43. Enfrentamiento en el hospital

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43. Enfrentamiento en el hospital

Ni bien entró al estacionamiento del hospital, Parrish prácticamente salió del carro. Ni siquiera había detenido el motor, el coche además estaba obstaculizando la zona de las ambulancias. Llamé su nombre, esperando hacerle reaccionar, pero claramente no dio resultados. A simple vista, no parecía que hubiera nada en el hospital, pero no podía ser coincidencia que Parrish haya venido hasta aquí mitad convertido. 

Me pasé al asiento del conductor y dejé el patrulla en un lugar donde no fuera obstáculo en caso de que se debiera evacuar a los pacientes y el personal del hospital. Luego de retirar la llave del contacto, me bajé del coche y corrí hacia dentro del lugar. Y ni bien entrar, Melissa McCall me observó con los ojos abiertos cual platos.

Justo la luz parpadeó. Alcé mi vista hacia los tubos de luz. Antes de que pudiera preguntar qué ocurría o que Melissa me informara la situación, un rugido terrorífico retumbó en todo el lugar. Y ahí, supe instantáneamente qué estaba pasando. La Bestia estaba en el hospital.

—Evacúa a todos, Mel. —le indiqué y acto seguido corrí hacia el ascensor. Ella asintió y fue hacia el escritorio de recepción, tomó el teléfono y tras apretar unos botones, escuché su voz por los altavoces del establecimiento. 

Entré al ascensor, y por el olor a quemado junto con los rastros de ceniza en uno de los botones, supe que Parrish había ido a dicho piso. Toqué el botón que indicaba el cuarto piso y esperé pacientemente a que las puertas se deslizaran nuevamente. Mi corazón repiqueteaba con alta frecuencia en mi cara torácica, pues la idea de enfrentarme a la Bestia sola no era algo que me gustase demasiado.

Saqué mi celular de mi bolsillo. Tenía varias notificaciones. ¿Dónde estás? Mensaje de Scott. También tenía muchos mensajes de Stiles que se resumían en la misma pregunta. También tenía llamadas perdidas. Por alguna razón no había sentido la vibración de dichas llamadas. Respondí a Scott, rápidamente antes de llegar al cuarto piso.

Hospital. Besita aquí. Ven. Tecleé con velocidad, sin detenerme a formar oraciones conjuntas o dar más detalles innecesarios. No había tiempo para ello. 

Las puertas metálicas del ascensor se deslizaron. Lo primero que mis sentidos captaron fue el olor a quemado, luego los gritos de pacientes y el personal de salud, y finalmente las luces que parpadeaban. Unos doctores con dos camillas corrieron hacia el ascensor, me gritaron que saliera del mismo, por lo que rápidamente me moví a un lado. Otros pacientes y enfermeros entraron, evacuando lo más veloz posible. El ascensor volvió a cerrarse. Escuché el bing que indicaba que ya estaba en otro piso.

Me giré hacia el pasillo. Había algo de humo gris que decoraba la parte superior del mismo. Todavía habían algunas personas movilizándose, yendo hacia las escaleras de emergencia. Poco tiempo después, el barullo de la gente disminuyó hasta ser nulo. 

Las luces seguían parpadeando, cosa que me ponía bastante inquieta, porque la Bestia es básicamente una sombra. Se camufla muy bien en la oscuridad, de esa forma podía darme un golpe sorpresa sin yo poder evitarlo.

Caminé con cuidado y estando muy atenta a mi entorno. Miré por todos los rincones posibles, buscando pistas de Parrish o de la Bestia, o incluso de pacientes que necesitasen ayuda para salir. No vi nada. Ni siquiera escuchaba una lucha. Sólo había un intenso olor a quemado.

De repente, de una sala con dos puertas giratorias, sin picaporte, Parrish salió disparado hacia el pasillo. Estaba ya mitad desnudo, solo unos pantalones cortos chamuscados le cubrían sus partes íntimas. Su piel, bronceada y cubierta de hollín, estaba con una capa de sudor y tenía algunas llamas danzando sobre sí. Sus ojos tenían ese naranja sobrenatural característico, su mirada no se enfocó en mí en ningún momento. 

Monsters In Disguise [Teen Wolf]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ