Confesiones

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-Tenía 13 años cuando mi madre murió

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-Tenía 13 años cuando mi madre murió. Ella y su mejor amiga habían salido a unas vacaciones... unas malditas vacaciones. De regreso su mejor amiga había tomado más de lo apropiado para manejar.

-Amelia... así se llamaba la desgraciada de su amiga, mi madre me nombró al igual que la mal nacida. Odio cada letra de ese nombre- hizo una pausa y continuó- Papá estaba conmigo cuando la patrulla llegó, recuerdo que el policía estaba serio al decir que si le podríamos acompañar. Ambas murieron el el accidente, también murieron más personas involucradas...

La voz de Eris se quebraba al hablar pero sentía alivio de poder compartirlo con alguien.

-Mi familia era perfecta, papá era ejemplar y ella...ella era el ser más amable de todo el mundo. Era perfecta- Bruce podía sentir la emoción en la voz de la joven- Un año más tarde mi padre era alguien más, empezó a tomar, volvió casarse. Todos sabíamos que necesitaba ayuda, había perdido la cabeza. Un día simplemente tras discutir con mi madrastra él solo... desapareció. Jamás regresó.

-La policía nos dijo que contemplemos el suicidio como una posible causa de la desaparición o tal vez terminó por perder la cabeza.

-Desde entonces vivo con mi madrastra, es el infierno. Ella me cuida quizás por la culpa o quizás porque me pertenece todo lo que mi padre poseía. Nos mudamos a Reublen hace dos años y desde entonces he sido el monstruo que soy. Todos me odian.

-¿Y el gorro?- preguntó Bruce al terminar de escuchar pacientemente el sufrimiento por el cual aquella joven había atravesado.

-Pertenecía a mi madre, recuerdo que fue la última cosa que recibí de ella al verla partir en aquel auto... me pidió que me abrigara... -no pudo continuar.

-Lo siento tanto...

-No... usted no tiene idea...

-Quizás la tengo... ¿quiere escuchar la historia de mi vida?

Eris nunca se había preguntando la historia de vida de Bruce, se había dedicado a odiarlo.

-Quizás...

Bruce le sonrió ligeramente:

-Había un hombre que se dedicaba a los negocios familiares de quienes supongo debo llamar abuelos. Como el alcohol y las drogas suele consumir las almas de quienes tienen el poder para adquirirles con facilidad, mi papá fue siendo consumido por aquel mal. Un día por casualidad se acostó con una prostituta que quedó en cinta y ahí es donde entro yo a la historia. Mi padre murió por una sobredosis, entre sus cosas se encontró una carta que explicaba sobre el hijo que había tenido en las calles con una prostituta que casualmente fue asesinada unos meses después de que el muriera. Yo tenía 8 años para aquel entonces, fui llevado con mi abuela paterna y criado como un chico normal de alta clase.

-Si le digo que no fui criado bajo un régimen estricto, mentiría. Mis abuelos se dedicaron a instruirme en muchas áreas como el arte, la música. La perfección era todo lo que buscaban y era todo lo que aparentemente prometía. Agradezco la enseñanza que recibí de parte de ellos. Como todo joven de dieciocho años, creí conocer el amor de mi vida, la chica con la que me había prometido casarme. Mis abuelos se enfadaron al saber que me había enamorado de una persona tan poco prometedora, ella era escritora y cinco años mayor, con ella conocí que el mundo se hace pequeño ante la majestad de un libro. Abandoné la casa de mis abuelos para poder estar con ella, ¡vaya! -Bruce sonrió al recordarlo- pero un día...

-¿Murió?- preguntó Eris cada vez más interesada.

-Mas o menos. Traición, le llaman algunos, para mi fue lo mismo como si hubiese muerto.

Bruce hizo un breve silencio.

-El mundo es cruel, pero no lo notamos hasta que alguien a quien amas te traiciona con alguien en quien confías. Mi mejor amigo y mi novia, no pude estar más roto para aquel entonces.

-Eso debió ser horrible.

-De hecho me impulsó a terminar mis estudios en Psicología, mis abuelos me recibieron y decidieron perdonarme pero en el fondo siento que no debieron perdonar tan fácilmente, buscando la redención me gradué e hice una especialidad como profesor. Buscando alejarme del mundo llegué a este pueblo ¿qué mejor lugar para apartarse de todo?

-¿Por qué me cuenta todo eso?- preguntó Eris curiosa.

-No lo sé, honestamente. Creo que en el fondo todos queremos ser escuchados.- y colocó su mano en la cabeza rojiza iluminada por la tenue luz de las brazas.

-Quizás tiene usted razón- asintió la chica a su lado.

-Ya es tarde ¿entramos?-sugirió el profesor.

-Está bien, buenas noches señor Bruce, nos seguimos odiando mañana.

-Usted también descanse, hasta mañana- le sonrió amistosamente y procedieron a separarse a sus respectivos dormitorios.

Cuando Bruce abrió la puerta Belinda ya no estaba, por suerte. Dio un suspiro de alivio y pensó en lo triste que debía ser para Eris tener únicamente de consuelo a una persona a la cual odia: él.

Señor Bruce [Version original]Where stories live. Discover now