››Demi-vérités

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Sana realmente hubiera deseado que aquello fuera una estúpida broma, un ridículo sueño del que despertaría

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Sana realmente hubiera deseado que aquello fuera una estúpida broma, un ridículo sueño del que despertaría. Pero aún si necesitaba escapar y evitar a toda costa el aura enojado e intimidante de su padre, la mano de Jihyo entrelazando la suya la hizo pisar tierra, le hizo saber que aunque se había metido -muy- posiblemente en un problema, Jihyo seguía ahí. Junto a ella.

── Papá, yo... ── las palabras no salían de su boca, su garganta parecía querer cerrarse y, odiaba la sensación de saber que podía llorar en cualquier momento.

Sana sabe que hizo mal, y que no solo se libró tras una mentira, sino que también rompió la confianza en su padre.

── Señor Minat-

La voz de la pelingra fue lo único que intentó cortar el tenso ambiente, más la mirada fija y profunda de su padre la hizo detenerse de forma abrupta. Incluso más cuando dio un par de pasos cerca a los jóvenes, y aunque Jihyo intentó colocarse frente del menudo cuerpo de Sana, el lobo mayor de la sala soltó un gruñido descontento.

Joder, el señor Minatozaki no sabe quién carajos es esa alfa, ni mucho menos qué intenciones esconde detrás de toda esa fachada. Admite que ha de tener agallas para tratar de proteger a la rubia, pero precisamente esa rubia es su única cachorra, dentro de su territorio. Y eso es algo con los que un alfa mayor pondría en juego.

── Papá... ── bisbiseó suave, arrastrando las palabras con temor a recibir un regaño más fuerte. No sabía cómo lidiar, nunca antes había pasado por algo así. ── Déjala ir, e-es mi culpa.

Y aunque su padre tuviera mil razones por las cuales querer estallar en ira, la súplica de su hija parecía querer ganarle a su impulso. Se aterró internamente cuando notó que esos pequeños ojitos estaban cristalizados y decidió calmarse al cerrar los ojos con cierta fuerza, al menos por un par de segundos.

Jihyo tragó pesado, no sabía que la situación podría llegar a ese estado. Sin embargo, le preocupaba más el cómo se sentía Sana, inclusive su aroma la delataba y eso le estrujaba el corazón.

Decidida a no quedarse como una estúpida estatua, se apegó más a la omega, pasando delicadamente sus dedos por donde las orillas de esos orbes que amenazaban con humedecerse.

── Tranquila, todo va a estar bien. ── intentó susurrarle , acunándole el rostro antes de que su padre tomara a su hija de la muñeca para acercarla a su propio cuerpo.

La pelinegra resopló con disgusto al ver la carita dibujada de preocupación en Sana. ── Señor Minatozaki, escuche-

── No. Tú escúchame a mí. ── le interrumpió, colocando a Sana detrás de su espalda. ── Si tienes tantos cojones para esta situación, te quedarás esperándome justamente aquí. Pero si esto es demasiado, incluso para una niña como tú, la puerta de mi casa está abierta para que te largues de una vez por todas.

Bad girl  Ꞝ   SahyoWhere stories live. Discover now