Señor Bruce [Version original]

¿Maneja?

El sueño de cualquier joven de 16 años es aprender a conducir. La oferta le resultaba tentadora a la chica, así que decidió poner un sólo un poco sus diferencias de lado y aceptar la propuesta, aunque algo dudosa al principio:

-¿Qué pretende ganar con esto?- le cuestionó con mirada desconfiada.

-Nada ¿nos vamos?- preguntó desde el asiento del acompañante mientras terminaba de abrochar el cinturón.

Eris viendo la seriedad del asunto, se colocó en el asiento titubeante, tuvo que acomodarlo, ya que era de baja estatura en comparación con el enorme chico de piel pálida que le acompañaba. Con la mano algo nerviosa giró la llave haciendo que el coche encienda:

-¿Tiene seguro médico? - le preguntó mientras acomodaba algunos mechones de pelo rojizo que se empezaban a a escapar del gorro negro.

-Si... - respondió con simpleza el profesor.

-Creo que lo va a necesitar.- Eris miró al frente ignorando la sonrisa de Bruce.

Para ser principiante logró arrancar el auto con algunas instrucciones de su copiloto, tras golpear un bote de basura y casi saltarse una luz roja y frenar de golpe en medio de un cruce peatonal, empezó a tomar el ritmo de la velocidad y dejar de pisar el freno sin necesidad. Algunos giros fallidos y un casi atropello a un pobre perro callejero formaron parte de la entretenida clase de manejo. Bruce miraba con satisfacción la cara de Eris, estaba feliz.

El auto negro frenó de golpe, Eris se quitó el cinturón, abrió la puerta y bajó del coche:

-No deseo mostrarle donde vivo, así que hasta acá me quedo.

-Como guste- fue la calmada respuesta que recibió. Dicho esto pasó a colocarse en el asiento del chofer y acomodar su cinturón de seguridad.

-Y si piensa que dejaré de odiarlo por esto, está completamente equivocado.

-No son mis intenciones.

-¿Cuáles son sus intenciones, Señor Bruce?- le cuestionó acercando su cabeza a la ventana para ver de cerca el rostro que tanto disgusto le causaba.

-¿Debo tener alguna?- Bruce le miró directamente a los ojos. Eris entendió que la única razón por la cual podía sostener la mirada a aquel hombre era porque él se lo permitía... y esta vez no se lo permitió. Se alejó de la ventana y retrocedió un paso apartando la mirada.

-Gracias por su ayuda hoy- le sonrió con intenciones de despedirse.

-¿Le había dicho que lo odio?- le preguntó algo fastidiada con el tono educado con el cual le agradecía por una ayuda que ella no deseaba dar.

-No, es la primera vez. Ha sido un placer, le veo en la escuela.

-Señor Bruce... - Eris estaba seria.- Esto nunca pasó.

-¿Que pasó qué?- le sonrió y procedió a marcharse.

Eris observó cómo el auto negro se perdía entre la esquina, dio un suspiro y caminó lentamente hacia el sitio que habría adorado llamar hogar, pero no lo era.