38. Salvando a nuestra kitsune

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38. Salvando a nuestra kitsune

 Salvando a nuestra kitsune

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Viajamos toda la noche. El ritmo del viaje fue constante, nos fuimos turnando detrás del volante. Inició Stiles, y pasada la medianoche, me tocaba a mí, luego a Scott. Ya con el amanecer, Stiles retomó el volante. No habíamos dormido demasiado, porque el Jeep no es exactamente un lugar cómodo para descansar y en la tienda que empacamos no entraban más de dos personas; pero al menos habíamos conseguido descansar algunas horas entre los turnos.

—Creo que el Jeep se está sobrecalentando de nuevo. —indiqué, recostada en el asiento trasero. Mi nuca y los bordes de mi cuero cabelludo mojados por completo de sudor. Aún era de mañana, pero el sol daba su cuota de calor sobre el desierto, y el Jeep recalentándose no ayudaba. Alcé mi mano e intenté moverla cual abanico.

Scott estaba también intentando airearse un poco con su mano, él incluso llevaba una musculosa, pero seguramente su fisionomía de lobo le hacía sufrir más el calor. Stiles también estaba acalorado, se veían manchas de sudor sobre su remera bordó y su pelo acumulaba en mechones el sudor que generaba, generando que de vez en cuando algunas gotas cayeran encima de sí.

—Probablemente. —me dio la razón Stiles.

—¿Nos detenemos para ponerle anticongelante? —ofreció Scott, exhalando debido al calor que sufría.

Stiles suspiró, y luego negó con la cabeza — No, solo ponemos la calefacción. —aunque no tenía sentido, porque eso podría calentar aún más al Jeep, era una de las maniobras de Stiles que hacían funcionar al carro.

Mi hermano entonces encendió la calefacción. Scott bajó su ventanilla, para que al menos algo de aire circulara. Desafortunadamente, el asiento trasero no tenía ventanillas para abrir como las de los asientos delanteros. Debía conformarme con el aire que entraba de la ventana de Scott y rogar que no me dé un golpe de calor.

—¿Encontraste algo, Scotty? —pregunté, intentando distraerme del infernal clima. Scott tenía un libro en sus manos, uno que Derek le había dejado y que podía ser útil para la Última Quimera, ya que era un libro de historia sobrenatural.

—Mayormente cosas que ya sabíamos. —me respondió con un tono algo desesperanzador—. "Damnatio memoriae era una práctica romana, un decreto del gobierno de destruir imágenes de los condenados." —leyó con atención Scott—. "Borrarían los nombres de las inscripciones, con un cincel quitarían sus rostros de las estatuas. Los romanos creían que era un castigo peor que la muerte."

—Ser olvidado. —dedujo Stiles, de lo que escuchó. Scott asintió.

—Escuchen esto. "Damnatio Memoriae fue usado más tarde para definir a un asesino serial de 1598, conocido también como el Sastre Demoníaco."

Monsters In Disguise [Teen Wolf]Where stories live. Discover now