❥. ᭄ 𝐒𝐚𝐡𝐲𝐨 ★ Adaptación
❝ ¿Quién dice que una chica mala no puede caer ante los encantos de Sana?❞
❝ Minatozaki Sana es considerada la omega más preciosa de toda la preparatoria. Un día como cualquier otro, llega una nueva estudiante, una...
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Sana apretaba las correas de su mochila con fuerza, al parecer el clima parecía no ser tan colaborador con ella en esa noche. Incluso cada que exhalaba, el caliente vaho salía de entre sus finos labios como una característica mancha. Estaba a casi nada de maldecir a Jihyo, hasta que afortunadamente sintió dos manos cubrirle la vista. No fue necesario asustarse siquiera cuando el aroma de la alfa la rodeó por completo.
── ¿Qué dije de no ponerte bonita? ── le susurró al oído en tono divertido. Sana negó con la cabeza y le dio un leve empujón con el codo, girando sobre sus talones para ser sujetada de la cintura y ser ella quien rodeara el cuello de Jihyo con sus brazos.
── Alfa tonta, tardaste mucho. ── Ambas sonrieron bobamente, dándose un beso esquimal para finalizar con un ósculo más completo, ambas texturas encajando en medio de un movimiento acompasado. Uno que Sana nunca había tenido antes y que ahora le erizaba la piel.
Cuando el chasquido resonó, Jihyo le sonrió suavemente a una sonrojada Sana de ojitos brillantes.
── Lo siento, es que... No pude evitarlo.
La omega relamió sus labios, con un cosquilleo agradable que le hizo suspirar.
── En serio, no volverá a pasar, no quise-
── Hey, está bien. ── acunó el rostro de Jihyo e hicieron contacto visual, demostrando su sinceridad. ── Siendo honesta, es la primera vez que tuve un beso así p-pero, me gustó mucho.
──¡Yah~! No pongas esa cara. ── prosiguió con una pequeña sonrisa que causó un dulce estrago en la alfa. ── Es más, quiero que lo vuelvas a hacer. Luces más hermosa de lo habitual.
Jihyo no lo resistió, y luego de soltar una risita, estampó sus gruesos belfos en los suaves labios adversos. Sana inhaló la colonia natural de la alfa y sus delgadas manos tomaron posesión nuevamente del cuello de Jihyo. Bastaron unos besitos más luego de ello para que al fin pudieran tomar rumbo al tan esperado lugar por Sana.
Jamás había sentido una manifestación tan libre como esa. Siendo casi las diez de la noche, con el gélido viento abriendo paso en la concurrida ciudad y abrazándose al torso de la alfa con la misma confianza que tenía en sus sentimientos.
Las luces parecían titilar borrosamente a los costados, como estrellas en la Vía Láctea. Sin embargo, se sentía el centro del universo en medio de la carretera que poco a poco iba volviéndose solitaria. Los latidos de su pecho golpeteaban, demostrando la emoción del momento al recostar su mejilla en la espalda de la alfa y sentir la fragancia en sus prendas.
