Girlfriend or... ¿Mother?

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Resumen...


Se supone que Sumiko sólo iba a hablar con sus padres para hablar con ellos y que estos entendieran que él y ella se amaban, que eran destinados y que contra eso ni ellos ni nadie podría hacer algo.

El Alfa de cabellos azabache miró por la ventana de su departamento mientras afuera una torrencial lluvia caía sobre la cuidad de Tokio.
Detrás de él, en una pequeña cuna, un cachorro se removía inquietó por el ruido de los rayos y truenos que acompañaban la tormenta que azotaba esa tarde.

Dio una última mirada a la cuidad antes de volverse y caminar hasta la cuna de su bebé para tomarlo en brazos y darle algo de confort.
En momentos como estos, los cálidos brazos y el tierno y dulce aroma de su omega eran mejor, pues  el cachorro se sentiría seguro junto a su madre, y aunque él como Alfa le brinda  refugio y seguridad, sabe que no es lo mismo.

—Regresa pronto, cariño.— murmuró Giyuu, acercando a su firme pecho al cachorro que sollozaba.

Caminó con su bebé hasta la cocina, seguro tendría hambre por lo que prepararía su biberón y luego haría que duerma un rato.

Dejó a su pequeño en su sillita mientras él preparaba su leche.
Pero de un momento a otro, una extraña sensación se instaló en su pecho, era como si estrujaran su corazón, el aire no llegaba a sus pulmones  y él cayó de rodillas al suelo.

Algo estaba mal, algo ocurría con su omega.

Jadeó con dolor al sentir una punzada insoportable en su cuello.
Se arrastró hasta su teléfono y llamó al número de su Omega, tenía que asegurarse que estaba bien.

El tono de llamada sonó varias veces hasta que la llamada pasó a buzón de voz, y con eso la angustia del Alfa aumentó.

El dolor se intensificó con cada minuto que pasaba, era su marca, el lazo con su omega se desvanecia.
Aquello sólo significaba una cosa.

Su omega..

......
.
......

Un atractivo e imponente Alfa, de largos cabellos rojos atados en una coleta alta, enfundado en un elegante traje color negro caminó por los largos y fríos pasillos de  aquel hospital.  Su mirada sería y sin emoción alguna recorrió los números en cada puerta, buscando uno en específico.

— 112.  Es aqui.—  el hombre habló para si, antes de tomar el pomo de la puerta y abrir.

Entró cerrando la puerta detrás de él.
Caminó con elegancia hasta posarse a un costado de la camilla, donde un frágil cuerpo lleno de vendas que cubrían las heridas causadas por un horrible accidente.

El mayor alzó su brazo hasta tocar con las yemas de sus dedos el hermoso rostro de aquella mujer.

—Si tan sólo nos hubieras hecho caso a tu madre y a mi.—  dijo con fingida aunque un poco genuina tristeza aquel hombre— No hubiera tenido que recurrir a esto.

Los orbes carmín de la omega se abren lentamente, tratando de enfocar a su alrededor después de dormir tranquilamente.
Su vista tan pronto se aclara, ve al atractivo Alfa que le mira fijamente.

—¡Papá!.—  la omega saluda alegre al hombre, dedicándole una hermosa sonrisa de oreja a oreja.

El Hombre sonríe ligeramente.
Le duele hacer esto, es su hija, su princesa, su amada niña.
Oh, le duele mentirle de esta manera, pero era lo único que podía hacer si quería alejarla de aquel inútil.

One-Shot - All x TanjirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora