Y Así Nació el Odio

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-Amelia Glenn- llamó el profesor fijando sus penetrantes ojos entre los estudiantes

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-Amelia Glenn- llamó el profesor fijando sus penetrantes ojos entre los estudiantes. La alumna no se movió.

-Debe pasar al frente, seguida de Belinda Dirks- se escuchó un murmullo de risas y uno de los estudiantes dijo en voz alta:

-Excelente combinación.

-¿Cuál es el problema?- indagó el maestro en completa calma pero con autoridad.

Una chica llamada Lucía levantó la mano y tras obtener la palabra comentó:

-Eris nunca sienta al frente. Le recomiendo que simplemente la ignore ya que nadie ha podido lograr nada con ella, es un caso perdido.

-Además, Eris odia a todos pero en especial a Belinda, no son compatibles-dijo otra estudiante.

-¿Alguna vez ha mezclado agua y fuego? - se rió un estudiante al que todos llamaban Frank.

-No, pero podría intentarlo y qué pasa. Una de mis debilidades, si es que puede llamarse una, es la curiosidad. - caminó entre las filas con la calma característica que había demostrado desde que cruzó la puerta del salón, en la última fila un solitario gorro negro se mantenía indiferente de la situación. Una vez el maestro se posó frente a la alumna, esta le escudriñó desafiante mientras que él se mantenía inmutable.

Eris tenía unos bellos ojos verdes característicos de los irlandeses que parecían hacerse más claros cuando estaba enojada... y siempre estaba enojada.

-Está en mi territorio, Señor Bruce- le desafió con mirada dominante.

-Corrección, usted está en el mío, señorita Amelia- respondió el maestro sin intenciones de ceder.

Los estudiantes trataban de ver lo que ocurría, una lucha de poder, y como nadie había vencido a Eris sabrían que todo terminaría cuando Bruce le envíe con la directora...

-Eris, para usted.

-¿Perdón?

-Me llamo Eris- le recalcó la joven mirándole com desprecio.

-Está bien, Eris. -la voz amable y calmada del maestro no era exactamente lo que la joven esperaba por respuesta, aún así no podría ceder... no debía.

-Deme una razón por la cual yo deba moverme de este asiento- fue el desafiante contraataque.

Bruce colocó sus manos sobre el escritorio de la joven, tras inclinarse lo suficiente como para poder hablarle sin tener que alzar la voz le murmuró:

-No quería tener que hacer esto...

-¿Va a golpearme, señor Bruce?- se burló la joven.

-Eris, diosa de la discordia... jugaremos un juego, ¿qué le parece adivinar cosas?

-Uy, qué miedo- los ojos de Eris se clavaron en los de Bruce y cruzó los brazos pensando que sería divertido burlarse del profesor.

-Le gusta el color negro y por lo visto leer mitología griega... ¿He acertado?- preguntó un tanto divertido el profesor sabiendo que era obvio, pues la joven llevaba un libro sobre mitología griega y en su vestimenta no había otro color además del negro.

-Es usted todo un adivino, señor- respondió sarcásticamente la joven.

-Padres divorciados... no, uno o quizás ambos están ausentes... si no me equivoco debe vivir con una tutora un tanto descuidada, eso explicaría la razón por la cual puede pasearse por la escuela sin temor a que sus padres le castiguen. -Bruce colocó su dedo índice apretando los labios como si pensaba en algo importante.

A Eris se le borró la sonrisa, no le gustaba que este extraño asumiera cosas sobre su vida o que simplemente leyó en algún expediente y venía a echárselas en cara frente a la clase.

-Amelia, así se llamaba... ¿verdad?

Eris no pudo soportar aquel juego que empezaba a parecerse de lo más retorcido.

-No se atreva a continuar- la voz de Eris sonó amenazante.

-Sabe lo que tiene que hacer si desea que me detenga.- y allí estaba esa voz calmada y ese rostro sereno que tanto empezaba a disgustar a la joven.

-Se arrepentirá de esto.- le susurró colérica mientras tomaba sus cosas y pasaba junto al profesor con el mayor de los disgustos.

Los demás alumnos miraban curiosos la extraña victoria del nuevo maestro. Nadie se atrevió a reírse o a comentar nada al respecto, pobre del que lo hiciera.

Podríamos decir que la clase continuó con naturalidad, pero no fue así, ya que en el corazón de Eris nació un odio extenso y profundo hacia aquel nuevo profesor y no perdería la oportunidad de demostrárselo en su máxima expresión.

Señor Bruce [Version original]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن