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Jihyo no lo quería admitir, pero tenía cierto atisbo de preocupación instalándose en su pecho

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Jihyo no lo quería admitir, pero tenía cierto atisbo de preocupación instalándose en su pecho. La campana ya había tocado hace más de diez minutos y Chaeyoung no había venido a buscarla, ni mucho menos la esperó en los casilleros de siempre.

Eso sería lo segundo más raro que había sucedido esa luego de haber visto el rostro de Sana totalmente desaliñado, como si hubiera llorado por varios minutos.

En fin, de seguro su prima tendría cosas importantes que resolver y como ella odiaba interactuar con otras personas, decidió no comer por hoy, y solo se dedicó a caminar por los pasillos sin destino alguno, tratando conocer más el lugar. Todo hubiera sido igual de aburrido de no ser porque a lo lejos pudo visualizar a Chaeyoung, sentada en el suelo, con las rodillas flexionadas mientras se abrazaba a ellas y escondía su rostro. La conocía muy bien, estaba llorando.

Corrió lo poco que las distanciaba y se puso de cuclillas. Joder, ella podía ser muy fría y poco interesada frente a todos, pero Chaeyoung era como su hermanita, aquella con la que creció la mayor parte de su infancia.

— ¿Qué pasa, Chae? ¿Por qué estás así?

— Déjame sola. — contestó al instante, sin dejar de taparse.

— ¿Alguien se burló de ti o te lastimó? Vamos, dilo. Sabes que iré a golpear al imbécil.

— No es nada, Jihyo. Solo vete.

— Sí tienes y mucho. ¿No me lo contarás? — suavizó su voz, intentando ser comprensiva aunque le costara mucho. — Vamos Chae.

— Es algo estúpido ¿Entiendes? Es lo que me tocaba por ser tan fracasada y una buena para nada.

— Hey, pero ese soy yo. — intentó bromear, Chaeyoung alzó su rostro, sonriendo débilmente mientras negaba con la cabeza. — Mierda. ¿Desde cuándo empezaste a llorar? Tus ojos se ven maltratados. Chae, ¿Qué pasa?

— Hoy decidí estúpidamente declararme...

— ¿A Sana? — completó la frase dubitativa.

— Uh, sí. — sorbió su nariz mientras jugaba con sus dedos. — Después de muchas semanas, yo tomé el valor para hacerlo, Jihyo. Y, y m-me costó demasiado llegar a esa decisión pero me atreví. — su voz empezó a quebrarse.

La mayor frunció su ceño de inmediato. — Te rechazó. ¿Verdad? — el tono con el que habló pareció cambiar notoriamente.

— Sí, lo hizo.

Y bien, aquello fue más que suficiente para que la cólera empezara a hervir por las venas de la alfa. Un enojo extraño se instaló en su pecho. ¿Cómo pudo haber lastimado de esa manera a alguien como Chaeyoung? No, tenía que ponerla en su lugar.

— Hey, Jihyo. ¿Qué tienes? — la menor se alarmó, el aroma de su prima cambió a uno sumamente agrio y desagradable. — ¡Jihyo!

Fue su último grito antes de ver como esta corría rápidamente, la azabache no sabía qué pensar, todo había cambiado de forma tan repentina.

Park la ignoró, tenía que ir a desfogar su enojo sea como sea en esa omega. La buscó pasillo tras pasillo y entonces recordó, Sana se había quedado leyendo un dizque libro en el aula porque se sentía mal. Ella había escuchado eso y además vio que Dahyun salió sin su compañía.

Al llegar, abrió la puerta con tanta fuerza que esta rebotó bruscamente contra la pared, haciendo que la rubia se asustara de inmediato. El aroma empezó a debilitarla, la alfa se notaba furiosa.

— ¿Quién te crees tú para lastimar a mi prima?

Sana se estremeció, la voz de mando le forzaba a sacar su lado sumiso. — No sé a qué te refieres.

— Oh, sí lo sabes y muy bien. ¿Cómo te atreves? ¡Te lo advertí, maldita sea!

— ¡Cállate, este no es tu problema!

— Sus problemas son los míos. ¿Crees que es bonito verla llorar por alguien como tú?

— ¿Y tú en qué derecho estás para regañarme?

Jihyo le gruñó sonoramente, acercándose y tomándola de ambas muñecas. La fuerza era tanta que a la omega le ardía dolorosamente el toque, la zona empezaba a enrojecerse.

— ¡Suéltame!

— ¡No, no lo haré! —le gritó. — ¡Estoy harta de que te des la oportunidad de rechazar a quién sea cuando no eres ni el prototipo ideal de una omega!

— ¡¿Y eso a ti qué?! — intentó responder en contra de sus instintos. — Métete en tus asuntos y déjame en paz. — empezó a sollozar, la alfa aún no la soltaba.

— ¡Lo heriste! ¡Has roto lo más puro que tenía en su corazón!

— ¿Y tú crees que eso no me duele a mí? — habló débilmente. — Tú no tienes ni idea de cómo soy realmente y lo difícil que esto es para mí, Park. Yo aprecio mucho a Chaengie, en verdad la quiero pero no de esa manera.

El aroma de Sana cambió, la tristeza sincera de su corazón empezó a destilarse en el aire. Jihyo aflojó el agarre impuesto y pudo notar lo marcadas que estaban sus muñecas, no había podido controlarse.

— Tú no sabes cómo me pongo cuando tengo que cortar las ilusiones de las personas más cercanas a mí. — las primeras gotas saladas bañaron el rostro de la omega. — M-me siento llena de culpabilidad pero no puedo engañarlos con algo que sé que no podré sentir.

Jihyo no cambió su expresión pero de cierta forma, empezó a calmarse. Pero claro, la imagen de su mayor totalmente frágil no se lo quitaba nadie de su mente.

— Y me importa una mierda cómo te sientas tú. — la soltó, empujándola toscamente hacia atrás.

— Pero esa es la razón por la cual la rechacé. — murmuró, ambas se miraron fijamente. Los ojos de la omega estaban vidriosos, brillaban debido a la acumulación de las lágrimas. Mordió su labio inferior y la miró de manera tan profunda y dolorosa.

Jihyo lo sintió y entonces, la omega corrió, saliendo del aula mientras limpiaba sus mejillas.

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Bad girl  Ꞝ   SahyoWhere stories live. Discover now