Cuando me trajeron los resultados de sus pruebas tenía una trombocitopenia y leucocitopenia. Eso no me gustaba.

—¿Qué tenemos por aquí?

Maldita sea, ¿por qué Dios mío tenía que aparecer esta mujer?

Doctora Whitman —dije—. Estaba atendiéndolo.

—Déjame ayudarte, no me gustaría que cometieras otro error como el de hace días.

Hija de su puta.

Automáticamente cuando el paciente oyó eso, me miró feo. Al igual que su esposa, que era la acompañante. Yo quise quitar unas extensiones en este momento.

Ella hizo todo el procedimiento y yo solo pude mirarla, era lo mismo que había hecho minutos atrás. Pero yo lo hice con menos risitas y chistecitos con el paciente.

—Vamos a la sala de reuniones.

La seguí y mientras que iba rumiando dentro de mí todo lo mal que me caía esta mujer. Rogaba al cielo que cuando fuera especialista no fuera así, porque de verdad que me caería a putazos yo misma. Odiaba a la gente déspota con todo mi ser.

—Es un linfoma —dijo apenas pasamos.

—No estoy segura —respondí.

—Estás buscando más allá de lo que necesitamos. Tiene todos los parámetros, la anemia, leucocitopenia, trombocitopenia y su bazo está inflamado. Es un linfoma.

—No estoy segura —volví a decir.

—Ya hablé contigo la semana pasada. ¿Por qué eres tan insubordinada?

—Porque solo le hago caso al doctor Stone.

—Si quieres salir bien vas a tener que hacerme caso.

Eso sí que no.

A la sala entró Stone y nos miró discutir. Yo estaba al borde de agarrarla por los cabellos y pelearme, pero eso sería lo que ella quería. Humillarme y eso sí que no lo permitiría.

—¿Qué pasa? —preguntó.

—El paciente que acabo de ingresar tiene un linfoma, pero tu residente dice que quiere investigar más.

Stone enfocó su mirada en mí y sentí que me veía como el primer día en donde me puso en cintura por no haber dado con el diagnóstico. —¿Por qué crees que no es?

—No todas las esplenomegalias pueden ser un linfoma. Creo que tiene una infección.

—Creer es un acto de fé. —me calmé antes de decirle sus cosas a la Barbie—. La fiebre no quiere decir siempre infección, también es síntoma del linfoma. Es una respuesta estereotipada. Derivemos a onco.

—Puede ser también LES o sarcoidosis. No creo necesario decirle a un paciente sin investigar que tiene cáncer.

—Taylor —habló—. Haz lo que te dice la doctora.

—Pero doctor...—cortó cualquier cosa que podía decir.

—No hablo japonés. Haz lo que te digo por una única vez —espetó.

Me sentí traicionada. Horriblemente traicionada, como si me hubiesen vendido por un plato de lentejas. Ahí sentí como se me aguaron los ojos y quise llorar de frustración. Fue horrible.

—Está bien, doctor. Iré a hablar con los familiares.

—No. Estás fuera del caso.

La doctora dio una sonrisita de suficiencia y salió de la sala de especialistas. Yo estaba como que me hubiesen matado al gato frente a mí.

Malas EnseñanzasWhere stories live. Discover now