Un clavo no siempre saca otro clavo ● SaneTan ● 8

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Sabito <Giyuu - Giyuu> Tanjirou


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Sanemi manejaba como loco por las calles de la cuidad, la noche había caído y el entorno se iluminaba con las luces de los locales abiertos a esa hora. El albino se mantenía concentrado en no chocar al tiempo en que miraba por las calles atraves de los cristales de su auto, buscando una mata de cabellos Borgoña. Apretaba el volante con fuerza, maldiciendose mentalmente.

A su lado, Genya le acompañaba, no sólo porque estuviera preocupado por su amigo, también eso, pero tenía miedo que su hermano tuviera un accidente en el estado en el que se encontraba. Jamás le había visto de ese modo, tan preocupado y angustiado, y todo se remonta a hace unas horas cuando ambos llegaron al departamento donde vivían.

7 horas antes

Genya mantenía su mirada fija en su celular, aunque sólo estuviera viendo el fondo de pantalla que consistía en una foto de él junto a Kanata Ubuyashiki, su bella novia de cabellos blancos y orbes curiosos.
A su lado, con la mirada fija hacia el frente y en total silencio, Sanemi manejaba mientras murmuraba maldiciones.

"Nemi... ¿E-estás bien?." preguntó cauteloso.

El menor tembló cuando su hermano le dirigió una mirada helada y decidió callarse su quería seguir vivo por lo menos hasta la cena.
Aunque su preocupación por su amigo pudo más que su instinto de supervivencia.

"Tanjirou.. ¿Por qué no vino con nosotros?." no recibió respuesta, sólo vio como su hermano apretaba el volante.

"Tenía cosas que hacer." fue lo único que dijo el albino después de unos minutos.

Aunque seguía preocupado, pensando en que pudo haber pasado para que el pelirrojo se fuera sin ellos y su hermano tuviera ese humor, aunque siempre a sido malhumorado, ahora se le veía peor.

Después de un corto y silencioso viaje en auto, llegaron hasta su departamento. Genya bajó, abrió la puerta trasera y tomó su mochila y algunos libros que tomó de la biblioteca de la Universidad para un trabajo. Sanemi no se movió para nada, seguía sentado en el asiento del conductor, con ambas manos fuertemente sujetadas al volante y la mirada perdida hacia el frente.

Su mente estaba echa un revoltijo de emociones y pensamientos, y cada uno de ellos dirigidos a un pelirrojo que iba metiéndose cada día más en su corazón, aunque él mismo no se daba cuenta y aludía ese sentimiento a algo fraternal, de la misma forma en que quería a su hermano.

Desde hace 6 meses que ese pelirrojo vivía junto con ellos, y aunque nunca le pidió algún tipo de pago por el hospedaje, el menor se esforzaba por no ser una carga y ayudaba en las labores del hogar, incluso les preparaba un bento a él y a Genya.
También se levantaba antes que todos y hacía el desayuno, les lavaba la ropa y limpiaba sus cuartos, y aunque era un poco incómodo verlo haciendo eso, él menor no parecía para nada molesto, se veía feliz de poder ser útil y colaborar en algo.

El albino soltó un suspiro de cansancio, soltó por fin el volante notando que había dejado las marcas de sus dedos sobre el cuero de éste por la presión ejercida.
La llegada de Masachika a la cuidad y ver que trabajaría en la misma Universidad lo descolocó. Pero lo que mas nervioso le tenía era la mirada triste y ¿Dolida? que tenía Kamado cuando lo vio junto al pelinegro.

Debía explicarle al menor que lo que vio no era lo que creía.
Pero... ¿Le debía alguna explicación?.

En realidad ellos no eran nada, sólo eran profesor y alumno, además de compañeros de departamento.
N

One-Shot - All x TanjirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora