50. El día a día

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50. El día a día

Tras lo ocurrido en el veterinario, todos estabamos física y mentalmente agotados. La señora Martin decidió hospitalizar a su hija, por lo que la pelirroja estuvo unos días en terapia intensiva, a cargo de Melissa McCall. Afortunadamente, Lydia mejoraba rápidamente. Junto a Stiles le visitamos el día siguiente, y ya la veíamos muchísimo mejor. Sonreía, sus ojos brillaban y su piel había cobrado su color.

Sabía que Parrish también le visitaba, pues al salir nos lo habíamos encontrado en el pasillo esperando pacientemente para entrar y asegurarse de que Lydia estuviera bien. Sus heridas habían desaparecido, se había recuperado de los golpes de la Bestia y del veneno de Kanima de Tracy. Su fisionomía de HellHound probablemente había aportado a su curación. Supimos por el oficial que le pidió a nuestro papá de patrullar cerca del hospital, tanto para proteger a Lydia de la Bestia como de Theo y su séquito de Quimeras.

Tres días pasaron, en los cuales descansamos brevemente de todo lo ocurrido. No hubieron nuevos avistamientos de la Bestia, ni de los Doctores, ni de la Loba. Aquella ausencia de enemigos no nos tranquilizaba en lo absoluto, pero al menos nos permitía respirar con un poco de tranquilidad. Pudimos enfocarnos nuevamente en nuestras clases del último año escolar y recuperar las fuerzas perdidas de tantos enfrentamientos.

Sin embargo, nuestras cabezas a veces no pueden obviar el mundo sobrenatural. Nos encontrábamos Scott, Stiles y yo estudiando, cada uno una respectiva asignatura, cuando mi hermano preguntó por lo ocurrido en el veterinario. Scott y yo nos miramos momentáneamente.

—Sé que algo pasó... Entre ustedes. Cuando salvaron a Lydia. —aclaró, moviendo el lápiz que tenía entre sus dedos con gran velocidad, aunque no se le veía nervioso, más bien algo hiperactivo—. Yo... Lo sentí

Me relamí los labios, bajé un momento la mirada a mi hoja de ejercicios de Química. Tomé aire y expliqué lo mejor que pude lo que había ocurrido — No estaba dispuesta a perder a Lydia. —obvié el "también" que correspondía al final de la oración. En referencia a Allison. Tragué con dureza—. Viajé al plano astral y toqué la unión que comparto con ella. —Stiles asintió, recordando lo que ya le había contado de los vínculos en aquél plano—. Y comencé a curarle, pero... No fui lo suficientemente fuerte. No podía hacerlo sola.

—Entonces yo intervine. —interrumpió mi mejor amigo. Alcé mi rostro ante su voz. Sus ojos color chocolate me encontraron. Me dedicó una leve sonrisa—. Realmente no sabía qué hacer. Pero parece que inconscientemente sí supe... —soltó una breve risa. Bajó su mirada, luego enfocó a Stiles—. No puedo describir lo que sentí. Fue como... Prestarle a Sarah mi poder. —movió sus manos, señalando su pecho.

—Espera, espera. —Stiles dejó el lápiz sobre la mesa y puso sus manos en forma de "T" como pidiendo tiempo fuera— ¿Dices que le pasaste a mi hermana tu muy extraño y sobrenatural poder de lobo líder macho alfa? —ante la descripción, Scott rió un poco—. ¿Acaso puedes hacer eso? —cuestionó asombrado, casi con brillos en los ojos.

Scott se encogió de hombros. Apretó sus labios — No lo sé... No tengo ni idea de cómo lo hice. —sus ojos me observaron—. Sólo sabía que Sarah me necesitaba y... Surgió. —alzó sus hombros, denotando la sencillez de sus acciones—. Nunca antes lo hice, y no creo que pueda hacerlo con cualquiera... —aclaró, bajando el tono de su voz, casi como si lo estuviera razonando por su cuenta.

—Gracias a Scott, a su poder, pude continuar curando a Lydia. —continué explicando, mirando a mi hermano—. Lo que sentiste... Fue el vínculo que compartimos, junto con el poder del Alfa. —mis ojos se posaron de reojo en Scott.

Monsters In Disguise [Teen Wolf]Where stories live. Discover now