25. Buscando al cachorro

481 81 8
                                    

25. Buscando al cachorro (Parte II)

Exhalé como si hubiera estado aguantando la respiración. Mi cabeza dolía terriblemente. Sentí humedad debajo de mi nariz y por encima de mis labios, dándome a entender que había sangrado sin darme cuenta. Busqué con ojos desesperados al resto de mis amigos, aunque los rayos de sol de un amanecer tardío me golpearon de lleno. Eso me desconcertó un poco.

—¿Sarah? ¡Sarah! —oí a alguien llamarme—. ¿Estás bien? Joder... —agregó al acercarse a mí. Parpadeé unas veces para poder adecuarme a la luminosidad, y al enfocar observé a Theo delante de mí. Sus manos en mis mejillas y sus ojos celestes evaluando todo mi rostro—. Ven, vamos dentro.

Me ayudó a incorporarme — Espera, espera... —hablé negándome a avanzar—. Sé dónde está Liam, le encontré... —indiqué con una sonrisa victoriosa, aunque seguro con mi apariencia y estado demacrado no se apreciaba la misma—. Puede encontrarle... Tengo que... Tengo que ir por él...

—Sarah, no puedes ni mantenerte de pie. —recriminó el Beta con dureza, pero a la vez suavidad. Como si entendiera mi emoción y mis ganas de ayudar, pero priorizando mi salud y bienestar primero.

Bajé la mirada y era verdad. Mis piernas flaqueaban, parecían querer desplomarse en cualquier momento. Me sentía extremadamente débil, como si hubiera estado haciendo excesivo esfuerzo por mucho rato. Temblaba, como si un frío imposible de calentar me recorriera todo el cuerpo, hasta sentía mi piel erizada completamente.

Theo sostenía mi espalda con uno de sus brazos mientras que el otro rodeaba por delante y sostenía mi hombro contrario. Tampoco me sentía muy fuerte para contradecirle, para decirle que sí podía mantenerme de pie y caminar por mi cuenta. Creo que el sondeo telepático y el alejarme mucho de mi cuerpo material no fue una muy buena idea.

—No sé qué estabas haciendo, pero te drenó por completo. —comentó con suma cautela. Su voz a centímetros de mí se sentía tan cálida, tan suave, como una caricia contra mi piel—. Necesitas descansar, al menos unas horas.

—Pero Liam... —intenté quejarme, casi al borde del llanto por la impotencia y el cansancio—. No puedo... No puedo dejarle solo... Tengo que ir a por él...

—El resto irá. —mi mente no pudo dejar de identificar que él no se incorporaba "al resto". Él no se iría, o al menos eso indicaba—. Diles dónde está e irán. Pero tú descansa. Por favor. —las últimas palabras parecieron una súplica. Se vio y oyó tan vulnerable...

No me gustaba la idea, pero lo entendía. No podía mantenerme de pie, mucho menos luchar contra los Doctores y salvar a Liam. Odiaba sentirme así. Odiaba sentirme impotente e inútil. Me relamí los labios y asentí. Theo me guió hasta la cocina.

Justo en ese exacto momento, la puerta de la entrada de la casa McCall se abrió de par en par. Alcé mi vista para observar a quien recién ingresaba a la residencia, pero al hacerlo con tanta rapidez un mareo intenso dominó mi cuerpo. Incluso la vista se me había nublado por completo. Creo que tambaleé porque las manos de Theo volvieron a sostenerme en mi lugar.

—Scott... —escuché a mi hermano, que apareció también escena. Por el nombre, supuse que era mi amigo quien había llegado—. ¿Cómo está Kira? —cuestionó luego.

No oí respuesta. En realidad, Scott pareció no reparar en nosotros. Lo cual me extrañó bastante. Fue directo a las escaleras, hacia el piso de arriba. Fue ahí cuando Stiles me observó confundido. Alcé los hombros sin saber qué decirle.

Si mi hermano notó la cercanía entre Theo y yo, no dijo nada al respecto. Al menos no en ese momento, ya me veo venir que luego me hablará del tema. Junté fuerzas y mencioné mi descubrimiento: — Sé dónde está Liam.

Monsters In Disguise [Teen Wolf]Where stories live. Discover now