Sometimes I feel so happy

Sometimes I feel so sad

Sometimes I feel so happy

But mostly you make me mad

—Me alegro mucho por ti, Darío —digo, con honestidad. El chico ha encontrado ya los rotuladores que han traído mis amigos, ha visto lo que han hecho y juguetea ahora con un rotulador permanente de color rojo.

—Quise mandarte un mensaje justo cuando eso pasó para contártelo porque me di cuenta de que no habría sido posible sin ti. Y te lo agradezco... muchísimo, Salva. Muchas gracias.

La respiración se me acelera por momentos mientras Darío oculta la mirada sobre la escayola en la que está garabateando. Por favor, que no me mire.

—No me dijiste esto el otro día. El otro día me dijiste que te había jodido la vida, no sé si lo recuerdas.

Darío menea la cabeza.

—Lo siento. Estaba enfadado y preocupado y molesto y hablé sin pensar —Darío se aparta de la escayola para volver a mi lado y buscar mi mano. Yo no se la quiero coger. O quizás sí.

—Darío no estoy enfadado. Es solo que no me sirve de nada que vengas ahora y me cuentes cosas de tu madre y seas amable de repente... Yo me alegro mucho por ti, eh. Por lo de tu madre. Pero no entiendo qué haces aquí. Estoy bien, ya lo ves, solamente ha sido un susto.

—He venido a pedirte perdón, Salva —dice—. ¿Ves? Te lo digo ahora. Perdón. Perdón. La he cagado. No debería haberte hablado así y sé que te estaba haciendo daño y en esos momentos lo hice a sabiendas porque solamente quería que tú me odiases del todo y que te alejases de mí.

—No te odio. No pasa nada. Es solo que... yo que sé, Darío. Ya no me apetece —suspiro.

—¿Eso es lo que tienes que decir? ¿Qué no te apetece?

—Pues sí. Que no me apetece. Exactamente eso.

—¿Ya no te gusto? ¿Ya no estás enamorado o las mierdas que decías?

—¡Claro que lo estoy! —alzo la voz—. ¡Claro que me gustas! ¡Claro que desearía que fuésemos novios!

—¿Y cuál es el problema entonces? —pregunta.

—Que tú no quieres que seamos novios.

—¡Claro que quiero! He venido aquí para pedirte perdón, para decirte que me gustas... ¿Por qué no podemos volver al principio? ¿Por qué no podemos volver a justo antes de que yo la cagase, o a antes de que vinieras a la fiesta o a antes incluso de que te desgarrases  el pezón?

  —Darío... yo lo siento. Ya me estoy arrepintiendo de lo que te voy a decir, pero... no puedo. No puedo seguir con esto, no puedo seguir con tanta intensidad. Sé que solamente llevamos unos días separados y sé que es muy pronto para tomar decisiones así, pero... no quiero seguir.

—No lo entiendo... —suspira Darío. Yo le agarro de la mano y en vez de decir algo simplemente me quedo así, agarrándosela y me jode porque en cualquiera circunstancia le habría agarrado otra cosa y habría cumplido esta fantasía de darme el lote con alguien en una cama del hospital.

—Darío, no te quiero hacer daño. Quiero que sigas hablando con tu madre y espero que pronto sea Cayetano al que le atropelle un coche porque no merece menos, pero... me dejaste. Me dijiste que nunca habías sentido nada por mí. Yo lo siento, pero no puedo borrar esas palabras de mi mente.

—Lo siento —repite Darío, agarrándome la mano con fuerza—. Lo siento. Lo siento.

—Ya lo sé. Y yo también lo siento. Quizás dentro de unos meses podamos volver a hablar, ¿no? No me arrepiento para nada de haberme cruzado contigo en la discoteca ese día. Ante todo, fuiste mi mejor amigo y solo quiero que te vaya bien. Seguro que en unos meses podremos volver a hablar, ¿vale? Tienes mi número... si me desbloqueas.

—Salva...

—De verdad. No pasa nada.

—¿Se ha acabado de verdad? —pregunta otra vez, con las lágrimas a punto de deslizarse por sus mejillas. Y yo asiento. 

No me rindo porque no le quiera ni porque no crea que lo nuestro no podría funcionar. Simplemente estoy cansado.

Después de que yo asienta el chico se levanta, me revuelve un poco el pelo y dice una última vez.

—Recupérate. Y gracias —antes de marcharse.

Yo espero a que se vaya para desatar estas ganas inmensas de llorar contra una de las almohadas de la cama que abrazo y muerdo y mancho de maneras que no son precisamente higiénicas. Quiero correr detrás de él. Quiero decirle que he cambiado de opinión, pero sobre todo no quiero volver a sentirme como me estoy sintiendo ahora.

Me miro la escayola. Raisa ha firmado como Wanda, Jonathan e Isaac han puesto sus nombres acompañados de por lo menos ocho dibujos de pollas de diferentes tamaños y colores y después, con el rotulador rojo permanente, Darío ha escrito: AMOR.

 Raisa ha firmado como Wanda, Jonathan e Isaac han puesto sus nombres acompañados de por lo menos ocho dibujos de pollas de diferentes tamaños y colores y después, con el rotulador rojo permanente, Darío ha escrito: AMOR

Ops! Esta imagem não segue as nossas directrizes de conteúdo. Para continuares a publicar, por favor, remova-a ou carrega uma imagem diferente.
Perdona si te llamo Cayetano | A LA VENTA EN FÍSICOOnde as histórias ganham vida. Descobre agora