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El nuevo trabajo de Jihyo comenzaba y los nervios no tardaron en hacerse presente. Observaba al detalle la entrada del internado y dando un suspiro, se colocó su casaca y gorra de vigilancia a la vez que ingresaba. Saludó de paso a las enfermeras que iban saliendo y cruzó la puerta principal, se dirigió a la pequeña habitación que sería como su lugar de descanso y se sentó con tranquilidad sobre la silla. Esperaría allí por unos minutos hasta que todos se hayan ido. Observó en la mesita que se encontraba a su lado y notó que había una canasta de frutas. Tomó una manzana con confianza y le dio una gran mordida mientras se relajaba en su asiento con una sonrisa.

—¿Apenas llega y ya va a dormir? —Jihyo se enderezó de inmediato al escuchar aquella voz.

—Jefa -se puso de pie- yo...sólo comía un poco, no estaba durmiendo.

—Tranquila, -sonrió- solo venía a darte las llaves. -ofreció un pequeño aro con muchas llaves en ella. Era de cada habitación por si ocurría una emergencia. Jihyo las recibió aún nerviosa- Y no me llames jefa, solo dime Jennie.

—Está bien -asintió con timidez.

—Hasta luego, que tengas buena noche. -se retiró en compañía de otra mujer que la esperaba en la puerta.

Jihyo volvió a sentarse y esperó paciente a que hasta que la señora de limpieza se retirara. Cerró la puerta principal con llave desde adentro y prosiguió a hacer su primera caminata nocturna por el internado.

Los pasillos no tenían tanta iluminación, las habitaciones vacías estaban completamente a oscuras, sus pasos retumbaban en eco y se lograban escuchar algunos ruidos que provenían de las internas encerradas.

Jihyo comenzaba a aburrirse al pasar sólo una hora, y comenzó a silbar una canción mientras seguía en su segunda caminata de la noche. Pasó por las puertas de las habitaciones y fue observando que la mayoría de las internas dormían, otras estaban despiertas pero tranquilas y otras....bueno, reírse mirando a la nada si aterraba un poco.

Había algo que a Jihyo le llamó la atención, ninguna de ellas estaban atadas como la mujer que había visto el día anterior, ellas tenían la libertad de moverse dentro de su cuarto.

Se preguntó qué estará haciendo aquella chica, aunque estando de esa manera, poco podía hacer.

Jihyo continuó su camino, cuando brincó del susto al instante en que una mujer se estrelló contra la puerta por donde iba pasando. La chica rio a carcajadas por haberla asustado y provocar que sacara su arma. Jihyo estaba temblando.

—Tu arma, -sonreía la mujer mientras seguía asomada en la rendija de la puerta- te estás apuntando a ti. -rio.

Jihyo observó su pistola y era cierto, casi se mata a si misma. Avergonzada, carraspeo incomoda y la guardó nuevamente en su cintura. Se alejó de la puerta mientras seguía escuchando la escandalosa risa de la chica.

Eran las tres de la madrugada y la castaña dejaba de comer y ver su película, para comenzar otra ronda, tenía que estar bien atenta a todo lo que ocurriese durante su tiempo de vigilancia.

Se metió otra última porción de papas en la boca y salió de su pequeño cuarto mientras se limpiaba las manos con un pañuelo.

No iba ni dos minutos caminando cuando nuevamente fue asustada por la misma mujer quien volvió a estrellarse con la puerta con la intención de molestarla.

—¡Dios Santo! ¡¿Acaso tú no duermes?! -tenía la mano en el pecho por el susto.

—¿Y tú por qué no duermes?

—Yo estoy de vigilancia. -respondió con molestia.

—Bueno, yo también estoy de vigilancia -sonrió- te vigilo a ti. -le sacó la lengua como una niña de cinco años.

Jihyo viró los ojos y decidió ignorarla. Siguió caminando por al lado de las puerta hasta llegar al final, todo parecía estar en orden. Estaba por regresar hasta que observó la puerta que estaba al final del pasillo, muy alejado de los otros. Sabía que allí se encontraba la extraña mujer, había intentado no acercarse durante toda la noche porque ella era la única quien le daba miedo. ¿Por qué estaría aprisionada si no fuera peligrosa?

Jihyo se quedó observando la puerta unos segundos, indecisa, hasta que decidió acercarse a inspeccionar. Era su trabajo, tenía que ver que todo estuviera en orden.

Se acercó lentamente a la puerta, y fue asomando sólo su cabeza mientras sus pies los mantenía lejos. Tenía que estar preparada para correr si algo ocurría. Observó a la mujer, estaba apoyada sobre la pared y era como si estuviera pensativa. Sintió la mirada de alguien y sin interés alguno, giró a verla. Por segunda vez, Sana volvía a ver a Jihyo, a su gran amor. Pero no hizo nada, ni siquiera intentó levantarse, sólo se le quedó viendo como si fuera una completa desconocida.

"Ella no está aquí" "Sólo es mi imaginación, ella está muerta"

Quitó la mirada de la castaña y cerró los ojos con nostalgia, verla sólo provocaba mas dolor en ella. Desde que había perdido a Jihyo, todo su mundo se había venido abajo. Ya no tenía alguna razón seguir en ese mundo y lo único que quería, era acabar con su propia vida. Pero no se lo permitían, la estaban obligando a vivir una vida que no deseaba, estando solo en un pequeño cuarto, encerrada para siempre.

Aquella noche había terminado, y Jihyo proseguía a retirarse después de despedirse de su jefa. Pero antes, otra mujer se había detenido frente a ella en la entrada del internado. La mujer la observó unos segundos, para luego solo sonreír.

—Lisa -Jihyo llegaba a su lado.

—Hola, cariño -no quitaba la mirada de Jihyo, y eso ponía algo nerviosa a la castaña.

—Si me permiten -intentó esquivarlas para salir, pero Jennie la detuvo.

—Jihyo, ya que estamos aquí, quiero presentarte a mi esposa, es una de las enfermeras de aquí - la presentó y Lisa ofreció su mano como saludo, Jihyo la recibió con amabilidad- Y cariño, ella es Park Jihyo, la nueva vigilante de turno noche.

—Mucho gusto, Jihyo. Espero que hayas tenido una tranquila noche.

—Sí, fue tranquila -sonrió levemente- aunque la chica aún me asusta. -rio.

—¿Quien? -preguntó Lisa con curiosidad.

—Oh, ella habla de Sana. Había escuchado rumores de las demás enfermeras -respondió Jennie.

—Tú no te preocupes -aconsejó Lisa- no hay qué temer, ella es fácil de controlar. Bueno, al menos si vas conmigo -sonrió.

—¿Por qué lo dices? -preguntó Jihyo.

Jennie respondió por su esposa.

—Ella se encarga personalmente de Minatozaki Sana.

Bloody love - Sahyo G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora