Capítulo 35

2.7K 256 44
                                    

Había tomado una ducha con la intención de ir directo a la cama. Planeaba comer los dulces que había comprado y ver alguna película hasta quedarme dormida, cuando mi plan fue destruido por la voz de mi mamá al otro lado de la puerta diciéndome que, en media hora llegaba Rosie con su familia para una cena de bienvenida por el regreso de Cara.

Estaba tan sorprendida que tuve que pedirle a mi madre que repitiera lo que había dicho, y después de reclamarle por la poca antelación con la que me avisaba las cosas, me cambié para bajar a ayudarla.

No había ni alcanzado a secarme el cabello cuando el timbre sonó y mi mamá corrió a abrir la puerta, invadiendo automáticamente el espacio personal de Cara para llenarla de halagos..

Pasamos a la mesa y en cuestión de minutos, la tensión que existía entre las hermanas se hizo evidente, comenzando por Cara quitándole el celular a Rosie para que dejara de mandar mensajes, seguido por un intento fallido de su madre por aparentar que todo estaba bien.


—Escuche que te está yendo excelente con tu negocio —dijo mi mamá intentando sacar un tema de conversación.

—Sin la herencia de mi abuela que en paz descanse, no hubiera sido posible —respondió Rosie por su hermana—: Incluso donó parte de ese dinero al instituto religioso en el que estudió, seguro les es muy útil para continuar con su sistema anticuado y homofóbico.

Pise el pie de Rosie para que se detuviera pero no le importo y siguió con la intención de amargar a su hermana.

—Fue parte del testamento —se limitó a decir Cara, sin darle mucha importancia.

—En el cual, no te habría dejado nada, si hubiera sabido que tu no eras tan devota como aparentabas, ni mucho menos tan hetero como pensaba, ¿no es así? —continuó Rosie.

—Supongo —contestó Cara inalterable.

—Mejor hablemos de otra cosa —dijo mi mamá intentando cambiar de tema—: Escuche que quieres conseguir un posgrado, ¿ya decidiste la universidad o te quedarás en la misma?

—Aun sigo considerando las opciones —le respondió Cara continuando con su cena.

—En ese caso deberías ir a la misma universidad de Becca —le dijo mi mamá sorprendiéndome—: Hay buenos posgrados para la carrera de negocios, además está cerca de los últimos departamentos que estás remodelando para vender.

—Incluso podrías involucrar a Rosie en esos proyectos, después de todo va a seguir diseño de interiores.

—Prefiero conseguir las cosas por mí misma —respondió Rosie molesta, causando un incómodo momento de silencio que al parecer nadie querría romper hasta que la mamá de Cara intentó retomar la conversación.

—¿Y qué hay de ti Becca, ya comenzaste con las prácticas?

—Primero debo tomar un par de materias que deje relegadas —le respondí rogando porque no siga preguntando porqué mi mamá siempre me miraba feo cuando recordaba las materias que perdí.

—Bueno cuando tengas que realizarlas, avísale a Cara, ella con gusto puede ayudarte para que entres a dar clases al instituto en el que estudio —me dijo llamando la atención de mi mamá.

—Eso es estupendo, ¿no es así Becca?

—Bueno, yo...

—Si Becca, de seguro disfrutas mucho estar rodeada de religiosas expertas en terapias de conversión —agregó Rosie cínicamente.

—No la escuches Becca, esas prácticas fueron eliminadas y ahora el consejo intenta corregir esos errores.

—Mi mamá sabe mucho sobre eso, después de todo su hija forma parte de ese consejo —siguió Rosie—: Y si no te aceptan por tu carpeta, siempre puedes recurrir al nepotismo que gobierna ese lugar, o por que crees que una recién graduada es parte del consejo.

Estaba segura que Cara explotaría con ese comentario pero siguió inmutable, provocando que su hermana hirviera como un alka seltzer .

—Mi abuela me heredó su puesto —empezó a decir Cara acomodando los cubiertos sobre su plato vacío, (era la única que había terminado)—: Pero aun asi no tengo la autoridad suficiente como para saltarme todo el proceso de selección —agregó tomando una servilleta para corregir su lápiz labial—: En lo único en lo que podría ayudarte es informandote la fecha en la que se receptarán las carpetas.

—No es necesario —le respondí nerviosa.

—Si cambias de opinión, avísame —agregó para luego levantarse de la mesa y pedir permiso para salir.

El ambiente en la mesa cambió, era como si ella se hubiera llevado la tensión y la incomodidad que nos cubría, aún así yo seguía sintiéndome inquieta por lo que deje que engañaran a Rosie mientras yo iba a ver como estaba Cara.

La encontré en el estudio de mi mamá donde guardaba mis fotos y sus cuadros.

—¿Estás bien? —le pregunté acercándome cuidadosamente—: Rosie no suele ser así, no se que es lo que le pasa.

—Siente celos —me respondió con la mirada puesta en el cuadro favorito de mi madre—: No me percibe como su hermana, sino como su competencia —agregó volteando a verme.

Yo trataba de no lucir nerviosa pero había algo en ese labial rojo que hacía temblar mis piernas como gelatina.

—Es solo una etapa —le respondí sin el valor para poder acercarme más.

—¿Estás segura? —me pregunto avanzando hacia mi.

—Totalmente —le respondí retrocediendo un poco.

—Yo creo que te equivocas —me dijo pasándome de largo para cerrar la puerta del estudio—: ¿Crees que tengamos algo de tiempo para hablar sin que ellas nos interrumpan?

Le confirmé que sí mientras observaba cómo giraba el seguro para bloquear la puerta.

—He pasado toda la tarde soportando su actitud —empezó a decirme—: Y lo peor es que tengo que hacerlo sobria.

—Suena terrible, pero no creo que tenga que ver conmigo —le respondí tratando de sonar seria—: ¿De qué querías hablarme?

—¿No tienes calor? —me pregunto cambiando de tema.

—Cara, me encantaría seguir con esta conversación, pero creo que lo mejor es que vaya a salvar a Rosie de los regaños —le dije intentando huir, pero ella me detuvo.

—No quiero que te acerques a mi hermana —me dijo sosteniendo mi brazo con fuerza.

—¿Me estás amenazando? —le pregunté intentando soltarme, pero ella me empujo contra el armario y subió su mano hasta mi rostro.

—¿Quieres que te amenace? —me preguntó acercándose a mi boca—: Podría hacerlo, pero prefiero hacerte prometerlo —añadió haciendo que mi respiración se acelerara—: Quiero asegurarme de seguir siendo tu favorita.

Antes de que pudiera responderle, sus labios empezaron a tocar los míos, traté de apartarla pero me empujo más fuerte deslizando su lengua por mi cuello, era imposible resistirme a la manera en la que me besaba, no podía alejarme, la necesitaba cada vez más cerca y ella lo sabía, disfrutaba cuando le rogaba que continuara y sonreía mientras subía con lentitud mi falda.

—Hiciste bien en ponerte esto —me dijo empezando a mover su mano, jugando con sus dedos—: ¿Por qué estás tan mojada?, recién empezamos —añadió girando mi cuerpo para ponerme de espaldas.

Aparto mi cabello con su mano, mientras yo hacía un esfuerzo por mantenerme de pie. Sentía como succionaba mi cuello, como respiraba, su voz hablándome lentamente y sus manos tocándome con un ritmo perfecto.

—¿Puedes aguantar un poco más?, quiero seguir sintiéndote —me dijo mientras movía su mano más rápido para hacerme terminar.


Alcanzó a tapar mi boca justo a tiempo para que no pudiera hacer ruido, mis piernas seguían temblando cuando ella empezó a colocar todo en su lugar, luego se sentó en el mueble como si nadie hubiera pasado, lista para hablar.  

Querido DiarioWhere stories live. Discover now