Little Betts

39

Betty despertó, su estomago rugía vacío, por lo que se paró para dirigirse a la cocina, pero bajando las escaleras, oyó a su madre.

-No puedo decirles, es muy pronto, Betty llegó hace muy poco y se está adaptando, y Jughead no lo aceptará.

-Debes decirles -dijo una voz masculina-

-Lo se, lo haré, solo no ahora.

Subió de nuevo las escaleras y fue a la habitación de Jughead.

-Hola, princesa -dijo Jughead bebiendo de una lata de energizante- ¿quieres papitas?

-Sí -dijo corriendo hacia la cama del ojiazul- hola, Archie.

-Hola, Betts.

Ella sonrió y Jughead besó su mejilla.

-¿Quien está abajo con mamá?

-¿Hay alguien?

-No lo se, creí oir a alguien.

-No creo, pequeña.

Ella miró al pelirojo y a la botella de Coca Cola que este sostenía.

-No -dijo Archie-

-Comparte, tengo sed, quiero tomar algo.

-Tomate esta.

-¡Archie! -dijo Jughead con enojo- mi novia ¿lo recuerdas?

-Lo siento, son mis reflejos.

Betty bufó y Archie le dio su botella.

-Solo un poco.

Ella bebió un sorbo y se la devolvió.

-Bueno, déjanos solos ¿si? -dijo Jughead acariciando la mejilla de la rubia-

-No.

-Betts, por favor.

-Está bien.

Betty se levanto y fue a su habitación, tomó su celular y se acosto en la cama a mirar una pelicula, mientras se tapaba con las sabanas hasta el cuello.

Pasó un rato, y Gladys entró.

-¿Quieres algo de comer, cariño?

-Porfis.

-¿Por qué no bajaste antes a comer algo?

-Porque estabas con ese señor hablando secretos.

-Yo no les guardo secretos a mis hijos -dijo acariciando su cabello- ya te dije que ese señor es mi amigo que me ayudó con la adopción de Juggie.

-Aja.

-Betts, en serio.

-No me importa. Vete de mi cuarto.

-Oye, no seas grosera, Betty.

-¡No me ocultes cosas! -dijo sentandose- yo te escuche lo que le dijoste de que no nos dirías algo.

-No es nada importante, creeme, cariño.

-¿Entonces por qué no me dices? Tengo dieciseis, se que no parece pero soy lo suficientemente madura como para que me cuentes lo que sea que es lo que no dices.

-Betts, es mejor que no ¿sí?

-Bien, vete -dijo volteandose- tu me dijiste que confías en mí.

-No quiero que las cosas sean difíciles ni confusas para tí, cariño, y si te cuento-

-Sabré manejarlo.

-Bien, si tanto quieres que te cuente, lo haré.