›› Regards inévitables

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Los días habían estado transcurriendo de manera aburrida para Jihyo

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Los días habían estado transcurriendo de manera aburrida para Jihyo. Las clases de Álgebra le daban un dolor insoportable de cabeza, o bueno, casi todas las que había en ese estúpido colegio.

Tuvo que seguir, aunque lo odiara, cumpliendo con la limpieza de las aulas para acabar con su sanción, ya casi faltaba poco para su suerte.

Algunos sábados iba a la casa de Sana a colaborar en el trabajo que tenían que presentar ante la clase del profesor Do. Sentía que moriría por todas las cosas que estaban pasando por su cabeza, y no, no era precisamente el alcohol.

Ah, Sana.

Esa omega mimada que robaba la atención de todos los alfas y betas.

Ciertamente ella sabía que no podía tener ningún tipo de cercanía con la rubia. No solo por lo que pasó con su prima Chaeyoung, sino también porque esa omega no le agradaba en lo absoluto, ni siquiera un poco, para nada.

Pero, si era así.

¿Por qué mierda terminaba observando a Sana y todo lo que esta hacía?

Jihyo no lo comprendía y estaba a nada de presionarse el piercing que a veces llevaba en el labio inferior. Se sentía frustrada.

Por más que quisiera y supiera que no debía dejar quieta su mirada en la omega, era inevitable. Había algo en Sana que la llamaba indirectamente a verla desde la lejanía y cuidando siempre de que esta no se diera cuenta. Por todos los Dioses que Jihyo no creía, si la omega la atrapaba observándola; sería un gran golpe para su ego, orgullo, dignidad y todo lo referido con su amor y valoración propia. No quería caer tan bajo.

Y lo malo de siempre estar mirándola, era que luego de ello, su patética mente le hacía recordar todas las imágenes que pudo captar de Sana en el día. Sí, como si fueran fotografías. Y no era que estuviera pensando en la omega, claro que no. Solo era el producto inconsciente de su mente en contra de su voluntad.

No esperen nada bueno. Jihyo nunca admitiría otra cosa.

A este paso, la alfa creía que iba a volverse loca. ¿En qué momento llegó a estar así? Sus ojos eran desinteresados, nada le importaba más que su propio bien. No iba a permitir que una omega como Sana venga a estropear su tranquilidad emocional o racional. No tenía que permitírselo. Aunque claro, ¿Cómo rayos lograría eso? La rubia ni se empeñaba en llamar su atención. Solo hablaban cuando hacían el proyecto, ahí apenas y eran un par de palabras de intercambio.

Sí, en definitiva iba a perder la cordura.

Pero es que a veces parecía ser tan complicado de realizar que Jihyo pasaba horas y horas pensando en plena madrugada. Ni siquiera le importaban las tareas, sus pensamientos se centraban en una mimada omega de piel nívea y finos belfos. Y si no se detenía, iba a terminar jodiéndose de la peor manera. Esas mierdas del gusto, atracción o amor no existirían nunca en sus planes, era un rotundo 'no'.

Claro que eso decía cuando estaba cómoda en la soledad de su habitación, pero no podía seguir firme cuando estaba en el aula y Sana estaba a unas cuantas carpetas lejos de ella.

Siempre terminaba analizándola.

Como por ejemplo, en las veces que dejaban prácticas de cualquier tema y la omega fruncía su naricita cuando trataba de entender y resolver algún ejercicio. O cuando leía algún libro de manera mental pero formaba un pequeño puchero al gesticular las palabras, haciendo sobresalir esos brillantes labios. Tal vez también en las ocasiones que recibía un regalo y sus mejillas algo rellenas se coloreaban de un suave rosa, luciéndose de manera tan pequeña y adorable que lograba descolocarla de mil maneras.

Sabía que todo aquello se debía a su persistente mirada.

— Mierda. No, no y no. — murmuró para sí misma mientras sacudía su cabellera negra. — Es estúpida, no, yo soy la estúpida. — a estas alturas de su vida le importaba muy poco si alguien lo veía como una loca. Pero si es que se atrevían a fastidiarla, no dudaría en dar unos buenos golpes y patadas para descargar la bruma de pensamientos que lo aturdían.

Al menos por ese día, no vería a Chaeyoung. Maldición, su prima estaba enamorada de esa omega y ella no podía tomarse la molestia de seguir mirándola. Quizás era su mente la que le estaba jugando una mala pasada, sí, solo eso.

— Quizás sea buen momento de buscar algún tipo de diversión. — pensó mientras le correspondía la sonrisa coqueta a una omega que pasó por su lado. Dejando sus dulces pero empalagosas feromonas en el aire. — No es como si fuera la primera vez.

Relamió sus carnosos labios y siguió su camino hasta donde estaban todos los casilleros de su sección. Se sentía de tan mala suerte al ver que la omega que más lejos quería tener, estuviera ahí con sus tontas amigas. No supo cómo, pero carraspeó suave y casi de manera casual, recostando su espalda en una de las paredes y analizando lo que posiblemente la rubia hacía.

Enlazó sus pies y cruzó sus tatuados brazos de forma relajada, mostrando la supuesta indiferencia que tenía con todos a su alrededor.

Sus orbes volvieron a moverse y juró necesitar un buen golpe en la cabeza. ¿La razón? Había visto a la omega sonreír, sonreír de una manera que no pudo visualizar antes. Mierda, había perdido la noción del tiempo.

La sonrisa de Sana podía definirse como una cosa única y etérea perteneciente a la naturaleza, un sinónimo de dulzura y sobre todo un gesto llanamente precioso en todo el sentido de la palabra.

Vamos. ¿Así era como Jihyo iba a dejar de pensar en la omega?

La alfa soltó un bufido cansino. — Mierda y más mierda. — susurró pero sin dejar de ver a Sana.

Sintiendo por primera vez como el pánico se segregaba por sus venas al notar que los ojos de la rubia hicieron contacto visual con los suyos. Jihyo maldijo nuevamente y tragó grueso, dejando ver su acción debido al movimiento visible de su garganta. Rápidamente ladeó su cabeza, observando a un grupito de omegas que cuchicheaban por ahí. Golpeó su nariz suavemente con uno de sus dedos y siguió prestándole atención a otra cosa que no tenga nada que ver con Sana.

La omega frunció el ceño algo confundida, era la segunda vez que sentía que Jihyo la miraba, descontando todas las otras ocasiones en las que sentía una pesada mirada pero no sabía de quién.

¿Jihyo? No, la rubia quiso golpearse mentalmente. Una alfa como lo era Park no se interesaba por nadie más que por sí misma. Y claro, tampoco es como si quisiera tenerla cerca de ella.

— Soy una imbécil. — susurró, chocando su cabeza con el casillero que tenía detrás de ella. Confirmando que la omega ya se había ido y no había de qué preocuparse.

Jihyo realmente esperaba que todo eso se esfumara en cuando consiga un buen agarre para distraerse. Porque eso iba a desaparecer. ¿Cierto?

 ¿Cierto?

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Bad girl  Ꞝ   SahyoWhere stories live. Discover now