31. SALVA

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🎵 Insoportable- El Canto del Loco 🎵

En el coche de Jonathan con las ventanillas bajadas y la música puesta a todo volumen saliendo del reproductor me entran ganas de aullar de puro júbilo.

Me hace gracia porque siempre que nos reunimos para tomar algo antes de salir de fiesta a algún sitio nos quedamos apalancados y nos cuesta una eternidad y media movernos. Esta vez, apenas hemos necesitado unos minutos para organizarnos, recoger los botes de pintura y marcharnos desde que tomamos la decisión de hacerlo. La verdad, es motivo para estar orgullosos.

Tras un rato en el coche, Raisa, que es quien lleva el Google Maps, anuncia que llegaremos enseguida.

—¿Seguro que es aquí? —pregunta Jona buscando sitio para aparcar.

—Que sí —respondo.

—¿Y me dices que Darío viene aquí todos los fines de semana? —pregunta otra vez.

Asiento.

—Pues se va a llevar una sorpresa de la hostia.

Jonathan sale del coche e Isaac y él me ayudan a ponerme de pie sobre las muletas.

—Reina mora, ¿cómo hacemos esto? —pregunta Jona a Raisa.

El frío de la noche nos envuelve a todos y las luces del cielo y las farolas no eclipsan la adrenalina que siento en mi interior.

—Igual deberías quedarte con el coche en marcha por si nos toca salir por patas —le comenta Isaac a Jonathan, riendo.

—Y una mierda —dice el segundo, mordaz.

—No os preocupéis, no hay nadie por aquí a estas horas —dice Raisa—. Y cuando los haya, no nos van a ver.

Acto seguido coge el bote de pintura de spray negro y de espaldas y con la capucha cubriéndola apunta a una de las cámaras de seguridad hasta embadurnarla por completo.

Joder, pues vamos en serio.

Mi amiga me tira el bote, sonriendo y yo hago lo mismo que ha hecho ella para acabar con la segunda cámara de seguridad.

—¿Algo más? —pregunta Isaac.

—Que no, juro que no hay más cámaras. El mundo es nuestro —dice Raisa.

Y yo me fío de ella completamente así que, sin pensármelo dos veces, me coloco frente a la valla metalizada impoluta y empiezo a pensar.

Mientras la pintura canaliza mi adrenalina hay un millón de cosas que se me pasan por la cabeza. Pienso en Raisa, por supuesto, porque ella, el grafitti y yo nunca dejaremos de ir de la mano, pero también pienso en mi primer encuentro con el grafitti (el primero de verdad) y eso me une a Darío. Recuerdo las tardes en las que corríamos detrás de mi hermano y de los otros chicos mayores del barrio y escondidos detrás de las paredes les observábamos pintar con una mezcla de orgullo y admiración.

Darío estuvo, de hecho, presente, cuando mi mano temblorosa dejó su primera marca de tinta en una pared de hormigón. No fue nada más que una simple marca, pues alguien nos vio y tuvimos que salir por piernas.

Asumimos entonces que el graffiti no era un mundo que nos perteneciera en ese momento y al que solo podríamos acceder una vez fuésemos mayores. Entendiendo por "mayores"... pues, yo que sé, la edad que tenía Juanjo en ese momento, nada más. 

El caso es que a ninguno de los dos se nos habría ocurrido jamás que en algún momento dejaríamos de crecer juntos.

Miro a mis amigos haciéndoles una seña para que cojan los bote de pintura y se unan a mí pero no parecen muy por la labor. Miro a Raisa y ella, con un gesto, me deja claro que lo de esta pintada es solo cosa mía.

Entiendo que el grafitti me pertenece, este momento me pertenece, lo que siento me pertenece, el mundo entero y el cielo con todas sus estrellas me pertenecen a mí y solo a mí... aunque yo esté desesperado por seguir compartiéndolo todo con las personas que tengo a mi alrededor.

Los labios se me curvan en una sonrisa.

Me he dado cuenta de que ya está, ya he acabado, cuando empiezo a escuchar algo de movimiento a mi alrededor.

—Me cago en la puta —escucho mascullar a Jonathan y no necesito ninguna indicación más.

Mis amigos, entre risas, recogen todos los botes de pintura y todos los rastros de nuestro delito a toda prisa; yo corro también y me subo en el coche a la pata coja.

Seguimos riendo mientras emprendemos el camino de vuelta a casa y a mí me da un poco de rabia que no haya cámaras que graben el momento en el que Darío vea lo que hemos hecho.

Le va a encantar.

***
¿Le encantará de verdad?
Entramos en la recta final de la novela que ya os aviso de que contará con 37 capítulos (¡nos quedan 6 y unos cuantos chats!) 🤔

Aviso de que me pondré moñas cuando lleguemos al final.

¿Qué le diríais a los personajes ahora que estamos tan cerca de acabar?

¿Qué le diríais a los personajes ahora que estamos tan cerca de acabar?

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Perdona si te llamo Cayetano | A LA VENTA EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora