

—No estoy diciendo eso, pero...

—Solo hace un par de semanas no soportabas ni escucharla y ahora la defiendes, ¿no te das cuenta que esto confirma que siempre tuviste razón y en realidad ella es una mala persona que solo busca tener a nuestro amigo detrás de ella?, ¿como puedes defenderla?, ella no es más que una...

—Si lo dices, te golpeare tan fuerte que reiniciará tu cerebro —le dije haciéndola entrar en razón—: Lo que hicieron fue decisión de los dos, así que no te metas.

Decirle eso fue como hablar mirando a un espejo.

—Lo siento —me dijo aún molesta.

—Está bien, solo vayamos a la reunión. —le respondí avanzando hacia el grupo, el cual ya estaba listo para empezar con la elección del lugar al que iríamos el fin de semana y como era de esperar, fueron incapaces de ponerse de acuerdo, ocasionando que la reunión se extendiera más de lo necesario, para al final optar por lo más económico.


—Si sabes que en la montaña hay muchos mosquitos, ¿verdad? —me preguntó Cara una vez que la reunión terminó.

—¿A qué viene eso?

—Es que no te ves cómo alguien que se lleve muy bien con la naturaleza, es decir ni siquiera te llevas bien los demás seres humanos —me respondió tratando de hacerme sonreír.

—Solo me llevo mal contigo, y eso es porque eres muy irritante —le dije tratando de seguirle el juego, pero me costaba demasiado trabajo actuar normal.

—Si sigues frunciendo el ceño de esa manera, envejecerás más rápido —me respondió poniendo su mano en mi frente, lo que ocasiono que me tensara por completo—: Ves, sin fruncir el ceño también te ves bien. —agregó sonriendo.

—¿Qué tienes con invadir mi espacio personal? —le conteste mientras tomaba mis cosas con el ánimo por los suelos.

—Te ves muy cansada, ¿qué pasó? —me pregunto mientras trataba de ayudarme con mis cosas.

—Solo necesito estar sola —le dije intentando apartarla.

—Entonces me quedaré a tu lado en silencio —me respondió siguiéndome—: O también podría invitarte a mi casa y...

—¿Y fingir que se te cae un refresco?

Había llegado a mi límite, no podía seguir fingiendo que era una persona madura y razonable, necesitaba sacarlo de mi pecho.

—¿Les contó? —me pregunto avergonzada—: Supongo que fue muy ingenuo de mi parte pensar que lo mantendría como algo privado.

—¿Entonces es cierto?, ¿te acostaste con él pese a que lo llevas rechazando desde hace mucho tiempo?

Esperé a que ella me respondiera o por lo menos me diera una excusa pero estaba tan impactada que solo se mantuvo en silencio.

—Antes no necesitaba razones para odiarte, pero ahora por más que lo intento no encuentro algo que me haga alejarme de ti, como si pudiera justificarlo todo, incluso el hecho de que estás jugando con mi mejor amigo.

—No estoy jugando con él.

—Entonces, ¿qué mierda estás haciendo?

—Solo tenía curiosidad.

—¿Curiosidad?, ¿te acostaste con mi amigo solo por curiosidad? —le pregunté decepcionada—: ¿Y ahora qué sigue?, ¿vas a regresar con él o solo lo mantendrás en el limbo como has estado haciendo hasta ahora?

—¿Debo disculparme?

—¿Enserio no te sientes ni un poco culpable por utilizarlo?

—¿Utilizarlo?, Ed no es un estúpido, quería acostarse conmigo desde la primera vez que salimos, y no trates de fingir que estás ofendida porque tu sabes que el lo disfruto tanto como pudo.

—¿Y tu no?

—No... ni un poco. 

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