Capítulo 34

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(Tres años después)

—No puedo creer que al fin te graduaste —le dije a Rosie mientras revisaba sus fotos con el diploma y la toga—: ¿Deberíamos enmarcar uno o dos?, porque podemos poner una en tu cuarto y otra en la sala, ¿qué opinas?

—¿Yo opino que en vez de estar acostada viendo mis fotos, deberías venir a ayudarme a empacar?

—¿Por qué debería hacerlo? —le pregunté revisando las fotos de nuevo—: ¿No me dijiste que ahora eres una adulta completamente funcional y que no me necesitabas?

—Te dije que me dejaras de decir Rosie, lo demás te lo sacaste de...

—Estaba prácticamente implícito —le respondí interrumpiendo su insulto—: Además no entiendo porque no te gusta Rosie, es un nombre muy lindo y tierno.

—Exactamente por eso es que no me gusta.

Ya desde hace un par de meses Rosie me había pedido que la llamara Rose (el cual es su verdadero nombre), pero a mi costaba dejar de tratarla como una niña pequeña, sentía que de alguna forma yo la había criado, era casi un amor maternal.

—Por cierto, ¿por qué no tomaste el año sabático que tu hermana te estaba ofreciendo? —le pregunté mientras me levantaba para ayudarla con la ropa.

—No quiero seguir dependiendo de ella —me respondió molesta como siempre que hablábamos de su hermana.

—Pero, tu hermana te lo ofreció como felicitación por la beca que conseguiste.

—O para lavar su culpa por no estar en mi graduación —agregó resentida.

—Ella no faltó por gusto, sabes muy bien que tenía que resolver asuntos importantes.

—Al igual que en mi cumpleaños, o el de mamá, siempre tiene cosas importantes que hacer.

—Ella está trabajando muy duro para que ustedes puedan estar tranquilas.

—No quiero seguir hablando de ella —me dijo terminando el tema—: Mejor cuentame como es que aumentaste otra ruptura a tu largo muestrario.

—Ya te dije que dejaras de llevar la cuenta —le dije regresando a la cama para dejarla empacara sola—: Empiezo a creer que yo soy el problema.

—Bueno si ya vas terminando con casi diez personas, tal vez tengas razón —me respondió burlándose—: ¿Y si intentas salir con una chica?

—Hasta ahora ninguna me ha gustado.

—¿Y si buscas a alguien que se parezca a mi hermana?, tal vez hayas desarrollado algún tipo de fetiche con los vestidos florales.

—Eres una estupida —le dije golpeándola con su almohada—: No sé porqué hablo de esto contigo, siempre terminas haciéndome enojar.

—Te enojas porque la verdad duele —me dijo haciendo que la golpeara por segunda vez—: ¿Y si intentas salir conmigo?

Su pregunta fue tan inesperada que decir que me tomó por sorpresa era poco, simplemente me había quedado pasmada, mientras ella se acomodaba sobre mí.

—¿Nunca se te ha pasado por la cabeza? —siguió preguntando mientras yo entraba en pánico—: A mi si, y creo que podría funcionar, además ya soy mayor de edad, ¿qué piensas?

Estaba muda, casi hecha piedra cuando escuche la voz de Cara atravesar el dormitorio hasta llegar a nosotras.

—Yo opino que es mejor que te alejes de ella.

Rosie y yo nos quedamos viendo con la misma expresión de sorpresa, solo que mientras yo reaccionaba con miedo, ella parecía disfrutar el momento.

—No sabía que vendrías —le respondió Rosie—: Igual mi graduación ya pasó, así que bastaba con que enviaras un mensaje como siempre, no debiste molestarte viniendo hasta aquí.

—Quería ver lo bien que Becca te estaba cuidando —arremetió contra mí.

—Pues ya ves, nos llevamos de maravilla —le contestó dejando a su hermana incrédula—: Si ya terminaste de hablar, ¿puedes cerrar la puerta al salir? —agregó terminando con la paciencia de Cara, quien se acercó en silencio con la misma expresión que cualquier depredador tendría al ver a su presa.

—Escucha —empezó a decirle mientras el tono de su voz aumentaba con cada palabra—: Me importa una mierda que estés pasando por tu etapa rebelde, y me importa mucho menos el que estés molesta, lo unico que quiero es que te alejes de ella —le dijo tomándola del brazo para levantarla de la cama.

—¡Ya no me puedes tratar como una niña, yo... —Cara la interrumpió apretando su brazo y plantandole la mirada.

—Conmigo no, Rose —le respondió manteniendo su voz firme—: Conmigo no van a funcionar tus berrinches, así que...

—No tengo por qué escucharte... tu no eres mi mamá, ¡así que deja de actuar como si lo fueras porque no lo eres! —le gritó tratando de soltarse, pero Cara movió su mano hasta sus mejillas y la sujetó tan fuerte como pudo.

—¡Yo te crié, yo te alimente, yo te cuide, yo lo hice todo por ti! —empezó a gritarle—: ¡No soy tu madre y por eso mismo deberías estar más que agradecida!, porque no era mi puto trabajo transnocharme cuando te enfermabas, ni mucho menos llevarte a la escuela... incluso ahora, me la paso trabajando para pagar tu maldita educación, así que la próxima vez que vayas a faltarme el respeto recuerda que aunque yo no sea tu madre, a mi me lo debes todo, ¡¿entendiste?!

Rose asintió con la cabeza y entre lágrimas se alejó corriendo directo a los brazos de su madre, quien por los gritos había subido justo a tiempo para llevarse a Rosie con ella y poder consolarla.

—¿Estás bien? —le pregunté observando cómo de a poco recuperaba su color—: ¿Quieres que te traiga un vaso con agua?

—Dime que no estás saliendo con mi hermana —me dijo con la respiración aún alterada.

—Ella solo estaba bromeando —le respondí nerviosa—: Yo la veo como mi hermanita y...

—Lo sé... solo quería escucharte decirlo —me dijo mientras se sentaba para terminar de calmarse.

—Ella no suele ser así, solo estaba resentida porque faltaste a su graduación —le empecé a explicar—: Y aunque se que estuvo mal que te gritara, no se merecía que fueras tan dura con ella.

—¿Debí dejar que me pasara por encima?

—No dije eso, solo creo que...

—No creas que porque la has cuidado un par de años puedes decirme como tratar a mi hermana.

—Te perdonaré solo porque sé que estás molesta —le respondí recogiendo mis cosas para irme—: Pero la próxima vez que vuelvas a decirme algo como eso, seré yo la que te enseñe un poco de respeto y agradecimiento.

—Lo siento —me dijo casi entre dientes.


Salí de esa casa casi corriendo, tenía demasiados sentimientos encontrados, no era solo enojo por como me había hablado, también estaba la situación con Rosie y el reencuentro que había esperado desde hace ya tres años, pero lo peor era que después de tanto tiempo, ella aún seguía gustándome, aun lograba ponerme nerviosa y triste, yo aun la quería, tanto o más que antes.

Querido DiarioWhere stories live. Discover now