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Sana seguía inconsciente al lado del río, justo al extremo del muro del puente, donde difícilmente alguien podría verla. Unos pasos tranquilos comenzaron a acercarse a su alrededor, observándola. Se puso en cuclillas a su lado, tomó su mentón y lo giró con cuidado para verla mejor.

Sana estaba helada, con rastros de suciedad en las mejillas y el cabello desordenado en su frente. Lisa tomó el frasco que se encontraba a sus pies y lo analizó tranquilamente, era una especie de medicina. Lo volvió a dejar en la húmeda tierra y regresó su vista a la japonesa. Se veía tan indefensa en ese estado.

—Mírate —murmuró— podría matarte ahora mismo.. pero eso sería muy fácil, no te darías cuenta y tú no mereces esa piedad.

Lisa había estado vigilándola todos los días sin que la rubia se diera cuenta. Dónde iba, dónde paraba, con quien andaba, pero lo único que hacía, era estar al lado de aquella mesera, cuidándola.

—Te voy a dejar tranquila por un tiempo —se puso de pie— y dejar que te obsesiones más con esa chica. —mantuvo silencio unos segundos— Claro, si primero no la asesinas tú. —su voz fue dura.

Lisa se retiró del lugar.

A solo unas cuadras, Jennie la esperaba en el parque mientras se columpiaba en uno de los juegos. Observó con una sonrisa a su amiga llegar y recibió gustosa la rebanada de pastel que había ido a comprar. Lisa se sentó en el columpio continuo.

—Tardaste mucho. ¿había fila? —Jennie comenzó a comer.

—Es difícil conseguir un pastel a las doce de la noche —prosiguió a hacer lo mismo— tuve que alejarme un poco.

—No era necesario que te vayas tan lejos.

—Pero quise hacerlo —respondió de manera serena— además, tenías hambre y no podía dejarte así.

Jennie sonrió conmovida ante ese detalle.

—Gracias.

La tailandesa quedó perpleja ante el beso en su mejilla, mientras Jennie solo volvió a su lugar con una sonrisa y mejillas sonrojadas. La más alta reaccionó después de unos segundos y observó incrédula a su amiga.

—No lo vuelvas a hacer —señaló, nerviosa— sólo di gracias y ya. —frunció el ceño con molestia.

—¿Por qué te enfadas? —decía dudosa— sólo fue un beso en la mejilla.

—A ti no te importa. —comenzó a comer su pastel rápidamente, para evitar más preguntas.

—Tranquila, te puedes atorar. —rio.

—¡Así como yo! —respondió con la boca llena, Jennie seguía riendo por su actitud, provocando más enfado en Lisa— ¡Si no vas a comer, entonces dámelo! —le arrebató su plato.

—¡Hey! ¡No!

...

Mientras tanto, Jihyo dormía en medio de Nayeon y Jeongyeon, quienes seguían despiertas mirando al techo.

—Te dije que la mandaras al sofá —mencionó Jeongyeon.

—Tú eres quien debería de estar durmiendo en el sofá —respondió sin mirarla.

—Ya te dije que no.

—Entonces no te quejes.

Jihyo se giró aún dormida y se abrazó a Nayeon, acurrucandose en su cuello. Jeongyeon se sentó rápidamente y observó incrédula a su esposa.

—¿Allí si no dices nada? —preguntó con enfado.

—Yo no tengo la culpa —susurró— está durmiendo.

—Ah, claro. Durmiendo. —tomó a Jihyo de los hombros y la giró bruscamente, alejándola de Nayeon. Pero solo siguió durmiendo— Permiso —se metió en medio— quiero dormir abrazada a mi esposa —se abrazó a ella.

—Te dije que estoy molesta contigo. —recordó Nayeon.

—Y yo también te amo —besó su mejilla— hasta mañana. —cerró los ojos.

Nayeon negó con una sonrisa y se giró para que durmieran de cucharita.

...

Los días fueron pasando y Jihyo no volvió a ver a Sana. Era extraño ese sentimiento que la embargaba, la rubia se había convertido en su entorno de un día para el otro. Y así como lo rápido que la conoció, desapareció sin rastro alguno. No podía evitar preguntarse dónde estaría, o por qué ya no iba al establecimiento. Nayeon le había contado que decidió ya no venir por motivos personales. ¿Será por ella? La última vez que se vieron, no habían discutido o algo por el estilo, sólo fue un pequeño intercambio de palabras.

Pero eso no evitaba que siguiera preguntándose por ella. Así que tomó una decisión, ahora mismo estaba frente a la puerta de su casa. Levantó su mano, dudosa, para luego atreverse a tocar a los pocos segundos.

Nadie salió.

Volvió a insistir y fue cuando escuchó el ruido de vidrios romperse. Se preocupó e intentó abrir la puerta. Pero antes, Sana aparecía frente a ella, mirándola seriamente. La menor observó extrañada su rostro, estaba lastimada, con cortes y moretones. Notó un pequeño rastro de sangre que brotaba de su brazo y resbalaba por su muñeca, era otro corte. Pero a Sana no parecía interesarle, solo esperaba a que Jihyo hablara, y como no lo hizo, ella se adelantó.

—¿Qué quieres?

—¿Qué te pasó? —preguntó con preocupación— ¿Por qué tienes estos cortes?

—Contesta a mi pregunta —su voz fue dura— para qué viniste.

—Estaba preocupada, ¿ok? —respondió con molestia por la fría actitud de la rubia— y ahora que te veo, tenía mucha razón en estarlo.

—Estoy bien, ahora vete. —iba a cerrar la puerta. Pero Jihyo lo impidió.

—¿Qué estás haciendo? —quiso entrar pero esta vez fue Sana quien la detuvo.

—No te interesa —la empujó levemente— ya vete.

—¡No! —se zafó de su toque— sé que no es mi asunto, pero verte así hace que me preocupe, necesito saber qué es lo que estás haciendo— entró con decisión, quitando del camino a la japonesa.

Jihyo se detuvo en la sala, observando como todo estaba completamente destrozado. Jarrones, platos, vasos e incluso la televisión. Era como si Sana se hubiera desquitado con ellos de alguna manera.

Aunque para la menor era ilógico, Sana así lo había hecho. Había enloquecido tanto en soportar no ir a buscar a la pelinegra, pero allí estaba ella, en su casa.

Jihyo estaba a punto de girar para preguntarle, cuando se sobresaltó levemente al sentir los brazos de la rubia rodear su cintura. Sana se escondió tras su cuello y la apegó más a ella, sintiéndose finalmente tranquila, no sintiendo la ira que siempre la embargaba.

—Quédate.. —susurró— por favor. —sus ojos se humedecieron, pero trató de disimular su tristeza— Odio estar sola, lo detesto.

—Sana, yo no..

—Contigo me siento feliz —interrumpió— por favor.. quédate conmigo.

Bloody love - Sahyo G!PWhere stories live. Discover now