14. RAISA

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🎵 why am I like this? - Orla galtrand 🎵
🎵 Sobreviviré- Mónica Naranjo 🎵

La luz se cuela por la ventana con una potencia propia de la lámpara que alumbraría la sala de interrogatorios de la peor de las películas de policías. En este caso, la luz sirve para que me interrogue a mí misma. La luz modela sombras encima de mis lapiceros y crea el esbozo de lo que debería estar dibujando sobre el papel. Empuño el color rojo sangre para crear un corazón anatómico y repugnante y exhalo un suspiro cuando desde mi reproductor empieza a sonar la voz de Mónica Naranjo entonando el himno "Sobreviviré". Me hace sonreír. En apenas una hora la música ha oscilado entre Mónica Naranjo y Orla Galtrand; Pablo Alborán y David Bowie; Amaral y Lil Nas X.

Cambio de rojo a verde y creo las raíces que destrozan el corazón y explotan llenándolo todo de zarzas, hojas y ramas. El verde se une al amarillo y al naranja y también al rojo de la sangre.

Hoy estoy intentando representar lo que son los celos. En pocas palabras: son una mierda. Una mierda que se multiplica como las raíces de una planta venenosa: te desgarra y hace que acabes diciendo estupideces y haciendo daño a quien tienes a tu alrededor.

Eso me pasó a mí ayer, supongo, cuando Salva me dejó sola otra vez, descubrí que Darío me había usado de tapadera y me enfadé con Pelayo a quien acabé por decirle lo que había pasado entre Salva y Darío en realidad.

Darío me ha escrito hace un rato para disculparse por haberme usado de tapadera con su beso con Salva. Me ha explicado que, aunque no sea excusa, él estaba convencido de que no volvería a verme ni a mí ni a Salva y que por tanto su secreto moriría con él. También ha dicho que, si bien él confía en su amigo Pelayo, sabe que al chaval le cuesta guardar secretos y no quería acabar saliendo del armario en una clase llena de homofobia antes de estar preparado.

Parecía honesto.

Me ha dicho varias veces que lo sentía y, bueno, ha colado perfectamente porque al primer "lo siento" yo ya le había perdonado. Y es que, al fin y al cabo, yo ya me sentía culpable antes de que me escribiera. Y me jode, claro, porque estoy harta de sentirme culpable por mis propios sentimientos.

Quizás lo que hice no estuvo bien, pero ¡tengo motivos para enfadarme con Salva, joder!

Darío se ha ocupado también de disculpar a Salva y ha alegado que él no estaba pasando por un buen momento anoche y que lo único que hizo Salva fue ayudarle. Esto, para qué engañarnos, me ha dolido también en el alma. Darío hablaba de Salva con... ¿cariño?

Menuda mierda.

Ya he terminado mi dibujo, que espero convertir en mural muy pronto y ahora estoy organizando la semana entrante en mi agenda.

Es cerca de la una de la tarde cuando llaman a mi timbre y antes incluso de abrir la puerta sé quién está tras ella. Es Salva, evidentemente. Mi padre y mi madre han aprovechado de nuevo para ir a cuidar al bebé de mi tía, ya que la mujer trabaja a tiempo completo y necesita toda la ayuda posible en estos momentos. Todo se traduce en que me quedo sola el fin de semana, una vez más.

Bueno, no tan sola.

Salva está delante de mí, con el cabello revuelto y despeinado, una sonrisa vacilante en el rostro y una bandeja de cruasanes en las manos. Debe haber pasado ahora por la panadería.

—Hola —me saluda —. Estos cruasanes significan que lo siento mucho. ¿Puedo pasar?

—Claro, pasa —suspiro, invitándole a entrar en casa.

—Tus padres están con el bebé, ¿no? —pregunta, con la bandeja de cruasanes tambaleándose un poco en sus manos.

—Sí, estamos solos —respondo, agarrando la bandeja y sintiendo que ya empiezo a salivar cuando el aroma de la panadería me llena las fosas nasales.

Perdona si te llamo Cayetano | A LA VENTA EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora