Breve accidente

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-¿SEÑORITA AMELIA? ¿Está con vida?- la voz alarmada de la señorita Bella se hacía escuchar en todo el lugar. Eris se movió y dejó escapar un quejido- Está con vida, gracias sean dadas a las huestes divinas. ¿Cómo nos asusta de ese modo?- se indignó nerviosa.

-¿Qué pasó?- preguntó bostezando.

-Pues usted parecía estar muerta, no se despertaba y ya está acá esperando por nosotros el guía de la montaña.

-Bien, ya les caigo- Eris se levantó muerta de sueño.

-¿Dónde va?

-A las duchas.

-¡No hay tiempo!

-¡Ash!- Tomó su abrigo y salió al lugar donde sus compañeros estaban frescos y desayunados. Ella parecía haber sido atropellada, no durmió bien.

El profesor Bruce le miró reprimiendo una sonrisa bajo la taza de café que tenía en manos. Sus miradas se cruzaron y por alguna extraña razón le resultó incómodo a la joven.

-¿Por qué mierda compartimos confidencias? Ahora me siento estúpida- murmuró de mal humor para sí misma.

-Pero aún no me cae bien- le gruñó Eris sin razón alguna al pasar cerca de él.

Bruce y la señorita Bella se compartieron una mirada y sólo se encogieron de hombros al no entender las razones de aquel comentario.

Durante el tour informativo por la montaña Eris casi se duerme sobre sus pies, Bruce se le aproximó mientras el guía continuaba hablando de los años que tenían aquellas estructuras de piedra frente a ellos.

-Parecería que no durmió bien- le molestó.

-¿Existe alguna razón particular por la cual se suele acercar a las personas que sabe que lo odian?

-Supongo que si, es muy fácil y aburrido lidiar con quienes si les caigo bien.

Eris alzó la mirada al cielo buscando paciencia entre las divinidades que se suponían habitaban en las alturas pero ninguna se la concedió.

-Algunas veces pareciera que ustedes son muy amigos- se acercó Bella acariciando la espalda del señor Bruce sutilmente.

Eris la miró y luego miró a Bruce. Su mirada lo dijo todo.

-De hecho... -iba a añadir Bruce con una pícara sonrisa entre los labios.

-De hecho... - continuó la señorita Bella interesada.

-De hecho nada. - sentenció Eris de mala gana, tras dar un paso con más rabia de la necesaria, tropezó con una raíz. Bruce le sostuvo con uno de sus fuertes brazos y le ayudó a incorporarse. Eris enrojecida ocultó su mirada de aquella que estaba despreocupada ante la situación. Nadie lo notó aparentemente, pero ella si y se alejó rápidamente de aquel hombre que por accidente había tocado su busto.

Bruce ajeno a la situación la vio alejarse y perderse entre los demás.

-Usted adora molestarla ¿no es cierto? - le comentó la señorita Bella sonriendo ante la graciosa rivalidad de ambos.

-¿Yo? Nah, nada de eso- le respondió Bruce con una sonrisa que demostraba lo contrario.

-¿Sabe algo señor Bruce? Aunque no lo parezca ha estado usted haciendo un excelente trabajo con esa chica, sus visitas a detención han disminuido considerablemente. Es usted un gran profesional.

Por alguna razón el rostro de Bruce pasó a un estado pensativo y respondió sencillamente:

-Hacemos lo que podemos.

-Por cierto ¿está usted libre el fin de semana?

Antes de poder dar una respuesta el señor Williams se unió a la conversación.

-¡Vaya! Jamás pensé que podría extrañar tanto la civilización.

Y allí murió la propuesta de la señorita Bella, un suspiro de decepción se le escapó tras ver que unos estudiantes solicitaron a Bruce algunas informaciones y el momento se había perdido.

Señor Bruce [Version original]Where stories live. Discover now