¿Amigos o enemigos?

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Eris despertó esa mañana con la alarma, iba a asistir a un colegio privado por órdenes de su nuevo tutor y por ende debía esforzarse en dar la talla

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Eris despertó esa mañana con la alarma, iba a asistir a un colegio privado por órdenes de su nuevo tutor y por ende debía esforzarse en dar la talla. Llevaría un uniforme... un uniforme femenino... los sacrificios estaban siendo cada vez más fuertes.

-Somos tú y yo, cabello- se dijo al espejo tras terminar de ducharse.

Bruce preparaba el desayuno mientras leía el periódico con su mano libre, un grito de rabia le hizo levantar la vista y mirar hacia las escaleras. Eris estaba furiosa, uno de sus calcetines negros estaba a media pierna y su trenza despeinada.

-¡Esto es indignante!- se quejó como una niña mientras señalaba su uniforme.

-De paso mi cabello está horrible- se dejó caer sobre una de las sillas del comedor donde Bruce había colocado los platos y los tenedores.

Si Eris hubiese estado menos estresada, habría notado la forma en que Bruce involuntariamente le miraba. Estaba feliz, orgulloso y un tanto asombrado con lo hermosa que se veía su ex alumna. Se arrodilló ante ella y colocando la pierna de la joven en su regazo arregló el calcetín y los colocó ambos a la altura correcta. Acomodó los mechones despeinados que caían sobre la frente de su querida diosa de la discordia y seguido a ello puso el desayuno frente a la joven quien había sentido deseos de desayunarse a su muy sexy tutor. El corazón le ardía, tenía ganas de sujetar la corbata del hombre frente a ella y besarle apasionadamente como en las telenovelas, pero sabía que Bruce le rechazaría. El recuerdo de sus labios sobre los de ella, su primer beso, quedaría sólo en su memoria hasta que Bruce decida dejar de culparse a sí mismo.

-Si no termina rápido el desayuno se va a enfriar- aconsejó con una sonrisa. Eris le miró con ojos azules llenos de codicia.

-¿Hasta cuándo va a jugar al buen padre, señor Bruce Wedel?- preguntó con atrevimiento mientras mordía una tostada.

-¿A qué se refiere con...?

-A que técnicamente está usted criando a su esposa- le sonrió con picardía. Bruce empezó a toser el jugo que tranquilamente intentaba tragar, el comentario le había tomado desapercibido, no lo había considerado de ese modo en ningún momento, de hecho, se había propuesto darle la libertad de elegir su destino cuando cumpliera la mayoría de edad:

-Se le hará tarde, señorita Amelia.- le apresuró dando una palmadita en la espalda de la chica y fue a tomar su saco de color azul.

Se veía espectacular, fresco, atlético. Su cabello negro, sus cejas espesas, sus ojos... convivir con ellos no habían disminuido el deseo de llamar su propiedad a aquel hombre aunque eso le tomara la vida.

Bruce pasó a dejar a la joven al colegio, había llamado a la dirección para disculparse por no poder asistir formalmente al proceso de inscripción. El director comprendió perfectamente que el "tutor" de Amelia Glenn debía cumplir sus deberes como Profesor de la Universidad más prestigiosa de la ciudad.

-Es un honor para nosotros recibir a alguien de su categoría- le comentó al darle la bienvenida formal; para suerte de Eris las notas de su último semestre habían mejorado bastante, eso sirvió en su admisión en su nueva escuela.

Los muslos gruesos de Eris hacían que la falda se sintiera un tanto más corta, caminaba algo incómoda por el pasillo, mientras que por otro lado el segundo botón de su camisa parecía que iba a estallar en algún momento ¿no habían tallas de uniforme más grandes? Aparentemente Bruce no habían notado que ella era más voluptuosa de lo que pensaba ¿a caso si se fijaba en sus medidas? No quería pensar en ello, últimamente mostraba más curiosidad que de costumbre en cuanto a la atracción física se refería.

Mientras Eris caminaba sumida en sus pensamientos, algunos chicos uniformados y notablemente atractivos se habían puesto a murmurar sobre la chica nueva.

-Nunca había visto un cabello tan largo...- le comentó una chica de cabellera rubia con amabilidad.

Eris no sabía si entablar una conversación, asintió con la cabeza y dio las gracias por cortesía.

-Nunca dije que fuera algo bueno- se burló la chica dejando escapar una risilla irritante sin saber con quién estaba lidiando. Los aires de timidez de Eris se esfumaron y la diosa de la discordia tomó su lugar:

-No hacía falta que lo dijeras, lo asumo porque estoy más que segura de que mi cabello es espectacularmente hermoso. - y tras decirlo sacudió su trenza con su mano derecha dejando verla en todo su esplendor. La trenza rozó la cara de la chica que humillada observó como se marchaba airosa la pelirroja.

Algunos de los presentes se rieron y observaron con satisfacción las piernas de la chica nueva que se alejaba como si ellos no existieran y como si cada centímetro de ese pasillo era una pasarela sólo para ella.

Las clases transcurrieron con naturalidad, hacer amigos no era su intención, no necesitaba a nadie cuando tenía a un Bruce Wedel en su vida. A la hora del almuerzo caminó hasta la cafetería donde se sentó en una mesa solitaria. No tardaron en llegar dos chicas y un chico ¿a caso en las instituciones privadas sólo admitían personas físicamente bellas? Porque eso parecía.

-¡Hola! Soy Louis- saludó el joven castaño y con algunas pecas en el rostro- y ellas me obligaron a venir.

Las chicas a su lado saludaron emocionadas:

-No hemos podido evitar ver lo hermoso y largo de tu cabello ¡Oh, por Dios!- La emoción sincera de la chica que parecía llamarse Pamela hicieron que Eris dudara un poco de su estabilidad mental, le agradaba.

-Perdónala, es fan del cabello largo- una chica de pelo negro y corto con aires más calmados de unió a la conversación. Llevaba un piercing en la nariz y parecía un tanto gótica, su contraste con la chica de pelo rubio brillante era bastante notable.

-¿Cómo te llamas?- Preguntó Pamela apresurada.

-Soy Amelia, pero pueden llamarme Eris.

-¿Eris? Cool- dijo Louis.- Mis amigos me llaman Lou, también los que no les gustan pronunciar nombres largos.

-Soy Pamela, me puedes llamar Pam si gustas- extendió la mano emocionada.

-Yo soy Luna, pero te agradecería si me llaman Moon.

-¿Moon? ¿Hablas inglés o algo?- indagó Eris compartiendo vibras con la chica que parecía gótica.

-No. Sólo lo hago porque suena cool.- la honestidad ante todo.

-¿No eres muy social o si?- preguntó Lou mientras mordía un sándwich.

-Noup- respondió Eris mientras colocaba un pie sobre la silla y lo bajaba rápidamente al recordar que llevaba falda. Lou dejó caer su sándwich tras haber visto las puertas del cielo frente a él, enrojecido comenzó a toser.

-¡Virgen!- le molestó Moon en tono de burla. Pame río de buena gana mientras que Eris sintió que estos tres no le caerían tan mal.

-Creo que ya socializamos mucho, nos vamos, ¡paz!- se despidió Moon en nombre de su grupo. Tomó a Lou por la corbata mientras que alegre como mariposa Pame les siguió. Se giró para con su mano derecha agitarla en forma de despedida. Eris levantó la mano y volvió a lo suyo: terminar de comer.

Señor Bruce [Version original]Where stories live. Discover now