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Betty lloraba en su cama, abrazando a Canela, cuando Gladys entró.

-¿Qué pasa, mi amor? No bajas a cenar, no paras de llorar y ni siquiera me miras a los ojos. ¿Qué anda mal?

-Yo en serio intento, mamá intento lo más fuerte que puedo.

-¿De que hablas?

Ella sollozó y su madre acarició su cabello.

-Yo hice ese proyecto lo mejor que pude para poder ir a la escuela como tu quieres, y empecé a dormir en mi cuarto como las chicas de mi edad como ustedes dicen, y dejé de llorar por mis antigua familia porque ustedes dicen que no lo vale. Y aún así, siento que falta algo. Jughead no me ve como parte de la familia, los abuelos me ven distinto de como lo ven a él, tu no confías en mi y Jughead tampoco, no se que hacer para que vean que yo tambien puedo ser parte de la familia.

Gladys se acostó a su lado y la abrazó.

-No seas tan dura contigo misma -murmuró- eres increíble, hija. Eres mi hija, eres parte de la familia desde el momento en el que pisaste esta casa. Debes hacer las cosas por lo que pueden resultar para tí, no para que nosotros pensemos algo, yo estare orgullosa de tí siempre. Y Juggie solo necesita tiempo para acomodar sus ideas, para él seguro todo esto tambien es extraño. Pero estaremos bien. Estarás bien.

-Tengo miedo, mamá -sollozó- no me vas a dejar ¿o sí?

-No, nunca.

Betty la abrazó con fuerza.

-Yo una vez los oí. Tu le dijiste a Jughead que si él no quería que yo me quede, podían enviarme a un horfanato. Y eso se sintió feo, mamá.

-Lo sé, lo siento, cariño. Pero mira, los dos coincidimos en que tenías que formar parte de nuestras vidas y aquí estás. Te amo, mi amor,no lo olvides.

Mientras la abrazaba, Betty besó la mejilla de su madre y ella sonrió y acarició su espalda.

-Te amo.

Little BettsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora