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-¿No deberías estar en clase? -dijo Betty al sentir a alguien acomodandose a su espalda para abrazarla-

-Shh -la calló su amigo-

Ella suspiró y Riff besó su mejilla.

-Te extrañamos.

-No.

-Sí, eres nuestra amiga. Eres nuestra amiga más pequeña -dijo y tomo su mano-

-No es cierto. Sam es más pequeño.

-Aja, el no importa ahora. Tu eres la más pequeña. ¿Almorzaste?

-No.

-¿Desayunaste?

-No tengo hambre.

-¿Siquiera te levantaste, Betts?

-Lo intenté, lo prometo.

-Lo sé -besó su mejilla- tranquila, estaré aquí hasta que puedas hacerlo. ¿Quieres que te traiga algo para comer?

-No.

-¿Segura?

-Cereales.

-Claro.

-¿Puedes poner algunos de chocolate arriba y luego froot loops y luego chocolate de nuevo? Así los hace Juggie.

Él asintió.

-Si, claro, Betts.

Riff se paró y cuando llegó a la puerta, Betty le habló.

-Te quiero. Gracias.

-Yo te quiero a tí, princesa.

Él volvió un rato luego con un tazón de cereales y Betty los comió mientras se apoyaba en el respaldo de la cama.

Un quejido se escapó de su boca y respiró profundo para volver a meterse bajo las mantas.

-¿Qué pasa, Betts?

-Tengo que ir al baño.

-Ve -dijo con una pequeña sonrisa de ternura-

Ella negó.

-Rubiecita, te hará mal no ir.

Betty comenzó a llorar y él besó su frente y acarició su cabello.

-Estoy aquí, vamos, yo se que puedes, pequeña.

-No puedo.

-Si puedes, son unos diez pasos de la cama al baño, y te sentirás mucho mejor. Lo prometo.

Ella se tragó sus lágrimas y tomó a Canela.

-¿Tomas mi mano?

-Sí, linda.

Él tomó su mano y la acompañó a la puerta del baño. Ella salió de este y se sentó en la cama.

-Él me dijo que no quiere volver. Ahora tengo que aprender a estar sola y no puedo.

-De a poco. Y no estás sola, estoy aquí, tu mamá tambien, tienes a Ronnie pegada a ti como una molesta pulga, no estarás sola nunca.

-Pero ninguno es Juggie. Ninguno es él -dijo abrazando sus rodillas-

-Esto es mucho más difícil para tí de lo que pensé -dijo y la abrazó- ¿Necesitas que me quede contigo?

-Por favor -sollozó- no quiero estar sola. Tengo miedo. No sé dormir sola, no sé despertarme sin nadie, ni-

-No debes pensar en eso. Tranquila. Lo superaremos ¿sí?

-No quiero superarlo -murmuró- quiero a mi Juggie.

Lejos de ahí, Jughead estaba acostado en un sofá, a punto de dormirse.

-No te duermas ahí, mi amor, te hará mal al cuello -dijo su abuela- ve a tu cama.

-No.

-¿Qué pasa?

-No me siento muy bien.

-¿Qué te duele?

-El corazón -dijo volteándose-

-Eso es un poquito drámatico para alguien que huyó de su casa para irse al lugar más obvio.

-No quiero volver a casa. Solo quiero volver a Betty.

-Sí, lo sé. Pero debes hacer las dos, o ninguna. Y puede que tu abuelo sí, pero no le mentiré a tu madre si me pregunta dónde está su hijo.

-Pero abuela-

-Tú eres lo mejor que le pasó. Ella era muy infeliz hasta que llegaste, jamás la había visto sonreir como cuando dice tu nombre. En el primer cumpleaños que festejaste con ella, tu dijiste que no tenías ningún deseo porque todo lo que querías, ya lo tenías, y tu no lo sabías en ese momento,pero fue el día más feliz de nuestras vidas. Porque eres nuestro bebé, Jug. Tu siempre lo serás. Las madres se equivocan pero no dejan de amar.

-Ojalá eso aplique con la mía, porque si no, mi familia ya es historia -dijo en voz baja-

Little BettsWhere stories live. Discover now