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Cuando el sol comenzaba a salir, Sana despertaba de a poco, moviéndose con cuidado solo para acomodarse mejor sobre el cuerpo de Jihyo. Cerró los ojos nuevamente y se escondió en su cuello, sonriendo levemente cuando la menor también se apegó a ella entre sueños.

La rubia estiró su brazo para abrazarla y seguir durmiendo, cuando no pudo rodearla por completo al tener algún tipo de obstáculo en su cintura.

Extrañada, comenzó a tocar con curiosidad lo que estaba casi encima de Jihyo al otro extremo. Toqueteo algo que pasaba por la cintura de la castaña y al llegar al final, se dio cuenta que era una mano la cual estaba bajo el polo de Jihyo, tocando su piel.

A Sana se le quitó el sueño por completo. ¿Quién estaba abrazando a Jihyo?

Levantó lentamente su cuerpo para no despertarla, y apoyándose sobre su codo, observó seriamente a la molesta pelinegra quien dormía con el rostro escondido en el cuello de Jihyo. No sólo eso, también tenía toda su pierna sobre el cuerpo de la castaña, quien seguía durmiendo muy cómoda.

Sana no hizo nada, se le quedó viendo por largos minutos, hasta que su seriedad se fue transformando en una sonrisa maliciosa.

La pelinegra despertó con una cachetada en toda la cara.

Jihyo sintió un pequeño golpe a su lado y sólo se giró para seguir durmiendo, sin percatarse que ambas chicas se estaban agarrando a golpes sobre la cama, teniendo cuidado de no despertarla al tenerla en el medio.

La pelinegra la atrapó de su cabello y la empezó a sacudir, pero ella se llevó otra huella de la mano de la rubia en la otra mejilla. Jihyo volvió a removerse y ambas se quedaron inmóviles, observando con nerviosismo a la menor quien se acostó boca abajo.

Esperaron unos segundos y fue cuando Sana recibió una bofetada que la hizo caer de espaldas de la cama. La rubia gruñó y quiso levantarse, pero la pelinegra saltó sobre ella por sobre el cuerpo de Jihyo.

Ambas comenzaron a girar en busca de un dominio de la pelea, pero tenían la misma fuerza que al instante en que una golpeaba, otra la devolvía.

La pelinegra tomó la olla y la comenzó a estrellar en toda la cara de Sana, pero ella logró quitársela e hizo lo mismo, logrando tumbarla. Sana se subió sobre ella y tomándola del cuello de su ropa, comenzó nuevamente con las cachetadas.

Jihyo volvió a removerse y nuevamente ambas se quedaron inmóviles, respirando jadeantes por la pelea. Buscó sin abrir los ojos a la rubia, pero no la encontró. Extrañada, se levantó somnolienta y se sobo el rostro, bostezando. Entrecerró los ojos por la luz del sol y observó el cuarto en busca de Sana, para su sorpresa, la halló junto a la pelinegra, sentadas y comiendo frutas. O eso es lo que parecía, ya que le estaban dando la espalda.

Si las hubiera visto desde otra perspectiva, hubiera notado que ambas estaban sangrando de la nariz.

—No te vuelvas a acercar a Jihyo -susurró Sana.

—Es bueno compartir -respondió la pelinegra.

Jihyo bajó los pies de la cama y las miró con extrañeza, parece que ambas se llevaban bien, jamás lo hubiera imaginado.

—Sana.. -iba a acercarse cuando los golpeteos las alertaron de que ya era hora de volver a sus habitaciones- ¡Rápido! ¡a sus cuartos! -Jihyo avisó alarmada.

Sana junto a la pelinegra corrieron sin siquiera mirarla y Sana comenzó a ordenar todo, ¿por qué la olla tenía abolladuras? Volvieron a golpear y JIhyo se apuró a dirigirse a la puerta, fingiendo estar todo normal.

—Buenos días -Lisa era quien estaba tocando, era la única.

—Buenos días -asintió incómoda.

—¿Por qué demoraste tanto en abrir? -ingresa.

—Yo.. lo siento, me había quedado dormida -bajó la cabeza.

Lisa no respondió, la analizó de pies a cabeza y sólo la ignoró, dirigiéndose a su oficina. Jihyo observó con disimulo las llaves que colgaban de su cintura, tenía que hallar alguna forma de obtenerlas sin que se entere. Ya tenía la llave de la habitación de Sana, la de la entrada y la de la oficina de Jennie, sólo le faltaba aquella, la única llave sobre la cual no tenía poder.

Suspiró pensativa, ¿por qué hacía tanto por Sana? Jihyo rio por sus propios pensamientos, ¿a quien engañaba? Se estaba enamorando.

—¿Por qué tienes cara de babosa? -la pelinegra estaba a su lado.

—¿Y tú por qué tienes el ojo morado? -preguntó incrédula.

—Ah, me peleé con tu novia -sonrió.

—¿Qué? -la observó incrédula, comenzando a caminar deprisa a la habitación de Sana con preocupación, para ver si ella estaba igual.

Sus pasos frenaron cuando al girar en el pasillo, observó con extrañeza como Lisa limpiaba su rostro con delicadeza. Tenía un pequeño trapo húmedo y tenía cuidado ante su labio roto, el cual también estaba limpiando. Sana mantenía la mirada baja, ¡¿Estaba sonrojada?! ¡¿Pero qué mierda?!

Jihyo comenzaba a presionar sus puños.

—Uy, pero que linda pareja -la pelinegra admiraba con emoción.

Jihyo la miró con molestia y luego volvió a verlas, no le gustaba para nada esa escena, tenía que hacer algo.

Lisa volvía a remojar el trapo y cuando iba limpiar su mentón, fue empujada hacia un lado, viendo incrédula como ahora Jihyo era quien limpiaba con una sonrisa el rostro de Sana.

—¿Pero qué te pasa? -se sentó de inmediato.

—Solo quería ayudar -respondió de manera inocente.

Bloody love - Sahyo G!PWhere stories live. Discover now