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Jughead soltó un largo suspiro acostandose junto a la rubia y ella lo abrazó con una pequeña sonrisa en su rostro.

-¿Qué? -rió él, mirándola-

-Valió la pena esperar.

El ojiazul besó su frente y la abrazó con más fuerza.

-Lo sé. Lamento haber tardado tanto.

-Cállate. No pidas perdón.

Él rió y ambos oyeron la puerta principal abriendose.

-Mierda -dijeron al unísono-

-Ok, ten -dijo dándole su camiseta gris- ponte esto, ve a tu cuarto, y vístete rápido, yo ordenare esto.

Ella se puso la camiseta y salió rápido de la habitación. Entró a la suya, se puso un par de Jeans, y calcetines distintos, para recoger su cabello en una desordenada coleta. Bajó las escaleras y su mamá la vió y rió.

-¿Estabas durmiendo?

-¿Por qué lo dices? -dijo mirándose a si misma-

-Porque te ves cansada.

-Que mala -dijo sentandose en la encimera- ¿qué haces?

-La cena.

-¿Tan temprano?

-FP cenará con nosotros.

-¿Es parte del castigo? -dijo Jughead entrando a la cocina-

-No, de hecho, les estoy dando a los dos la oportunidad de volver a empezar con él y esta vez; hacerlo bien. Y te hablo a tí, Jughead.

-¿Él será nuestro papá? -dijo Betty-

-¡Sí! -respondió el ojiazul, a lo que Betty sonrió emocionada- ¡y cada vez que pierdes un diente, pone una moneda bajo tu almohada! Despierta, linda. Él solo quiere a mamá

-Él es quien se quedó aquí conmigo y Betty cuando te fuiste, Jughead.

-Sí, no es malo -afirmó la rubia-

Jughead respiró profundo y asintió con la cabeza.

-Bien, me portaré bien con él, si es tan importante para ustedes.

-¿Porque nos amas? -preguntó Betty-

-Sí, porque las amo -dijo acariciando su mejilla- bájate de la encimera y ve a ponerte algo en los pies.

-Siempre tienes que arruinar los momentos lindos.

Él besó su mejilla y ella subió las escaleras.

-Jughead, te voy a mirar a los ojos y me vas a decir la verdad. ¿Sí?

-Claro -dijo él bebiendo un vaso de jugo de manzana-

Gladys suspiró.

-Esto es difícil. ¿Estás bien?

Él sonrió y asintió.

-Sí.

-¿Betty y tú tuvieron sexo?

La sonrisa del ojiazul se esfumó.

-No...mamá, no me hagas esto.

-No voy a enojarme. Dime la verdad.

-Sí, si lo hicimos.

-¿Cuándo?

-Hace poco...

-Jughead ¿Cuándo?

-Antes de que llegues.

Ella respiró profundo y asintió.

-Bien. ¿Solo una vez? ¿Solo hoy?

-Sí.

-¿Planeabas contarme?

-Sí, mamá, claro que sí.

-¿Cuándo?

-Cuando...cuando ya no estemos castigados.

-Claro -suspiró- ¿usaron protección?

-Sí, claro que sí.

-Lo siento, tengo que preguntarte todo, no quiero que pase nada solo porque yo no me involucré.

-Extrañaba que te importe tanto lo que hago.

-Eres mi hijo, siempre me importas. Lamento que te sientas así.

Ella lo abrazó y Jughead soltó un suspiro aliviado.

-En serio la amo, mamá.

-Lo sé, se que la amas, mi amor. ¿Creiste que iba a enojarme?

-Literalmente ayer dijiste que no querías que tengamos sexo nunca.

-Lo se, pero luego me dí cuenta que eso es irreal. Son adolescentes.

-Gracias, mamá. A veces olvido como éramos antes de todo lo que pasó.

-Nos pasaron muchas cosas ¿cierto? -dijo acariciando su cabello- y aún así seguimos juntos. ¿Sabes por qué es eso?

-¿Por qué?

-Por lo mucho que te amo, cariño.

Él sonrió y besó su mejilla.

-No más dormir en el cuarto de Betty, ni ella en el tuyo.

-Íbamos tan bien.

Little BettsWhere stories live. Discover now